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domingo, 21 de abril de 2013

España pactó en secreto con Marruecos la Marcha Verde


El agonizante régimen de Franco, con Juan Carlos a la cabeza, accedió a la estrategia de Rabat para ocupar el Sáhara a cambio de una "salida elegante". El todavía príncipe quiso desvincularse de las negociaciones por sus "consecuencias negativas"
SERGIO LEÓN Madrid 14/04/2013 08:00 Actualizado: 14/04/2013 12:52

"España está comprometida con la autodeterminación del Sáhara". La declaración de intenciones es de agosto de 1973. Por entonces, al ya agotado régimen de Franco le sobraba la colonia. El Frente Polisario había iniciado su guerra de guerrillas y la administración franquista intentaba cargar con su responsabilidad a la ONU para abandonar lo que se había convertido en un problema y para que su imagen no quedara demasiado dañada ante las ambiciones territoriales de otros países.
¿Qué pasó durante los siguientes dos años? Desde las declaraciones de Laureano López Rodó, el entonces ministro de Exteriores español, hasta que Rabat asumiera la ocupación, se sucedieron miles de conversaciones para negociar la suerte del pueblo saharaui. Los Cables de Kissinger recopilados por Wikileaks recogen la enorme actividad diplomática entre los países interesados a hacerse con un trozo del pastel.
Los embajadores estadounidenses detallaron las intenciones de unos y de otros mientras España bullía ante el ocaso de la dictadura y el inicio de la Transición. La Marcha Verde de noviembre de 1975 impulsó e impuso a Marruecos como nuevo dueño, aunque, desde hacía meses, el Spanish Sahara era ya un asunto que copaba los informes de los representantes estadounidenses de Rabat y Madrid.
El rey Hassan II tomó la decisión de enviar a 350.000 civiles marroquíes y 20.000 soldados al recibir el varapalo de La Haya. En 1974 España anunció que no tardaría en realizar un referéndum entre la población saharaui sobre su independencia. El reino alauí, que sabía que tenía las de perder ante el plebiscito, apeló al Tribunal Internacional de Justicia. El principal órgano judicial de Naciones Unidas dictaminó el 16 de octubre del 75 que, aunque existían vínculos jurídicos entre Marruecos y el territorio del Sáhara Occidental, éstos no establecían ningún vínculo de soberanía. Hassan II entendió lo que le convino. "No nos queda más remedio que recuperar nuestro Sáhara", anunció.
Conversaciones secretas
De aquella consulta popular sobre la autonomía de los saharauis no se supo más. Y hasta hoy. Mientras la administración franquista seguía defendiendo en público el derecho de autodeterminación reconocido por Naciones Unidas, mandaba a un representante para iniciar las conversaciones secretas con Rabat. La estrategia marroquí para iniciar su conquista de la región había dado comienzo. España tenía las de perder, pero nada más lejos de la realidad. El régimen no sólo conocía los planes marroquíes, sino que los acordó con ellos. Un cable enviado desde la embajada en Marruecos el 23 de octubre dejó a las claras los términos del pacto que alcanzaron Hassan II y el enviado español José Solis, ministro del Movimiento.
El documento, dirigido al Departamento de Estado de Henry Kissinger, resume una conversación de Hassan II con los representantes estadounidenses en la que detalla la reunión. El monarca se mostró optimista ya que "tres cuartas partes del problema habían quedado resueltas tras el acuerdo alcanzado con Solis". El pacto estableció que la Marcha Verde, como gran idea del rey alauí, seguiría adelante. "El concepto es mío. La organización es mía. Voy a dar la orden de cruzar la frontera. Sólo la gente lo puede cancelar y si lo hacen puede que yo también coja mis maletas y me mude a mi casa de Madrid", avisó el monarca.
