Una exposición repasa las creaciones de los mejores fotógrafos
del siglo XX entre los años 1918 y 1945.
Hay obras de Henri Cartier-Bresson, Walker Evans, Helen
Levitt, André Kertész, Berenice Abbott, Ansel Adams, Edward Weston...
La nueva visión de los autores fue un acercamiento artístico
al documental y al reportaje en un momento histórico convulso.
Jitterbugging in a Juke Joint, Clarksdale, Mississippi 1939',Marion Post Wolcott |
HELENA CELDRÁN. 01.11.2012 20minutos.es
Técnicas poco convencionales, planos inusuales,
contrastes exagerados, fotomontajes... La época de mayor esplendor de la
fotografía era el resultado de la cultura de la tecnología, más próspera y
sorprendente conforme avanzaba el siglo XX. Artistas como Henri Cartier-Bresson, Walker
Evans, Berenice Abbott, André Kertész, Imogen
Cunningham y Helen Levitt eran autores de una nueva visión
que mezclaba un acercamiento artístico con el dinamismo del documental y el
reportaje.
El Museo de Arte Samuel P. Harn de Gainesville (Florida - EE
UU) expone una selección de instantáneas de grandes autores del siglo XX que
revolucionaron el lenguaje fotográfico entre 1918 y 1945. The Modern Impulse
(El impulso moderno) se centra en los años decisivos en que la cámara
portátil de 35 milímetros se convirtió en un instrumento poético, de análisis
y de cambio social.
La muestra, hasta el 6 de enero, se detiene el periodo
de entreguerras y termina con el fin de la II Guerra Mundial en un repaso por
la obra de 40 artistas que transformaron el modo en de entender la fotografía
hasta entonces y crearon un código visual que sigue presente en nuestra memoria
colectiva. Todos asociaban la tecnología y la espontaneidad, capturaban
el espíritu de los cambios que sufría la sociedad en un siglo de sucesos traumáticos.
Chescoslovaquia, Francia, Nueva York y California
A lo largo de 135 piezas entre fotografías,
libros, publicaciones y material audiovisual, el museo descubre los cuatro
puntos calientes de la innovación fotográfica de la época. En Europa, Francia y
la actual República Checa; en los Estados Unidos, Nueva York y California. Una
división en areas temáticas refleja la diversidad de los temas y las
expresiones dentro del momento bullente que vivían los fotógrafos más
innovadores de la época más innovadora.
En respuesta al nuevo urbanismo de los años veinte,
los artistas transformaron el paisaje urbano en formas abstractas, patrones que
obedecían a la producción industrial y la vida controlada de las ciudades. Las
imágenes de Berenice Abbott de los rascacielos de Nueva York son un ejemplo del
deseo de encerrar la metrópolis en un encuadre que resalte las estructuras y
se aleje del significado tradicional del paisaje. Otro modo de
descontextualizar era el que aplicaron en sus creaciones Ansel Adams, Edward
Weston e Imogen Cunningham con primerísimos planos, resaltando las
texturas y rechazando los objetos.
La conexión entre lo ordinario y lo fantástico
Brassaï, Kertész y Cartier-Bresson practicaron la conexión entre
lo ordinario y la fantasía. Influidos por el surrealismo, veían la vida
cotidiana plagada de lugares oscuros, objetos olvidados, personajes
marginales que escondían una naturaleza misteriosa tras su apariencia... La
otra cara de esa ensoñación era la activista. Walker Evans, Marion Post Wolcott y Paul
Strand son ejemplos de la capacidad documental de los fotógrafos,
que capturaron también los extremismos políticos, los desastres económicos y
sociales.
The Modern Impulse termina su recorrido con libros, revistas y películas
que propagaron el reconocimiento de la fotografía (un medio menospreciado hasta
entonces) como arte. Publicaciones como Life, Harper's Bazaar, Vanity
Fair o De Stijl respaldaron la labor de los autores que, carrete
tras carrete, fabricaron la mirada del siglo XX.
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