La editorial Capitán Swing publica ‘La formación de la clase obrera en
Inglaterra’, obra clave sobre la gestación de la conciencia de clase
británica
J. LOSA Madrid 15/11/2012
Siglo y
medio separa la sátira proletaria de Dickens del compromiso pop de Billy Bragg. Dos extremos
de una fértil cultura de clase que se forjó a sí misma a base de hambre y
alienación. Uno de los primeros en dar fe de esta génesis obrera fue el
historiador Edward Palmer Thompson, quien, desafiando a la ortodoxia
academicista de la época, supo detallar de qué modo el pueblo británico
despertó del letargo. Lo hizo en el voluminoso ensayo (925 páginas) titulado La
formación de la clase obrera en Inglaterra, publicado hace casi
50 años y reeditado recientemente por Capitán Swing en nuestro
país.
Se trata de
un minucioso trabajo sobre la gestación de la conciencia de clase británica en
la que Thompson cuenta la historia desde abajo, atendiendo al derrotado,
poniendo la lupa sobre los parias amontonados en los telares y las fundiciones
del extrarradio. Una aproximación audaz que, según Antoni Domènech,
catedrático de Filosofía del Derecho y prologuista del libro, "supuso una
reacción a la ideología de la Guerra Fría, que pretendía legitimar el
capitalismo industrial negando lo que todos los testigos de la época
confirmaban, a saber; que la revolución industrial había supuesto una
catástrofe social". El desheredado consigue así alzar su voz, y lo
hace a través de este extenso ensayo de Thompson, atento como pocos al día a
día de la "common people", cotidianidad marcada por la penuria que
terminó por confluir en una conciencia de clase. En palabras del historiador Josep
Fontana, "el logro de Thompson consistió en analizar la historia del
movimiento obrero no tanto en base a la historia económica o a las formas de
organización, sino centrándose en las experiencias de la gente y en la
existencia de unos elementos culturales compartidos".
Rituales en
el taller, baladas populares, peleas de perros, himnos metodistas y hasta
fragmentos de libros de contabilidad de tejedores y agricultores, la profusión
en detalles etnográficos de Thompson nos brinda una mirada omnicomprensiva de
lo que pudo significar la irrupción de la mecanización en las industrias
textiles y la producción en serie.
El libro es
también una reacción a cierta degeneracion del marxismo y a la
concepción posterior y más sofisticada que llevaron a cabo los estructuralistas
franceses. Según Domènech, la obra de Thompson remarca de qué manera "la
clase trabajadora se había formado en un proceso histórico muy
complicado, en contra de lo que pensaba cierto marxismo barato que creía que la
conciencia de clase va inmediatamente ligada al cambio de modo de
producción".
Partiendo de
un materialismo histórico no dogmático, el autor pone de relieve el potencial revolucionario
de la clase trabajadora y es pionero a la hora de "rescatar" a la
chusma de la "enorme condescendencia de la posteridad". Tal y como
expresaba el autor en el prefacio de la primera edición: "Es posible que
sus oficios artesanales y sus tradiciones estuviesen muriendo; es posible que
su hostilidad hacia el nuevo industrialismo fuese retrógrada; es posible que
sus ideales comunitarios fuesen fantasías; es posible que sus conspiraciones
insurrecionales fuesen temerarias; pero ellos vivieron en aquellos tiempos de
agudos cambios sociales y nosotros no. Sus aspiraciones eran válidas en
términos de su propia experiencia y, si fueron víctimas de la historia,
siguen siendo víctimas si se condenan sus propias vidas".
Ahora
que muchos de aquellos derechos de la clase obrera se esfuman a base de
reformas y decretos, ahora que vivimos sometidos a esa "austeridad
expansiva" que pregonan los adalides del neoliberalismo, conviene más que
nunca reivindicar el legado indiscutible que dejó La formación de la clase
obrera en Inglaterra. En palabras del profesor Fontana: "Todo
progreso global ha sido siempre el resultado de una lucha, de una
conquista, ninguna ha venido por los avances de las tecnologías, ni por la
ilustración de las clases dirigentes. En ese sentido recordar el nacimiento de
esa tradición de lucha me parece que es absolutamente oportuno, solo que
evidentemente esta va a ser una lucha distinta, entre otras cosas porque el
enemigo aprende de cada derrota".
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