Como contrapartida, Marruecos y España quedaron en buscar al régimen una salida "elegante" del Sáhara que le permitiera "guardar las apariencias". La idea consistía en utilizar a Naciones Unidas para legitimar la ocupación marroquí a través de un referéndum "controlado". Para ello contarían con la ayuda de Mauritania y, esperaban, la de EEUU. Las siguientes conversaciones servirían, según el cable, para trabajar y definir esta fórmula. Asimismo, Solis aprovechó el encuentro para anunciar que España renunciaba a un Sáhara independiente y, además, y para tranquilidad de Washington, dejaría de considerar a Argelia, aliada de la Unión Soviética, como "parte interesada".  
Con Franco en su lecho de muerte, fue el todavía príncipe Juan Carlos quien lideró las negociaciones. Aunque, en un principio, el aspirante a la corona no quiso saber nada del tema, según relató el jefe de la legación estadounidense en Madrid en septiembre del 75: "Juan Carlos no tiene ninguna intención de involucrarse en este problema, que sólo le podría traer consecuencias negativas". Wells Stabler explicó en el documento que el Borbón se negó a ser el interlocutor español en una reunión en Nueva York propuesta por Hassan II. Pretendía que el dictador "no desapareciera de escena" antes de que el asunto del Sáhara quedara resuelto.
El monarca español asumió la jefatura de Estado el 31 de octubre del 75 después de negarse a hacerlo una semana antes. Ese mismo día convocó un Consejo de Ministros y se puso manos a la obra. Sus contactos con su homólogo marroquí fueron constantes, como constató el embajador de EEUU en Rabat. Hasta entonces, según transmitió Stabler, "el Gobierno seguía vacilante" ante la falta de liderazgo y, sobre todo, el aumento de las presiones marroquíes. Rabat envió el primer grupo de "marchadores verdes" al Sáhara el 30 de octubre, y no el 6 de noviembre, fecha oficial del inicio de la Marcha Verde, para bloquear una posible intervención de Argelia contra la invasión.
En ese momento "sólo unos pocos altos oficiales españoles" participaban en las negociaciones, según informó desde Madrid el legado en uno de sus telegramas. Entre ellos ya no estaría Pedro Cortina. El ministro de Exteriores, en el cargo desde enero del 74 a diciembre del 75, aseguró ante el embajador que la política española original sobre el Sáhara, la del referéndum, no había cambiado. En otro informe, Stabler comentó que, entre lo confuso de la situación, "lo único claro es que [la opinión de Cortina] ha quedado totalmente descartada".
El 25 de octubre, en un encuentro con Solis a su regreso de Rabat, el ministro del Movimiento Nacional dio cuenta de su reunión con Hassan II, una reunión que calificó de "realista, positiva, dura y fructífera". En el documento, Stabler destacó que la mayor preocupación de España era, por encima de todo, evitar entrar en una guerra colonial con Marruecos: "Sería una tragedia que los soldados españoles en el Sáhara se vean envueltos en una confrontación abierta". Asimismo, el hombre de Franco dejó claro que por nada del mundo el régimen quería perturbar sus relaciones con Rabat. "España desea salir del Sáhara [...] Solis dijo que está a favor de un acuerdo por el que la región se convierta en una provincia autónoma de Marruecos". Cuatro meses después se hizo realidad.
El 2 de noviembre del 75 Juan Carlos viajó al Sáhara para, en teoría, dar su apoyo a las tropas allí destinadas. Marruecos dio por cumplidos sus objetivos y el 9 de ese mismo mes retiró la Marcha Verde. Durante todos esos días ningún legionario o soldado español movió un dedo. El 14 España firmaba los Acuerdos de Madrid y se constituía una administración tripartita junto a Marruecos y Mauritania. Duró hasta el 26 de febrero del año siguiente, cuando España finalmente abandonó a los saharauis, que empezarían a pasar de la ocupación española al dominio militar marroquí.

