El cineasta británico Steve McQueen lleva al cine la historia real de
Solomon Northup, un hombre negro del norte que fue secuestrado, subastado y
vendido a un esclavista sureño, en su película '12 años de esclavitud', una de
las grandes favoritas para el Oscar
BEGOÑA PIÑA Madrid 13/12/2013 publico.es
Hollywood ha
hecho muy pocas películas sobre la esclavitud. La vergüenza que EEUU siente por
este abyecto episodio de su historia es la razón de ello. Al menos eso cree el
cineasta británico Steve McQueen, un vídeo-artista y escultor que fascinó con
sus dos películas anteriores -Hunger y Shame-, dos relatos de
individuos enfrentados a un tormento, y que ahora insiste en el
padecimiento humano, esta vez desde un episodio real ocurrido en aquella época
de infamia. 12 años de esclavitud ya le ha valido a McQueen el Premio
del Público en Toronto, el de la Crítica de Nueva York a Mejor Película, el de
los Críticos de Boston al Mejor Director y Mejor Película, y la casi total
unanimidad de los especialistas, que hablan del filme ya como del gran favorito
para los Oscar.
Muchos de
los problemas con los que convive hoy la sociedad de Estados Unidos son, en
opinión de este director, "los efectos de la esclavitud".
Secuelas que podrían suavizarse si se tuviera más presente esta historia.
Quentin Tarantino (Django desencadenado) y Steven Spielberg (Lincoln)
la han contado a su modo recientemente, antes que él. Y ahora, McQueen la
recuerda con el relato real de Solomon Northup, un hombre negro libre, un
violinista, casado y padre de dos hijos, que fue secuestrado, subastado y
vendido a un esclavista sureño. Doce años después consiguió recuperar la
libertad y escribió un libro contando aquel infierno.
"Cada
página fue una revelación para mí, me di cuenta de que no sabía casi nada de la
esclavitud. Cuando terminé de leer aquel libro me sentí fatal por no conocerlo,
hasta que luego me di cuenta de que casi nadie lo conocía. ¿Cómo puede no
conocerse este libro? Es el equivalente a El diario de Ana Frank para
América", sentencia el cineasta.
Mirando a
Hollywood
Y mirando,
justamente, a América es como ha trabajado Steve McQueen esta película. Menos
'artista' que en los otros filmes, el cineasta ha apostado por un relato
mucho más convencional, de narrativa clásica. Ha firmado, de hecho, una
película genuinamente hollywoodiense. Chiwetel Eijofor es el protagonista;
Michael Fassbender -inseparable de McQueen-, el cruel esclavista, y Brad Pitt,
el abolicionista. Benedict Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti y Lupita
Nyong' completan el reparto.
"La
historia es clásica, sí, es una novela. De cualquier modo, no pensé en cómo quería
contar la historia, solo sabía que quería sacar la narración fuera, que el
público sintiera lo mismo que siente este hombre, Solomon. Es verdad que la
película tiene un final clásico de ‘érase una vez', pero el medio del relato es
surrealista y extraordinario. A mí me recuerda a los cuentos de los hermanos
Grimm y a Pinocho, cuando le engañan para secuestrarle y llevarle al
circo".
El
ejemplo de Nelson Mandela
12 años
de esclavitud responde a la necesidad de este director negro de contar la historia de
sus propios antepasados, de recuperar la memoria de aquellos hechos.
"Necesitaba ver esto en imágenes", reconoce McQueen, que aprovecha la
publicidad que le da el próximo estreno de su película para recordar la figura
de Nelson Mandela. "Es el ejemplo de lo mejor que puede ser un ser humano.
Tenía compasión, determinación y era muy humano. No era demasiado
religioso ni demasiado marxista. Brillaba por su humanidad".
"Nelson
Mandela, como Solomon Northup, logró sobrevivir pensando en su familia y en su
dignidad", añade Steve McQueen, que confiesa que también se ha preguntado
cómo hubiera superado él una situación como la de su personaje, sin tener
ninguna comunicación con su familia... "Yo soy un privilegiado. Creo que
hubiera hecho igual que él, intentar primero comunicarme con mi familia. Y
Solomon Northup no es Bruce Willis que tiene una granada en cada mano para
solucionar sus problemas. Él no tiene elección. Yo quería una película
realista y en la vida real todos hacen lo mejor que pueden para sobrevivir".
Rodolfo
Valentino y Buster Keaton
En ese
proceso de supervivencia y lucha contra el sometimiento definitivo que vive
Solomon Northup, éste debe esconder su educación y la posibilidad de leer y
escribir. "Necesitaba para eso un actor como Chiwetel Eijofor, que
mostrara dignidad en la pantalla, porque eso ya hace mucho. Cuando
preparamos el personaje hablamos mucho de Rodolfo Valentino y de Buster Keaton.
Quería que el rostro del actor dijera cosas al público, porque el público es
inteligente, sabe leer las caras. También trabajamos la forma de andar, porque
Solomon no caminaba como los esclavos. Son detalles sutiles, pero que también
dejan ver el interior del personaje".
Un
personaje que, por primera vez en el cine de Steve McQueen, no personifica un
grave conflicto. No se parece en eso a los anteriores. Al miembro del IRA Bobby
Sands (inspirado en el hombre real) que murió resistiendo en una huelga de
hambre histórica -"diez hombres murieron en prisión, fue un momento clave
en Gran Bretaña"-, ni a Brandon, el adicto al sexo de Shame, donde
el director mostraba cómo se vivían hoy las adicciones. "Pero los tres
-concluye McQueen- buscan la forma de negociar con el medio en el que viven y
de trascenderlo".
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