Una sentencia firme fijó que el joven maliense era menor
- La fiscalía siguió actuando, él se negó a volver a someterse a pruebas óseas
y ahora está en la calle
R. CARRANCO / M. CEBERIO BELAZA - Barcelona / Madrid - 15/01/2012
Yaya Diaby se queda
embobado viendo el futbol que ponen en un bar en el barrio barcelonés del
Raval. "Soy un buen delantero. Llevo ya cinco goles con el Manresa",
presume el joven maliense. Según consta en su pasaporte y en su permiso de
residencia, tiene 16 años recién cumplidos. Pero el fiscal de menores de
Barcelona está convencido que es mayor de edad y, desde el 30 de diciembre,
duerme en un albergue de Barcelona porque le han expulsado del centro de
menores en el que vivía.
Diaby tiene a su favor una sentencia firme que
establece que las pruebas que le han realizado para determinar su edad
(radiológicas y una ortopantomografía) son poco fiables,
"incompletas", que nadie ha impugnado la validez de su pasaporte y
que, por lo tanto, "ha de estimarse que es menor de edad". Pero no ha
sido suficiente. La fiscalía ha querido volver a realizarle las pruebas incluso
después de la resolución judicial. Él, asesorado por su abogado, se negó a ello
entendiendo que esa cuestión ya estaba resuelta judicialmente. Y ahora la
fiscalía ha emitido un decreto en el que lo considera mayor de edad por no
haber accedido a que le hagan nuevas radiografías.
"Estoy perdiendo la vida", lamenta Diaby.
Desde que llegó a España en 2007, ha sido expulsado de dos centros de menores,
ha dormido en la calle, ha pasado por un proceso judicial y ha vivido en cinco
ciudades distintas. Previo pago del equivalente a unos 500 euros, se subió a
una patera con 75 personas que partió de Malí y alcanzó cuatro días después la
costa canaria. Iba indocumentado. "Tenía 12 años", asegura.
Permaneció en Tenerife 45 días, hasta que la Cruz Roja
le envió a Madrid, donde tenía un amigo. Con él vivió un tiempo, "pero se
complicaron las cosas". Así que recurrió a una asociación de ayuda al
inmigrante que le prestó 300 euros para conseguir su pasaporte. "Mi madre
me lo tramitó en Malí y lo envió a través de un paisano", explica. Diaby
lo abre y muestra la fecha de nacimiento: 8 de diciembre de 1995.
Pasaporte en mano, cogió un autobús hasta Barcelona,
donde quería vivir. Al bajar, se fue directo a un bar. "Pedí ayuda a un
hombre, le dije que era menor y llamó a la policía", recuerda. Diaby pasó
a manos de la Generalitat, que lo acogió en el centro de menores El Bosc. Pero
un informe forense, basado en pruebas óseas, determinó poco después que Diaby
tenía "al menos 18 años". Con ese documento, la fiscalía emitió un
primer decreto el 9 de marzo de 2010 considerándolo mayor de edad y poco
después lo echaron del centro de menores.
Diaby se pasó 20 días durmiendo en la calle, hasta
que lo acogieron en Cáritas. Una amiga, educadora social, le echó una mano, y
el abogado Albert Parés recurrió la decisión de la Generalitat. Diaby vivió un
año en Sabadell, donde tomó clases de español y de catalán, jugó al futbol...
Hasta que la justicia le dio la razón el mes de marzo del pasado año.
La titular del Juzgado de Primera instancia número
16 de Barcelona criticaba que nadie hubiera impugnado su pasaporte si realmente
no lo consideraban válido; que no se hubiera llevado a cabo ninguna diligencia
con la Embajada de Malí o a través del Ministerio del Interior para comprobar
las condiciones en las que se había expedido el documento del que la fiscalía
tanto dudaba; que la forense hubiera reconocido el margen de error en las
pruebas; y que en su informe no se recogiera ninguna exploración física
complementaria.
Tras la sentencia, Diaby pasó de nuevo a manos de la
Generalitat y entró en un centro de Sant Salvador de Guardiola (Barcelona). Con
la ley de su parte, tramitó el permiso de residencia el 31 de octubre, donde
consta que tiene 16 años. Todo estaba tranquilo... hasta que la fiscalía le
pidió de nuevo unas pruebas óseas. Él se negó y pasó de tener 16 años a más de
18.
"No estamos haciendo nada ilegal", asegura
el fiscal de menores de Barcelona, Juan José Márquez, que entiende que la
sentencia no establece que Diaby sea menor de edad, sino que pone en duda las
pruebas que se le practicaron en su día. Por eso pidió hacérselas de nuevo.
Además, añade, han aportado unas fotografías tomadas cuando llegó a Canarias
donde, por su aspecto, dudan que tuviese 12 años. Y argumenta que en la base de
datos de la policía aparecía una fecha distinta de nacimiento, y anterior.
"Pero este extremo ya había sido valorado por la juez", responde el
abogado del joven, Albert Parés, que ha presentado una demanda para que se
ejecute la sentencia firme y que se está planteando acciones contra la
dirección general de atención a la infancia y a la adolescencia de la
Generalitat.
Diaby, en medio de este lío de pasaportes y pruebas
óseas, solo quiere poner fin a esto. Volver a Manresa. Jugar al futbol.
Estudiar. Aprender catalán. Y cuando sea mayor de edad, "trabajar en un
restaurante".
Aproximadamente... 18
El Defensor del Pueblo denunció en septiembre del
pasado año en un informe que los sistemas para determinar la edad en España no
funcionan. Tanto las pruebas óseas como las dentales presentan grandes márgenes
de error que no se suelen tener en cuenta. El informe forense de Yaya Diaby,
por ejemplo, en el que solo se hacía constar "mayor de 18 años", sin
fijar la horquilla de edades en la que puede estar la persona, es uno de los
ejemplos de malas prácticas que debieran evitarse de los que habla el informe
del Defensor.
Los estándares de determinación de
la edad, además, se suelen basar en criterios fijados para varones de raza blanca,
europeos o americanos, que poco tienen que ver con los adolescentes
subsaharianos o magrebíes que entran en España sin documentación -o con
pasaportes que las autoridades españolas no dan por válidos- y que son los
destinatarios de las pruebas médicas. El informe del Defensor relata el caso de
un joven a quien le realizaron pruebas óseas en tres hospitales entre agosto y
septiembre de 2009. En uno le dijeron que tenía "aproximadamente 16
años"; en otro, que "aproximadamente 16"; y en el tercero aseguraron
que tenía 17.
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