Amosando publicacións coa etiqueta Bolivia. Amosar todas as publicacións
Amosando publicacións coa etiqueta Bolivia. Amosar todas as publicacións

venres, 31 de xaneiro de 2014

La montaña que devora a las mujeres


Por: Lorenzo Calonge | 24 de enero de 2014

"La llaman la montaña que devora a los hombres, pero es más bien la montaña que devora a las mujeres". Raúl de la Fuente es el director de Minerita, corto documental candidato al Goya que narra la violencia que sufren mujeres y niñas en el entorno de la mina de Cerro Rico (Bolivia), a 4.700 metros de altura, por unos hombres que, conscientes de su condena de muerte por culpa de unas condiciones de trabajo extremas (su esperanza de vida no llega a los 45 años), las agreden y las violan con total impunidad. "De todos los sitios en los que he estado, este es el menos apto para la vida", sentencia el realizador.
Lucía, de 40 años, Ivone, de 16, y Abigail, de 17, son las protagonistas de un relato angustioso al pie de una mina que mata a jóvenes dentro y estrangula a mujeres fuera. Cada una sobrevive y escapa como puede, abandonadas en su desgracia. Las tres viven en la bocamina, en casetas de adobe minúsculas y en algunos casos teniendo que beber el agua contaminada que sale de los túneles.
La mayor de ellas, Lucía, trata de espantar a los agresores haciendo explotar dinamita y saliendo a la carrera, aunque asegura que ya no tiene miedo. Todo lo contrario que Ivone, que, además de huir de los mineros, también debe hacerlo de su padre alcohólico. "Cuando él está en casa, yo me marcho. También pega a mi mamá. Le odio", confiesa en el filme. "Es una chica fuerte, con mucho carácter, que vive con un temor constante. En la grabación pronunció al menos 20 veces la palabra miedo. Ella aguanta allí por su madre, que está coja de una pierna, y sus hermanas, pero le gustaría irse a Brasil", explica De la Fuente. Nunca falta en su bolsillo una piedra con la que defenderse.
La estrategia de Abigail es mimetizarse con los mineros. Como las dos anteriores protagonistas, se gana la vida guardando el material de los trabajadores, pero ella también entra en la mina por las noches, durante 12 horas (hay unos 13.000 niños mineros en todo Bolivia, según la ONG Cepromin). Antes lo hacía con bastante frecuencia y ahora solo esporádicamente, cuando necesita un dinero extra, a espaldas de la organización con la que pasa el resto del día estudiando, enlazando la mina con los libros en jornadas interminables que casi se juntan la una con la otra. Su sueldo, eso sí, es cinco veces inferior al de un trabajador, aunque, puestos a ser optimistas, en la actualidad cobra. En el pasado, una deuda con los propietarios de la mina por un robo de los materiales que la familia de Abigail custodiaba le obligó a trabajar gratis durante una temporada.   
Y con ella se metieron Raúl de la Fuente y Axel O'Mill, responsable de sonido, para grabar el momento más sobrecogedor del corto dentro de esas galerías ruinosas, enfangadas, pestilentes, completamente oscuras, apenas alumbradas por un pequeño foco que cuelga del casco de la joven, que carga centenares de kilos de piedras en su vagoneta. "Entramos la noche siguiente a la muerte de dos jóvenes por un escape de gas. Las galerías están llenas de líquido y barro, y algunos túneles son muy estrechos, por eso necesitan que entren niños. Por supuesto, las medidas de seguridad son nulas. Estuvimos unas tres horas dentro, pero no sé... En realidad pierdes la noción del tiempo. Traté de abstraerme del lugar concentrándome en las aspectos técnicos de la grabación, hasta que ella dijo: 'No toquéis ahí, se puede caer todo'. Esa frase fue como una bofetada de realidad. Ahí decidimos salir lo más rápido posible. Si aquello se caía, estábamos muertos", recuerda el director de Minerita.
La idea inicial también incluía acceder a la mina con ellos, pero la desconfianza que generó entre los trabajadores su presencia les obligó a desistir. "Las mujeres nos recibieron con cautela. Agradecían que se contara su historia, sin embargo, también sabían que eso suponía un riesgo para ellas. Ivone, por ejemplo, no quería participar. Axel le convenció cantándole un tango a ella y a su madre. Rodamos con cuidado para no ponerlas más en peligro. Tratamos que los mineros no estuvieran cerca. Aun así, la tensión era inevitable. Teníamos pensado quedarnos tres semanas, pero al final nos fuimos un poco antes", cuenta De la Fuente.
Esta historia de cine tuvo su inspiración y prólogo hace cuatro años en un reportaje escrito (con fotos y audio) de Dani Burgui y Ander Izagirre sobre los niños mineros de Cerro Rico, en el que ya aparecía Abigail dentro de la montaña, y que fue premiado en 2010 por Manos Unidas como la mejor información del año sobre los países del Sur. "Se había escrito mucho sobre el supermacho minero que se juega la vida, pero se había contado poco sobre la situación de muchas mujeres: violadas y agredidas, y de las situaciones de incesto. Son víctimas con una gran determinación para salir adelante y que no esperan nada de las autoridades ni de Europa", concluye Burgui.
En un futuro no muy lejano, a Raúl de la Fuente le gustaría organizar en Potosí, la ciudad a las faldas de Cerro Rico, un pase privado para Lucía, Ivone y Abigail, las tres heroínas de Minerita. Y tal vez con la compañía de un Goya.

