'El mundo que queríamos vivir' se presenta por primera
vez en Albarracín
LOLA HIERRO
Albarracín 29 OCT 2013 - 17:32 CET
Fue el primer exilio que se documentó desde la imagen. El 15 de enero de
1939, el legendario fotoperiodista Robert Capa registró con
su cámara en 101 tomas la huida de miles de civiles de Tarragona. El bando
franquista acababa de tomar Tarragona, el bastión catalán, en los que fueron
los últimos coletazos de la Guerra Civil española.
El 15 de enero de 2014, cuando se cumplen 75 años de ese acontecimiento, se
estrenará en la cadena catalana TV3 El mundo que queríamos vivir, un
documental que quiere explicar desde los puntos de vista histórico, fotográfico
y personal la tragedia de una jornada que puso punto y final a un año y medio
durante el que cayeron 3.800 bombas sobre la capital tarraconense que causaron
230 muertos y 350 heridos. El trabajo, que está en proceso de rodaje y cuyo
título es aún provisional, se ha dado a conocer esta semana por primera vez en
el seminario de fotoperiodismo de Albarracín que organiza desde hace 13 años el
fotógrafo y periodista Gervasio Sánchez.
Explicar qué pasó aquel día, qué trabajo hizo Capa y desde dónde tomó las
fotos son algunas de las preguntas a las que se intenta dar respuesta.
“Encontrar lugares desde donde se realizaron imágenes y ver lo poco que han
cambiado en 75 años es la forma de recordar, de familiarizarse con los
hechos", relata Oriol Querol, director y guionista. “Intentamos averiguar
quiénes son las personas que salieron en ellas, algo que hemos conseguido en
algunos casos, y qué movía a Capa a trabajar en la Guerra Civil y en
España", añade.
“Su trabajo es muy importante en la historia de la fotografía porque, hasta
esta, las guerras no se cubrían bien. Su uso de la cámara en 35 milímetros fue
revolucionario”, añade el historiador Carles Querol. Este analista, que ha
participado en la investigación junto a más de una decena de expertos en el
autor, ha sido responsable de encontrar las localizaciones exactas desde donde
Capa disparó a lo largo de la carretera nacional 340 entre Barcelona y Valencia
a su paso por Tarragona.
El trabajo de Capa de aquel 15 de enero no solo se ha investigado desde sus
fotografías, sino también desde sus textos, entre ellos extensos pies de foto
en los que reflejó sus impresiones. Se conmovía con la serenidad con la que los
exiliados renunciaban a toda su vida, y se sorprendía al ver qué objetos
decidían llevar en su camino hacia Francia, perseguidos por los bombardeos. “A
menudo es extraño ver qué ve la gente como imprescindible; para ellas, un
colchón es suficiente, y para el bebé cogen una cuna entera”, escribía.
El mayor obstáculo a la hora de rodar el documental, que parte de un
trabajo de investigación iniciado hace seis años, ha venido de la cesión de
derechos por parte de la agencia de fotografía Magnum, que posee la
exclusividad sobre la obra del autor. “Alguien como Capa que vivió la foto como
algo verdaderamente pasional que sirviera para mejorar la historia, se
revolvería en su tumba si viera como hay que pagar cantidades absurdas cada vez
que alguien quiere hacer algo con su trabajo”, ha denunciado el periodista
Gervasio Sánchez.
Capa fotografió la Guerra Civil sin ocultar su afinidad
con la causa republicana. “Quería mostrar lo que ocurría en España para
advertir al resto del mundo de que la historia se repetiría si no controlaban a
Hitler”, relata el historiador Carles Querol. Tras el español, no volvió a
fotografiar un conflicto bélico hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial. El
daño había sido grande: perdió a su compañera sentimental, Gerda Taro, y él, que
había entrado como fotógrafo, salió como un refugiado más. “Lo importante de
Capa era su capacidad de acercarse al dolor y sentir su impacto para transmitir
con decencia. Por eso se convirtió en un grandísimo fotógrafo”, ha recordado
Sánchez.
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