Ellas representan el 40% de las redacciones, pero apenas
ocupan la portada en prensa
Escasean como autoras y como protagonistas
Las mujeres están claramente infrarrepresentadas en los medios de
comunicación. Y sucede en todos los ámbitos: no solo tienen menor presencia
como autoras de las informaciones que aparecen en la portada de los periódicos
sino que también protagonizan menos historias de primera página. Los
periodistas apenas recurren a fuentes expertas femeninas y las fotografías de
primera pocas veces tienen rostro de mujer. Así lo constatan diferentes
investigaciones internacionales, como el reciente estudio Vistas pero no
escuchadas: cómo las mujeres hacen noticias de portada, publicado por la
organización Women in Journalism, y el Proyecto de
Monitoreo Global de Medios 2010 (GMMP, por sus siglas en inglés),
que se hace quinquenalmente.
Un análisis realizado por este periódico de las cabeceras de mayor tirada
en España y el informe Representación y tratamiento de las mujeres en la
información económica, de Ayuda en Acción,
arrojan conclusiones muy similares.
“Las mujeres representan el 41% de las redacciones en España. Que en el
siglo XXI estemos infrarrepresentadas es demencial”, sostiene Elsa González,
presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas
de España (FAPE). Según datos de la FAPE, más del 60% de los
estudiantes de periodismo en España son alumnas. Sin embargo, el 59% de los
trabajadores son hombres. En la dirección, la desproporción es aún mayor, con
solo un 20% de representación femenina. En los consejos de administración la
presencia de la mujer es incluso menor: un 10%. Según González, “los varones
acceden más fácilmente a las redacciones y a los órganos de decisión”. Una
afirmación que aparece refrendada por las cifras.
Los datos constatan que las cúpulas de los medios son terreno vedado a la
mayoría de mujeres. Pero eso no termina de explicar por qué escasean las firmas
femeninas en las portadas, donde se destacan las noticias que el medio
considera más importantes. El análisis realizado por EL PAÍS de las principales
cabeceras españolas revela que las periodistas apenas firman el 26% de los
artículos en primera página, mientras que los hombres lo hacen el 63% de las
veces. En el resto de informaciones, hombres y mujeres comparten autoría. Para
realizar el cálculo, este periódico ha contado las noticias de portada con
rúbrica aparecidas en aquellos medios que tienen una difusión de más de 50.000
ejemplares y que firman sus informaciones de portada: EL PAÍS, El Mundo, La
Vanguardia, El Correo y El Diario Vasco. El porcentaje es similar
—aunque algo más feminizado— al de la prensa británica, como se desprende del
estudio de Woman in Journalism, publicado el pasado 15 de octubre. En Reino
Unido, ellos escriben el 78% de los artículos en primera y ellas el 22%.
Una de las razones de este desequilibrio, según coinciden los expertos, es
que la distribución de hombres y mujeres en las áreas temáticas de la redacción
es desigual. Ellos se encargan mayoritariamente de temas económicos, políticos
o de relaciones internacionales. “Y esas son las noticias que van a primera”,
afirma Cristina Fraga, presidenta de la Asociación
Española de Mujeres Profesionales de los Medios de Comunicación (Ameco).
“A las mujeres se nos empuja a escribir en sociedad o cultura y a hacer
reporterismo de calle”, agrega.
La presidenta de la FAPE cree, de hecho, que la mayoría de los temas
considerados importantes que emergen a la primera página se confían a los
varones. “Se les presupone una mayor entrega al trabajo. Pero es un patrón
erróneo”, apunta. “La génesis de que se produzca discriminación es que la
profesión periodística, muy competitiva, no ha resuelto el tema de la
conciliación”, añade Fraga. Un problema que está pendiente de solución también en
otros sectores.
Tampoco en los contenidos las mujeres ganan protagonismo. Solo el 28% de
personas que aparecen en las informaciones —fuentes, expertos o personajes
destacados de la actualidad— son mujeres. Y a menudo aparecen estereotipadas,
según el GMMP, que analiza todas las noticias de un día al azar de una
selección de medios; En España se estudiaron 14: cinco periódicos, cinco
informativos televisivos y cinco radiofónicos. “¿Y qué le llega a la población?
Que las mujeres no son relevantes, que no tienen interés”, opina Elvira Altés,
coordinadora en España de este estudio internacional. La periodista cree que la
escasa presencia femenina en los medios se debe a que estos reproducen una
“mirada androcéntrica” de la realidad. “Es una visión antigua”, añade. González
coincide. “Cuando los periodistas recurren a expertos, líderes de opinión o
fuentes, son hombres. Salvo para hablar de la cocina, la moda o el hogar”,
critica la presidenta de la FAPE.
