Se estrena la versión gallega de la obra teatral sobre las escuelas franquistas
ALFONSO PATO - Santiago - 21/09/2011
La versión gallega de una de las obras más aclamadas del teatro español de los últimos años se estrena hoy en el Salón Teatro de Santiago. Los números avalan a O florido pénsil: más de 2.000 funciones y por encima del millón de espectadores de una obra que ya se ha representado en español, euskera y catalán y "que se estrenó hace justo 15 años", recuerda su codirector, Fernando Bernués, director también de la compañía vasca Tanttaka Teatroa. Esta formación compró hace años los derechos de este libro que escribió Andrés Sopeña, en el que el autor retrata el sistema educativo que promovía el franquismo, basado en la religión, el autoritarismo y la rutina por repetición. Esta delirante combinación se pone en escena a partir de la visión de cinco personajes que, ya en edad adulta, rememoran sus tiempos de infancia nacionalcatólica.
"Me ha recordado muchos momentos de mi infancia, como canciones o textos que nos hacían aprender", comenta Antonio Durán Morris, uno de los cinco intérpretes de la obra, en la que tiene como compañeros de reparto a experimentados actores de la escena gallega como Xosé M. Olveira Pico, Alfonso Agra, Josito Porto y Federico Pérez. "Es una obra sobre cinco personas adultas que se acercan a unas experiencias del pasado de una forma familiar y a veces con mucha ternura, a pesar de lo cruel que era aquel sistema", explica Morris. Los test de público que han hecho hasta el momento han resultado para este experimentado actor "un ejercicio de comunicación muy potente, donde el espectador acaba siendo partícipe de la obra".
Los contados pases realizados hasta el momento dan la medida de lo que puede ser la representación, que tiene momentos desternillantes como la presencia del cura que confiesa a uno de los alumnos o la exaltación patriótica que cierra la obra, con la visita de un inspector de enseñanza. "La reacción de la gente es muy exagerada tanto en las risas como en los aplausos, parece casi una sit-com con público", reflexiona Morris, sobre esta obra que considera "un auténtico fenómeno sociológico". En cada una de las lenguas que se ha representado la obra se ha ido adaptando a las características sociológicas propias de la zona como la procedencia de los alumnos o el uso del idioma.
"Buscamos las tipologías diversas y su adaptación a los roles, como la emigración o los absurdos de las prohibiciones lingüísticas, ya que el maestro hablaba en castellano en clase y al salir saludaba a los niños en gallego o en vasco", explica Fernando Bernués, junto con Mireia Gabilondo, director de esta obra desde su primera versión, que logró estar de gira ininterrumpidamente durante seis años y alcanzó logros como que una compañía periférica, Tanttaka Teatroa, tuviese una enorme repercusión en Madrid.
"En un principio dimos por finiquitada la obra, pero decidimos volver a girar a los 10 años. La retomamos en Galicia para celebrar los 15 años y estamos disfrutando mucho con los actores", declara el director vasco que se encuentra estos días en Galicia para asistir al estreno de la obra, en escena en Santiago hasta el próximo domingo antes de representarse posteriormente en varias ciudades gallegas. Después de 15 años de florido pensil, Bernués cree que la sociedad española ha cambiado, "pero hay roles que se mantienen". Y acto seguido cita dos ejemplos irrrebatibles: "Hace unas semanas le oí decir a [el cardenal] Rouco Varela que éramos la reserva espiritual de Occidente y el mes pasado la familia Franco volvió al pazo de Meirás. Ya no sé si eran otros tiempos o no, ya lo dudo. Y en esa duda está la vigencia de esta función", concluye Berrués. Como se apunta en una de las partes finales de la obra, reproduciendo una de las frases de aquellos años, "Franco seguirá con nosotros por los siglos de los siglos".
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