'Público' consulta a músicos de diferentes géneros sobre la aparente
ausencia de canción crítica en unos días de crisis, recortes y descontento,
mientras los movimientos sociales como el 15-M toman la delantera
YERAY CALVO Madrid 03/10/2012
Rage Against de Machine, Bob Dylan, Lluis Llach y Joan Manuel Serrat. |
Cierra los
ojos y concéntrate. Piensa en algún solista o grupo de la actualidad que se
caracterice por unas letras con contenido social y crítico con el sistema. Es
muy probable que te sobren dedos de las manos al hacer el recuento. Al menos
ésta es la conclusión a la que han llegado diferentes músicos en la actualidad
consultados por 'Público' sobre la ausencia aparente de canción protesta. Lejos
queda ya aquella hornada de cantautores que cantaban a la
libertad en contra de la dictadura de Franco. Lluis Llach, Serrat,
Raimon o Paco Ibáñez son sólo algunos de los precursores
de la denominada canción protesta en España. Canciones de un gran
contenido reivindicativo cuyo origen se sitúa en Estados Unidos en la década de
los 40, de la mano de músicos como Woody Guthrie, considerado el
padre del género.
"Hay
una deuda muy grande en la canción de autor. Ahora se habla de lo social desde
el punto de vista de las relaciones amorosas. Las canciones están
centradas en los sentimientos". Son palabras de Marwan, uno de los
abanderados de la nueva generación de cantautores 2.0.
Músicos jóvenes que basan su éxito en el boca a boca, en letras
trabajadas y que consiguen la heroicidad de vivir de la
música sin sonar en las radios. Una canción de autor en la era de
Internet que ya poco tiene que ver con los conceptos que evocan la vieja
etiqueta del cantautor.
El músico hace autocrítica: "Estamos muy anestesiados por el consumo. La
religión de hoy en día es tener cosas, consumir. La razón puede ser que estamos
acomodados. Vivimos anestesiados por los mecanismos de poder", explica.
Cambio de
lenguaje
Rafa Pons, músico catalán, coincide en que
"la reivindicación ha pasado a un segundo plano". Sin embargo,
aclara que el lenguaje también ha cambiado. "En mi caso, hablamos
de cosas muy cotidianas. Si hablas de hacer botellón también estás hablando del
que no tiene dinero. En mi caso intento no ser panfletario, hablo de la Play
Station, del amor, o de cómo de jodidas están las cosas. La paz o la
libertad son conceptos que no nos ha tocado vivir", explica el cantautor.
A Pons la canción vinculada a la política le genera escepticismo, prefiere la
autenticidad del que cuenta cosas. "Kiko Veneno o La Excepción se han
ganado su verdad de contar las cosas. No es el momento de ideologías sino de
personas. Gente que se queje de lo que está pasando sin ninguna bandera",
añade Pons. Lo dice hasta el propio Luis Eduardo Aute, miembro de honor de aquella
generación histórica de cantautores: "La mejor canción
protesta es la canción hecha con honestidad". Es el mismo
argumento que emplea Sabino Méndez, compositor de los grandes éxitos
de Loquillo junto a los Trogloditas: "Después del siglo XX no sirve
simplemente la rebeldía del predicador laico, eso ya no funciona. Hay que
buscar nuevas maneras para que toda esa rebeldía pueda incidir en la sociedad y
el rock entre los jóvenes sigue funcionando en este sentido".
Luis Ramiro, hermano musical de Marwan y
Rafa Pons, apunta además a que ahora "tenemos mucha más cultura musical y
los referentes están mucho más diversificados. Antes había menos grupos y se
necesitaban himnos. Sabina se hizo famoso por salir en el programa de Tola y
cantar Pongamos que hablo de Madrid, en un programa que veían 15
millones de espectadores", reflexiona.
El rap manda
Sin embargo,
los músicos coinciden en que hoy en día este tipo de canción sigue de algún
modo vigente, de la mano de gente como Ismael Serrano
o Pedro Guerra, y sobre todo de los raperos.
"En la música que consume la gran mayoría de la gente no se hablan más que
de letras sin contenido. La gente no quiere pensar a la hora de escuchar
música. Quieren escuchar la letra fácil de mueve tu culo en la pista de baile y
poco más. Es así de triste", explica Sho-Hai, de los Violadores del Verso, uno
de los grupos más comprometidos con lo que está pasando en la calle. "El
rap y otras cuantas músicas que decimos verdades están vetadas en esas radios y
televisiones, porque somos políticamente incorrectos", explica.
"Somos de barrios obreros y nos jode ver que los ricos se hacen más ricos
y los pobres más pobres", continúa: "Los políticos nunca nos han
gustado. Mienten más que hablan, y eso hay que decirlo, en las letras o
manifestándose en las calles o de la forma que sea", concluye. Otro de los
grupos que abanderan la canción crítica es Ska-P.
"En momentos como estos debería de haber mucha más protesta social y
política por parte del mundo de la cultura en general", explica PulPul,
líder de la banda, a Público.