La excusa de que hay menos mujeres economistas, biólogas, políticas o
empresarias no vale. José Javier Sánchez Aranda, profesor de comunicación de la
Universidad de Navarra, desmonta la creencia de esa escasez. Basándose en sus
investigaciones sobre la igualdad de género, asegura que, aunque la
participación femenina en ciertos ámbitos de la vida es menor que la masculina,
la presencia de la mujer en los medios es incluso inferior a la que se da en la
realidad. En su opinión, los profesionales no elaboran correctamente las
noticias. Si lo hicieran, dice, habría tantas fuentes mujeres en la información
como las hay en la sociedad. “Es una herencia del pasado en las rutinas de
trabajo”, incide.
Una reciente investigación de Elvira Altés y Silvia Majó revela que las
mujeres solo aparecen en dos de cada diez noticias sobre economía, a pesar de
que más de un 60% de licenciados en la materia son féminas. “Se desaprovechan
sus conocimientos”, alerta Altés. Pero la realidad a la que se enfrentan los
redactores de este tipo de información es que ellas simplemente no están en los
órganos de poder de las empresas. Un techo de cristal bloquea el ascenso
laboral de las mujeres. Solo hay una presidenta al frente de una empresa del
Ibex 35 (Ana María Llopis, de Dia). Y solo un 0,3% de las mujeres alcanzan
puestos directivos, frente al 1,1% de los hombres, según datos del INE. Esto
reduce drásticamente las posibilidades de que se mencione a mujeres directivas.
No es que sean invisibles o que los comunicadores no las quieran ver.
Sencillamente, a veces no hay.
La opinión de la investigadora es rotunda: “La crisis es un tema demasiado
grave como para que solo esté en manos de los hombres”. Afirma, sin embargo,
que las expertas no siempre quieren aportar su opinión en la prensa. “Se
resisten a salir en los medios. Tienen mayor sentido del ridículo y rigor que
ellos. Muchas piensan que van a ser cuestionadas. Temen que se discuta cómo
visten o actúan”, expone. Una barrera psicológica que solo las mujeres pueden
romper cuando reciban la llamada de un periodista.
El estudio de Altés y Majó comprueba que el miedo de las expertas a ser
radiografiadas en sus apariciones públicas no es totalmente infundado. Las
mujeres no son tratadas informativamente igual que los hombres, concluye la
investigación. “Las estereotipan, minan su credibilidad. Hacen mención, por
ejemplo, a su vestuario”, subraya la autora.
El GMMP arroja resultados parecidos sobre el sexo de las fuentes en los
medios generalistas. El 91% de los expertos y 82% de los portavoces consultados
son hombres. Otro indicativo de que los estereotipos se reproducen en la prensa
es que el 17% de ocasiones en las que se menciona a una mujer se cita su
situación de parentesco. Este tipo de identificación solo se utiliza para el 5%
de los varones. También en las fotografías hay una escasa presencia femenina.
Según los cálculos de este periódico, en el periodo analizado —16 de abril a 13
de mayo (el mismo estudiado por Woman in Journalism)—, solo aparecían mujeres
en el 20% de las fotos. De ellas, en más de la mitad estaban acompañadas de un
hombre.
Una de las soluciones que propone Altés para alcanzar un mayor equilibrio
es que los planes de estudio de las facultades incluyan la perspectiva de
género. ¿Cómo? Enseñando a realizar informaciones con tantas fuentes femeninas
como masculinas para lograr una visión más amplia y cercana de la realidad.
Ella lo hacía en sus clases en la Universidad Autónoma de Barcelona. “Impartía
un seminario sobre este asunto, pero era optativo”, La profesora cree que no
era suficiente. Fraga comparte la misma opinión: “Se debe enseñar. Pero cuando
hay cursos sobre esto tienen poca relevancia académica y van solo chicas”.
Pese a que las investigaciones señalan a las cúpulas de poder
predominantemente masculinas como parte principal del problema, los expertos
dicen que los (y las) periodistas también son responsables de la discriminación
en las redacciones. En su mano está revertir la situación, según González, que
parafrasea a la expresidenta de Chile y directora de ONU Mujeres Michelle
Bachelet: “Cuando una mujer entra en política cambia la mujer. Cuando muchas
mujeres entran en política, cambia la política”. Pero una creciente presencia
de redactoras no ha significado un mayor equilibro de género en las
informaciones. “Ellas también utilizan los criterios profesionales mal”, apunta
Sánchez Aranda. Las investigaciones concluyen que las noticias cuyas autoras
son mujeres no contienen más expertas que las elaboradas por hombres. Una
actitud proactiva de vigilancia por parte de los medios como entidad y los
trabajadores en su labor diaria, según ha podido constatar Altés, sí aumenta la
igualdad en los contenidos. Fraga va más allá: “Se tendrían que hacer informes
internos de seguimiento”.
No existe una fórmula mágica para erradicar la
discriminación. A veces la propia realidad, la actualidad o los hechos, son el
obstáculo. Otras, la rutina del profesional o la timidez de la experta. Como en
otros males de la sociedad, un primer paso es que cada implicado reconozca su
problema y su culpa.
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