sábado, 15 de xaneiro de 2011

Compromiso con talento


CARLOS BOYERO 05/01/2011
A cualquier cinéfilo joven le resulta familiar que han existido ancestralmente géneros denominados comedia, terror, bélico o western (aunque este lleve mucho tiempo en estado de defunción) pero le puede sonar a marciana la certidumbre de que en una duradera época se prodigaron etiquetas tan prestigiosas como cine político, social y de denuncia. Y se preguntarán cuáles eran los imprescindibles requisitos para inscribirse en esas temáticas. También la fe en que el cine podía ser utilizado como un arma para cambiar el mundo. Los posmodernos, esos impostores que no inventaron nada aunque supieran tanto del vacío vendible, se partieron de risa años más tarde ante esos planteamientos entre naifs y apolillados del cine militante. Y como todo en la vida, en esos géneros con vocación de trascendencia convivieron lo mejor y lo peor, el planfletario necio y el retratista complejo, el voceador de consignas esquemáticas y el intelectual en posesion de matices y capacidad para sembrar la duda.
El guionista Paul Laverty, habitual colaborador para bien y para mal en el siempre identificable cine de Ken Loach, y la directora Iciar Bollain, representan dos visiones del mundo, sensibilidades, formas de acercarse a la realidad, que estaban destinadas a encontrarse. El resultado en También la lluvia destila cosas buenas, matices, verosimilitud, sentimiento, las mejores esencias de ese cine político que dejó de estar de moda hace tanto tiempo.
Cine dentro del cine
Hay varias historias en esta película, incluida esa tan arriesgada del cine dentro del cine. Todas ellas funcionan. adquieren sentido al mezclarlas. Está la del rodaje en Bolivia de una concienciada película que reconstruirá el expolio y la legalizada barbarie que sufrieron los indígenas cuando las carabelas de Colón desembarcaron en América, la rebelión de éstos ante el tributo en oro que les exigen los civilizados depredadores, la protesta ante la voracidad de los colonizadores y la indefensión de los nativos del cura Bartolomé de las Casas. Le acompaña el retrato sicológico de la gente que está haciendo esa película, sus relaciones con la población indígena que actúa como secundaria y extra a precios tercermundistas, los tormentos internos y las dificultades externas para lograr que esa ficción que reconstruye un pasado atroz pueda llegar al final en medio de las tensiones ambientales, el dilema y el desgarro del posibilista productor, el angustiado director y los acojonados o dignos actores protagonistas al ser obligados por las circunstancias a tomar partido entre el arte y la realidad. La tercera historia se centra en el grito popular y las manifestaciones en Cochabamba contra la privatización del agua concedida a una multinacional, acaudillada por un indio que interpretaba en la película al lider indígena que se sublevó contra los invasores españoles.
El tema es suculento para las tentaciones de maniqueísmo, algo contra lo que no tengo prejuicios si es inteligente, si logra convencerme de que existen los buenos y los malos. Pero aquí tampoco aparece. Sí las luces, sombras, dudas, miedos, huidas, miserias, coraje , paradojas y contradicciones de los que pretendiendo denunciar mediante el arte atrocidades del pasado descubren que en la vida real y en su presente se está repitiendo la antigua tragedia de los eternos perdedores.
También la lluvia es algo más que un retrato digno acompañado de inmejorables intenciones. Es una buena y compleja película. Iciar Bollain cree en lo que está contando y lo sabe transmitir con talento.

