El primer día de clase en su nueva escuela, un niño se acercó a Sylvia
Mendez y le dijo: “Tú eres mexicana, no puedes estar aquí”. Pero aquel niño no
tenía razón. Tras dos años de lucha en los tribunales, los padres de Mendez
—nacida en Estados Unidos de padre mexicano y madre puertorriqueña— habían
conseguido que su hija de 10 años pudiera asistir a una escuela de blancos. Hoy
el caso Mendez vs. Westminter (1946) se considera un hito en la larga lucha
contra las leyes de segregación.
Era una época en la que “había escuelas solo para los mexicanos”. “No
podíamos ir a bañarnos a las piscinas públicas hasta que el agua estaba sucia,
y no se nos permitía comprar en los barrios para blancos”, recuerda Mendez a
sus 76 años en un hotel de la capital mexicana. Ha viajado al país de su padre
para recoger el Premio por la Igualdad y la No Discriminación que otorga el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación
(Conapred) de México. El caso de Mendez y su familia no es tan
conocido como el de Brown contra el Comité de Educación (1954), que supuso el
fin de la segregación en todas las escuelas del país, pero es un pedazo de la
historia que su protagonista quiere salvar del olvido. “En California, más de
dos tercios de los niños son de origen latino. Tienen que saber lo que costó
que pudieran estudiar para que no lo abandonen”, asegura.
En estos años ha conseguido que dos escuelas en California lleven el nombre
de sus padres, Gonzalo y Felicitas Mendez. “Pero seguiremos trabajando para que
se enseñe en los libros de texto”. Lo dice con un punto de indignación y de
amargura, porque una vez estuvo a punto de conseguir que su caso se incluyera
obligatoriamente en los temarios. Solo hubo un problema: el entonces gobernador
de California, Arnold Schwarzenegger, vetó la iniciativa.
Lo cuenta en una mezcla de idiomas, porque en ocasiones Mendez no encuentra
las palabras en castellano. “A mí no me dejaban hablar español en la escuela y
ahora los latinos muchas veces se avergüenzan de su idioma en EE UU”. A pesar
de que ya no hay leyes que separan, Sylvia Mendez defiende que “ahora estamos
segregados por el dinero”. “Hay escuelas en California que son 100% de niños
latinos de los barrios más pobres. El reto es conseguir que haya latinos
ingenieros, médicos, astronautas. Pero sobre todo políticos, que son los que
hacen las leyes”.
El reconocimiento que ha recibido en México se suma a la Medalla de la
Libertad que el año pasado le entregó en persona Barack Obama. La activista
habla con verdadera fe sobre las ventajas de que Obama sea reelegido presidente
y por eso lo ha apoyado en esta campaña: “Ya ha hecho cosas importantes para
los inmigrantes, como dar permisos de residencia y visados de trabajo a los
menores que no tenían papeles y que llevaban toda su vida en el país. Ellos ni
siquiera sabían que no eran estadounidenses y que sus padres los trajeron de
manera irregular”.
Después de aquel primer día en la escuela de blancos,
Mendez volvió llorando a su casa y le dijo a su madre que no quería ir más al
colegio. “Me dijo que yo era igualita que ellos y que tenía que seguir yendo. Y
todavía tengo amigos de entonces”.
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