Por: Virginia Collera | 04 de
diciembre de 2013
Quienes reconozcan como propias estas imágenes –las cintas VHS, las
casetes, los patines Sancheski,
el autocross, el bocadillo de chocolate– probablemente hayan cursado la EGB.
Y para ellos, para los nostálgicos al menos, está destinado el libro de Javier
Ikaz y Jorge Díaz Yo fui a EGB,
un volumen que compendia los “iconos” de esa generación que pasó por el colegio
entre 1970 y 1990 con el propósito, explica Ikaz, de “reactivar recuerdos de
esa época, de quitar telarañas y alcanfor”.
Esos escolares caracterizados por el mal pelo, las ropas de colores
chillones y la predilección por la bollería industrial conforman, aseguran los
autores, “una banda”. Insisten en que no han entrado en valoraciones
sociológicas, pero… “Está claro que es más fácil hacer un libro así de una
generación como la de EGB porque somos más homogéneos. Había dos canales de
televisión, en el supermercado había dos clases de yogures... Hoy hay una mayor
fragmentación”, señala Ikaz.
En realidad, Yo fui a EGB
empezó como una página de
Facebook, y su comunidad –hoy suman más de 678.000 fans– reclamó un
blog que actualizan sin descanso. “Siempre tiene mucho éxito todo lo que
colgamos sobre Verano Azul, la serie V o la Bola de Cristal,
pero también tienen mucha repercusión aquellos posts en los que hablamos
de juguetes que no tenían ni nombre y pensábamos que solo teníamos nosotros, o
expresiones que creíamos que solo decíamos nosotros y nos damos cuenta de que,
en realidad, las sabía todo el mundo”, explica Ikaz.
Y cómo no, esa generación EGB y, por tanto, analógica,
acabó demandando también un libro que, para sorpresa de los autores, ha
trascendido sus lectores naturales. “Curiosamente lo leen los padres que no
fueron a la EGB pero que eran quienes comparaban las carteras y los phoskitos
a sus hijos, y también los hijos de quienes sí fueron a la EGB y ahora
entienden por qué sus padres dicen efectiviwonder o digamelón. En
la presentación del libro, un lector nos contó que su hija vio en el libro a ET y no sabía quién era,
así que él se pasó un buen rato explicándoselo”.
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