sábado, 29 de maio de 2010

Reinventar o activismo


A boliviana Julieta Paredes propón un feminismo alicerzado nas comunidades de base, en confluencia coas loitas indíxenas e ambientais

MONTSE DOPICO . SANTIAGO

Mujeres Creando Comunidad, de Bolivia, e o Proyecto Transgénero, de Ecuador, son dous exemplos de experiencias transformadoras en Latinoamérica artelladas desde o feminismo de base. Acsur Galiza, coa colaboración de As Dúas, Oquenossaedacona, Maribolheras Precárias, Somos De-generando e TransGaliza convidaron a Julieta Paredes e Elisabeth Vazquez a visitar Galiza para falar destas iniciativas.

Paredes é creadora e activista do feminismo comunitario. Formou parte, nos anos 90, do colectivo Mujeres Creando, que acadou o recoñecemento da intelectualidade e de medios de comunicación polas súas propostas artísticas. Pero a constatación de que se mantiña certa desconexión coa base levou ao agromar, no 2002, de Mujeres Creando Comunidad. "Nós somos do pobo: eu son aymara, muller, lesbiana... e o que estaba pasando era que unha parte de nós estaba traballando máis ben para os medios de comunicación.O proceso no que se insire o noso proxecto é do pobo, que tenta pararlle os pés ao neoliberalismo, preservar os nosos recursos naturais, construír unha Constitución política na que participaron mulleres analfabetas...", explicou.

Así, Mujeres Creando Comunidad actúa"dende a creatividade, o graffiti", e as comunidades de base. "Tivemos que inventar unha teoría, desde a práctica", alternativa á alicerzada nos dereitos individuais, á liberal cimentada en Occidente, para construír unha sociedade mellor para homes e mulleres, sen os privilexios patriarcais dos primeiros sobre as segundas.

Así, a loita feminista confluíu, neste colectivo, coa ecoloxista ou a indíxena. "Non somos un sector cun problema máis entre moitos. Somos a metade de todo: dos indíxenas, da cuestión ambiental, da desigualdade económica... Loitamos contra todo o tecido de opresións", subliña. O proxecto do feminismo comunitario supón trascender, ademais, o concepto de Estado-nación.

"Ese non é o noso camiño. O Estado-nación é un parámetro da modernidade que marca fronteiras e lotes a repartir na terra, e polo tanto loitas de poder. Nós opoñémonos ao individualismo neoliberal, capitalista, da globalización, desde un proxecto cotián, concreto, enraizado nas comunidades, que tratamos de construír. Non nos serve a democracia representativa, na que a participación se reduce ao voto de cando en vez. Queremos devolver as decisións ao pobo. Agora en Bolivia temos un Estado plurinacional, solidario, pero non nos imos conformar con que o Estado recicle o patriarcado coas nosas reivindicacións. As nosas propostas van máis alá do Estado, da modernidade, dese concepto de civilización occidental", sinalou.

