La zona del Sahel vive en una situación continua de inseguridad alimentaria
que afecta sobre todo a la población infantil. Unicef alerta de que hay un
millón de niños en riesgo inminente de sufrir desnutrición
S. HIDALGO / A. TORRÚS MADRID 26/12/2011 08:00
Nenos comendo do mesmo prato en Níxer |
Pobreza
extrema, sequía, conflictos armados y subida del precio de los alimentos.
Cuatro ingredientes que están presentes en todas las crisis humanitarias de
África, donde los menores de 5 años son los más vulnerables a sufrir
desnutrición aguda y el 43% de la población total no tiene acceso al agua
potable.
Las ONG
coinciden en que actualmente el ejemplo más preocupante es el Sahel, región
africana que se encuentra en la zona de transición entre el desierto del
Sáhara, al norte, y las sabanas, al sur. Allí están 12 de los 15 países menos
desarrollados del mundo. Las cifras que ofrecen las organizaciones son
alarmantes. Unicef cifra en un millón el número de niños que sufren riesgo
inminente de desnutrición si la comunidad internacional no se moviliza.
La zona es
una bomba de relojería por varios motivos. Por ejemplo, la inestabilidad del
clima: el aumento de las inundaciones en algunos lugares y, a la vez, las
sequías en otros, lo que ha provocado cambios en el calendario agrícola.
"La combinación de inundaciones y sequías es perversa, afecta a los
cereales, a la seguridad alimentaria", relata Lorena Cobas, responsable de
emergencias de Unicef. Y esto, a su vez, se traduce en que los agricultores no
saben cuándo pueden sembrar y se endeudan para sacar adelante a sus familias.
Entonces, estas tienen que desprenderse de sus pertenencias para subsistir, y
cuando llegan los picos de las crisis ya no hay recursos con los que hacer
frente al hambre. Un ejemplo de las consecuencias del cambio de las lluvias lo
protagoniza Chad. Allí la falta de agua ha provocado importantes retrasos en la
campaña agrícola. Además, en la zona este del país, según señala Unicef, el
reclutamiento de niños por los grupos armados sigue siendo un problema grave.
Las reservas
alimentarias también se están acabando en Burkina Faso. Allí la malnutrición
aguda ha ido aumentando año a año. La venta del ganado, el endeudamiento y la
reducción de la cantidad de comidas son algunos elementos de esta crisis.
El drama de
Níger
Pero, sin
duda, las ONG insisten en que uno de los países que peor lo está pasando es
Níger. Ya en 2010 sufrió una crisis humanitaria de consecuencias catastróficas,
que alcanzó sus máximos, una vez más, con los más pequeños, algo que se
mantiene. "Nos constan 330.000 casos de niños que sufren una desnutrición
grave", alerta Cobas. Precisamente Unicef ha puesto en marcha una campaña,
Dona 1 Día, para atajar la desnutrición infantil y que consiste en vincular
cada donación, que se puede hacer mandando un SMS a través del teléfono móvil,
al tratamiento que durante un día puede recibir uno de estos pequeños.
Yolanda
Romero, responsable de comunicación de Unicef en Níger resalta el papel de la
mujer en las crisis humanitarias. "Ellas son quienes llevan el peso en la
familia, trabajan la tierra, buscan la leña, preparan la comida...",
explica. "Se levantan temprano para lavar los pagnes, trozos de
tela de colores alegres que sirven para todo: faldas, sábanas, toallas e
incluso servilletas. Una vez hecha la colada, las madres se encargan de
alimentar a los más pequeños y después empieza la jornada laboral",
agrega.
Desertificación
Los
problemas en el Sahel también afectan a Mauritania y Malí. En el primero,
"no hay cosechas anteriores para sobrevivir ante la situación
actual", remarca Cobas. En el segundo, la desertificación avanza sin fin.
En un vasto territorio de 1,2 millones de kilómetros cuadrados, dos terceras
partes son desierto o semidesierto. Aunque lo más preocupante en este país es
la rápida expansión del virus del Sida.
"Al
fondo de todas las crisis humanitarias, hay el mismo telón, volvemos a las
mismas causas que provocan la hambruna en Somalia", analiza Carmen Molina,
directora de cooperación de Unicef. "Aumento del precio de los alimentos,
cambio climático y sequía, conflictos armados y pobreza. Todos ellos unidos
llevan a la población a la pobreza extrema", añade.
Para Molina,
"esta situación no se puede combatir de otra manera que no sea a medio y
largo plazo. Hay que invertir en educación, en los sistemas agrarios y
ganaderos para que sean más eficientes. Hay que luchar para la independencia
alimentaria y económica de estos países", concluye.
Sobre
si la situación actual que sufre el Sahel podría derivar en hambruna, como ha
ocurrido en Somalia, Unicef no se aventura, pero sí que recalca que, "si
no se hace lo suficiente, la amenaza que se cierne es la de la multiplicación
de enfermedades". La organización ha hecho a sus donantes un llamamiento
de 45 millones de euros para la zona.
Ningún comentario:
Publicar un comentario