Menos apoyo
mediático
Pedro
Guerra, uno de los cantautores que desde un inicio ha trabajado la canción con
contenido social, considera que este tipo de composición nunca se dejó de
hacer. ¿El problema? Que ahora "no tiene relevancia mediática". La
capacidad de trascender es más limitada, explica. Loquillo, icono
del rock en España, ve presente la canción protesta pero sin caer en el error
de pensar que vayamos a volver "a la gloriosa etapa de Paco Ibáñez, ni
pensemos que la única que la pueden hacer (la canción protesta) son los
cantautores". Es cierto que falta cierta actitud en la música pero es que
las radiofórmulas han hecho mucho daño en este país. Yo he vivido eso", denuncia.
El Loco considera que "los grupos que pueden ser un poco más incisivos son
apartados. Claro que hay gente que te dice qué está pasando en la calle, pero
desaparecen". El líder de Ska-P se muestra muy crítico en este
sentido: "Es cierto que la estafa financiera y las políticas de recorte de
estos gobiernos neoliberales silencian de muchas formas a los más
contestatarios. No hay conciertos. Y encima suben el IVA
al 21% en las entradas, sólo van a poder disfrutar de la música en directo los
seguidores de Norma Duval y Bertín Osborne,
que al final es lo que pretende este Gobierno". Javier Liñán, cazatalentos
y jefe de El Volcán Música,
que cobija grupos como Los Planetas o Los Delinqüentes, sí que echa en falta
"un relevo generacional" que sorprenda y se comprometa con su
música. Reconoce sin embargo que los músicos lo hacen de un modo privado, pero
no con sus canciones.
Otro
contexto diferente
Los músicos
consultados por Público coinciden en que hoy en día no se podría repetir
una generación de cantautores como la de antaño, ya que tanto el lenguaje como
el contexto han cambiado. "Antes había un interés en aglutinar la voz del
pueblo", explica Marwan respecto a las apuestas que realizan hoy las casas
discográficas. "Además, el enemigo entonces tenía cara y era mucho más
visible. Era la dictadura. Franco. Ahora es la clase política, aliada con los
banqueros. El poder establecido ejerce un mecanismo más sutil",
culmina.
Existen
otros factores importantes que explican la ausencia aparente de la denuncia en
la música actual. Movimientos como el 15-M son anónimos. "Ahora es
importante el movimiento en sí, no si va acompañado de nombres", destaca
Pedro Guerra. "El ‘No a la Guerra' sí iba representado por la
intelectualidad. Ahora las formas han cambiado y hay menos representación
visible". Un ejemplo de ello es el propio Luis Ramiro, cantautor
comprometido que ha permanecido activo en su ámbito personal, en Izquierda
Unida y en el nacimiento del movimiento social ATTAC. El madrileño ha escrito
alguna canción protesta, pero no se caracteriza por ello, prefiere reflejar sus
"sentimientos" en sus composiciones. Sin embargo, no escatima
críticas en redes sociales, al igual que Marwan, dispuestos ambos a asumir el
coste que ello puede suponer entre sus seguidores. "Siendo comprometido te
buscas enemigos. Yo he denunciado la brutalidad
policial en la redes sociales y ha habido gente a la que le ha
parecido bien y gente a la que le ha parecido mal, pero tengo que decir lo que
pienso porque soy persona antes que cantautor, luchar por lo que considero
justo. Te buscas enemigos, pero es el precio que hay que pagar para ser uno
mismo", explica el músico de origen palestino.
Fuera de
España
En el ámbito
internacional, la canción con contenido social sigue vigente de la mano del incombustible
Bruce Springsteen, algunos discos cargados de rabia como el American
Idiot de Green Day o algunos retazos críticos de grupos como Muse,
entre otros. Precísamente su líder, Matt Bellamy, se quejaba en una reciente
entrevista para Rolling Stone de la falta de compromiso social en la
música actual. Un dardo que apuntaba hacia gente como Coldplay, Jay-Z o
Rihanna. "No siento que estén mostrando ninguna sensibilidad con lo que
está sucediendo. Springsteen es el único, tal vez. Mi gran decepción en este
aspecto es Rage Against The Machine, ya que es una gran banda política y han
estado muy callados. No será porque no haya motivos para movilizarse. En los 90
hicieron una gran labor, y ahora todo es peor. Esperaba que ellos dijeran
algo", brama Bellamy. Una crítica que quizás puede parecer injusta si
tenemos en cuenta que Tom Morello, guitarrista de dicha banda, estuvo presente
en el movimiento Occupy L.A, demostrando que las formas de
compromiso del artista también están cambiando.
Lo
cierto es que a pesar de la ausencia de canción crítica, la apuesta parece
otra. Lo explica la periodista Carolina Velasco
en su reportaje 'Música y
activismo: de la canción protesta a Ocuppy Wall Street'. "La
canción protesta es un hecho del pasado: en el presente, como demuestra el
movimiento Occupy Wall Street, importa el compromiso personal. Músicos que
luchan como ciudadanos, con la gente, sin buscar medallas". Como diría Bob
Dylan,
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