martes, 17 de novembro de 2009

La deuda de arena española


Han pasado 34 años desde que el Gobierno franquista dejó a su suerte a los saharauis. Una activista que vivió aquella desbandada y un saharaui afincado en A Coruña analizan el pasado y el futuro de un pueblo atrapado en el desierto
Laura Ruiz- Xornal- 15/11/2009
El muro de la vergüenza más largo del mundo no se encuentra en la Franja de Gaza, sino en el Sáhara Occidental. Un muro de 2.000 kilómetros, minas antipersona y toneladas de arena dividen y aniquilan a cientos de saharauis desde hace más de tres décadas. Exactamente, 34 años. Por eso, personas de todas partes de España se reunieron ayer en Madrid para reclamar al Gobierno que tome cartas en el asunto de una vez y revise las condiciones de descolonización del Sáhara Occidental.
El retorno de la autonomía al llamado Sáhara Español se empezó a fraguar en los 70, tras casi un siglo de soberanía española y la consecuente explotación de los recursos naturales de la zona. Por la presión internacional, el Gobierno franquista se prestó a hacer un referendo de autodeterminación para que fueran los saharauis los que decidieran su futuro: crear un estado propio, seguir perteneciendo a España o ser anexionados por Marruecos –cuyo Gobierno ya empezaba a reclamar la supuesta pertenencia histórica de esos territorios–.
Aunque esta consulta nunca llegó a realizarse, el reino alauí sí que movió sus fichas. El 6 de noviembre de 1975 inicia su estrategia movilizando a 35.000 marroquíes hacia la zona costera del Sáhara Occidental en la llamada Marcha Verde. Esta acción obliga a gran parte de la población saharaui a huir hacia Argelia, a refugiarse en territorio gobernado por España o a resignarse a ser súbditos alauíes. Tan efectiva fue la resolución de Hasán II que apenas una semana después (el 14 de noviembre), España entregaba los territorios saharauis a Marruecos y Mauritania, sin haber llevado a cabo consulta alguna. Una retirada a toda prisa que no solo sorprendió a miles de saharauis, sino que dejó a su suerte a miles de españoles.
Aurora Isla es una de esas personas que vivió desde la rabia y la impotencia cómo el Gobierno del agotado franquismo se iba de su rentable colonia africana sin mirar atrás. “Yo fui en 1973 porque a mi marido le habían movilizado allí con el Ejército, pero renuncié a vivir en la zona militar y nos instalamos en un barrio saharaui. La única calle empedrada pertenecía al lado español, lo demás era un poblado. Se vivía un momento de tensión entre las dos poblaciones, pero una vez que confiaron en nosotros me sentí una más”, recuerda.
Los territorios saharauis eran una plaza militar (pese a haber sido admitida como provincia española en 1959), por lo que salir y entrar del lugar era muy difícil. “Y trabajar más –continúa Aurora–. Yo llegué con una carta de recomendación para trabajar en la mina de azufre, pero por mi historial de militante antifranquista fui considerada ‘no apta’. Es más, me advirtieron que no me acercara al Frente Polisario –organización autónoma recién creada para defender la soberanía de los saharauis–y que me tendrían vigilada”.
Afortunadamente, fueron muchos los españoles que no se resignaron a ser meros espectadores y se movilizaron. “Observé que los niños saharauis no iban al colegio, ya que los pocos centros que había eran cristianos y estaban copados por los niños españoles. Entonces decidí montar una escuela en la planta baja de mi casa”, dice con orgullo Aurora, quien no ha vuelto a pisar aquella tierra. “Se lo tengo prometido a mi hija pequeña. Nunca se me olvidará lo que viví allí”, asegura con la emoción a flor de piel.
Pero la parte más trágica, la del regreso, es la que más le duele a esta mujer. “Cuando llegaron los días malos, los de la Marcha Verde, muchos de mis vecinos tuvieron que decidir en dos o tres días si quedarse o cruzar el desierto. Toda su vida se quedaba atrás”. Una tesitura dura, difícil y que marcó la suerte de muchos de los ciudadanos. Mohamed Saleh, un saharaui afincado en A Coruña desde hace tres años, recuerda cómo su familia marchó rumbo a Tinduf, el campamento de refugiados en tierra argelina donde viven miles de saharauis en la actualidad. “Pero muchos de mis familiares siguen en territorio ocupado. Pasamos casi 30 años sin poder verlos ni visitarlos. Ahora podemos, gracias a la ONU, pero siempre bajo las condiciones de Marruecos”, relata Mohamed. (...)

domingo, 8 de novembro de 2009

Mohamed VI asegura que no renunciará "ni a un grano de arena" del Sáhara Occidental


El rey de Marruecos llama a defender la integridad territorial del Estado en el 34 aniversario de la Marcha Verde

AGENCIAS - El País - 07/11/2009

Marruecos reafirma su soberanía en el Sáhara Occidental. En un discurso pronunciado este viernes con motivo del 34 aniversario de la Marcha Verde, tras la cual Marruecos se anexionó ese territorio, el rey Mohamed VI afirmó que ha llegado la hora de afrontar "con toda la firmeza necesaria la escalada bélica" de los "adversarios de la integridad territorial", en alusión directa al Frente Polisario, y aseguró no estar dispuesto a "renunciar ni a un grano de arena".

Según el monarca, los opositores al plan de autonomía marroquí han fomentado "un plan de conspirción recurriendo, entre otras estratagemas, a la extorsión, las presiones, la provocación y la perversión del espíritu de la legalidad internacional". Mohamed VI advirtió además a los "enemigos" de la integridad territorial que "saben mejor que ninguno que el Sáhara es una causa crucial para el pueblo marroquí", así como que haciendo de esa cuestión "la piedra angular de su estrategia bélica, confirman que son el verdadero protagonista en este conflicto artificial".

El rey, cuyo discurso fue retransmitido en directo por radio y televisión, dijo también que "Marruecos rechaza prestarse a una demagogia sobre los derechos humanos, sobre todo por parte de regímenes y de grupos fundados en la negación y violación de los mismos", que a su juicio se sirven de la explotación "de la situación inhumana" en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia). Según él, tanto Argelia como los organismos internacionales "deben asumir su responsabilidad para garantizar a esos conciudadanos una protección efectiva", lo que según él requiere el censo de esas personas y "el respeto de su dignidad y de la facultad de ejercer su derecho natural a la circulación y al libre retorno a su patria, Marruecos".

En la línea con lo anunciado el año pasado, cuando propuso una iniciativa para una "regionalización avanzada y gradual" del país, que afectará en primer lugar al disputado territorio del Sáhara Occidental, el monarca afirmó también su voluntad de "imprimir una nueva dinámica al espíritu de la Marcha Verde". Mohamed VI subrayó en este sentido la necesidad de "beneficiar a las provincias saharianas del plan de regionalización", así como de que el Gobierno haga de esas provincias un modelo de descentralización y de buena gobernanza local".