Mujeres Creando Comunidad trataba de afastarse do feminismo institucionalizado e tirado cara ás clases medias. O cal non significa que renuncie a influír sobre o Estado, achegándolle as súas reivindicacións. A propia Julieta Paredes foi consultora do viceministerio de xénero no goberno de Evo Morales. "A nós o Estado non nos agasallou nada. Nós esixímoslle ao Estado unha serie de demandas. Son as organizacións sociais as que participan no deseño das políticas públicas, non para fortalecer ao Goberno, senón para lograr os seus obxectivos. Nós actuamos de xeito autónomo, por suposto. Pero iso non impide que poidas traballar cunha institución pública ou unha ONG. A cuestión é que nós traballamos para mudar o sistema, non para só reformalo", sinalou Paredes.

O obxectivo é, daquela, a liberación da xénero humano, de homes e mulleres. Mujeres Creando Comunidad cuestiona o uso que se lle deu ao concepto de xénero, así como o binomio tradicional masculino-feminimo, ou a heterosexualidade e o matrimonio como paradigmas únicos e obrigatorios, -en confluencia coa teoría queer-.

"O xénero é unha categoría reveladora. Igual que o concepto de clase é revelador da opresión do proletario polo burgués. É unha categoría relacional, entre burgués e proletario hai unha complementariedade, claro, pero é xerárquica, vertical. Igual ocorre co xénero. É revelador da opresión dos corpos das mulleres polos homes. O xeito no que se entende o masculino e o feminino é unha construción social, que implica opresión das mulleres. E isto non significa que todos os homes sexan iguais, nin que os homes sexan os malos e as mulleres as vítimas", reflexiona.

Na conferencia dos pobos sobre o cambio climático, o feminismo comunitario cuestionou o substrato patriarcal do propio concepto de Nai-Terra, que ás veces se utiliza no discurso ambiental, -ou no nacionalista-. "Denunciamos que la comprensión de Pachamama como sinónimo de Madre Tierra es reduccionista y machista, que hace referencia solamente a la fertilidad para tener a las mujeres y a la Pachamama a su arbitrio patriarcal", dicían.

"Na nosa cultura fálase de home-muller, da súa complementariedade. Nós o que defendemos é un concepto que supoña unha reciprocidade, e non unha subordinación das mulleres. Non se trata de pedir a equidade de xénero, senón de destruír o propio concepto de xénero montado sobre o par masculino-feminino. Subverter o "masculino" e o "feminino", de xeito que cada quen poida expresar o seu corpo como desexe. Si recoñecemos os corpos como sexuados, políticos, históricos, depositarios dunha memoria. O que non aceptamos é que nos digan que facer cos nosos corpos, as nosas idas, o noso pracer... Por iso valoramos as loitas das feministas heterosexuais que se opuxeron ao matrimonio...", comentou.

ECUADOR

"Somos como unha familia alternativa á tradicional"

Elisabeth foi unha das impulsoras da Casa Trans, unha residencia que serve, en Quito, de punto de encontro e intercambio para o activismo trans. "Somos como unha familia altervativa á tradicional, baseada nos vínculos de sangue e propiedade. O vencello é unha causa común, a alianza transfeminista, intercultural, alternativista. Hai xente que vive na casa, xente que pasa un tempo, xente do país e de fóra... Comezamos facendo traballo de sensibilización, porta a porta. Agora traballamos tamén con outros colectivos como os migrantes, movemento indíxena, rockeiro, hip-hop...", comentou. Outro dos proxectos dos que participa é Patrulla legal, un grupo de apoio e asesoramento para as persoas que se dedican ao traballo sexual na rúa. "Conseguimos avances como a reforma do Código Penal para a Tipificación de Crímenes de Odio, o recoñecemento do dereito á identidade trans na cédula de cidadanía, e a introdución de normas de procedemento policial a partir da sociedade civil: as catro familias máis importantes de traballadoras sexuais de Quito capacitaron á policía en relación a cuestións como as detencións, o respeto ao traballo na rúa...", sinalou.