Un 64% de los jóvenes gitanos no acaba la ESO frente al
13% del conjunto del alumnado
“Brutal y alarmante”. Estos son los calificativos que Isidro Rodríguez,
director de la Fundación Secretariado Gitano, le atribuye al alto porcentaje de
alumnos gitanos que no finaliza la enseñanza secundaria obligatoria (ESO), un
64%. Una cifra muy por encima del fracaso escolar en el conjunto de los
estudiantes (13%). Más aún, las causas por los que los estudiantes gitanos
abandonan los estudios reflejan un patrón de desigualdad entre chicos y chicas.
Mientras el principal motivo por el que ellos dejan el instituto es para buscar
un trabajo, ellas lo hacen para casarse o cuidar de la familia. Un 42,7%
aseguró que esta era la razón por la que salían del sistema educativo. Así lo
refleja un estudio sobre la materia publicado este jueves por la Fundación Secretariado Gitano, en colaboración
con Unicef y el Ministerio de Sanidad.
Muchas de las amigas de Ruth Motos, alumna de 15 años de 3º de la ESO, han
dejado el instituto para cuidar de su familia o casarse. “Las que se han
pedido, que así lo decimos los gitanos, creo que hacen mal porque son muy
jóvenes y les queda toda la vida”, explica. Ella no piensa en casarse ni en
tener novio. Quiere, pese a las dificultades –este año repite curso--,
continuar sus estudios. “Quiero hacer un módulo de grado medio en estética
porque me gustaría trabajar en una peluquería”, detalla. “Quiero trabajar”,
repite.
“Las chicas salen peor paradas en la mayoría de indicadores del estudio”,
explica Mónica Chamorro, directora de educación de la Fundación Secretariado
Gitano. Esto se explica, dice, porque lo que la familia espera de ellas es que
sean cuidadoras y, aunque no contraen matrimonio tan jóvenes como hace décadas,
su prioridad es casarse y encargarse de la casa. “Estas son unas obligaciones
que no casan bien con acudir a la escuela”, abunda Chamorro.
Con todo, Rodríguez subraya que la comunidad gitana ha avanzado en igualdad
e integración, aunque no todo lo deseable. “Pero es posible. No es cierto que
no se puedan integrar, lo que pasa es que partían de una situación marginal que
arrastran desde hace siglos. Habrá más avances si se eleva su nivel educativo”,
señala. El informe apunta, de hecho, que uno de los motivos por los que el
alumnado gitano abandona las aulas es porque no observan en sus padres o su
entorno referentes de otros gitanos que hayan estudiado.
La elevada tasa de abandono temprano —normalmente, a los 16 años cuando la
enseñanza ya no es obligatoria— provoca que solo un 20% de los gitanos de 18
años estén escolarizados. A esa misma edad, ese índice se eleva a un 71% en el
resto del alumnado.
Estos indicadores, extraídos de los resultados de 1.600 entrevistas,
reflejan que la educación es “un derecho que no está garantizado para los
gitanos”, según Rodríguez. “Las familias, los centros y la Administración
tienen que responsabilizarse de que los chavales estudien porque la educación
no solo condiciona su futuro, sino también el de toda la comunidad”, señala. La
brecha entre gitanos y el resto de alumnos significará en el futuro menos
oportunidades de empleo y mejorar su calidad de vida para los primeros. Esto
perpetuará la cronificada situación de desigualdad.
Por eso, el director de Secretariado Gitano reclama que el Estado y los
centros educativos promuevan programas para ayudar y retener en el sistema a
estos estudiantes.
Pese a este escenario de fracaso y desigualdad, Rodríguez hace también una
lectura positiva de los datos. “Hace unos años los adolescentes ni siquiera
estaban escolarizados”, apunta. Si bien, Chamorro reconoce que ahora lo están
porque es obligatorio hasta los 16. “El objetivo tiene que ser que continúen y
en esto tiene un fuerte peso la familia”, abunda. “Mis padres y amigos me
animan a que siga estudiando, pero mucha gente cree, sobre todo los propios
gitanos, que los gitanos no estudian”, explica Motos.
“El entorno incide de manera significativa en la trayectoria educativa”,
dice el documento. Por eso las acciones de Secretariado Gitano en su programa
Promociona, se centran en trabajar estrechamente con los alumnos, pero también
con sus familias. “Necesitan apoyo y concienciación”, subraya Rodríguez. “A
veces sienten que son los únicos de su barrio que animan a sus hijos a
estudiar, por eso organizamos encuentros entre familias para que vean que hay
más”, explica Chamorro.
A los chavales les dan clases de apoyo , pero también
organizan jornadas en el que les presentan a otros gitanos que han continuado
su educación, que se han ido de Erasmus. “Es importante que tengan estos
modelos de referencia”, apunta la responsable de educación de la Fundación.
¿Por qué abandonan?
Según el estudio elaborado por la Fundación
Secretariado Gitano, estos son los principales motivos por los que los gitanos
dejan sus estudios.
Un
30% dice que abandona el sistema educativo porque está cansado o no le gusta
estudiar.
El
29,5% alega “motivos familiares”. Sin embargo el abandono por esta causa
(ayudar en el hogar o casamiento) es mucho más relevante entre las chicas, el
42,7% frente al 14,9 de chicos.
El
deseo de buscar trabajo es la causa fundamental entre ellos (21,7%), un
porcentaje que se redice al 9,3 entre las jóvenes gitanas.
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