Los incidentes se saldaron en 1972 con 13 manifestantes muertos a tiros por soldados británicos
EFE - Londres - 22/09/2011
El Ministerio británico de Defensa pagará una compensación económica a los familiares de las víctimas mortales y de los heridos en la jornada conocida como Domingo Sangriento -Bloody Sunday- de Irlanda del Norte en 1972. En un comunicado emitido hoy por ese Ministerio que recoge la cadena pública BBC, Defensa reconoce "el dolor de esas familias durante 40 años" y admite que miembros de las fuerzas armadas actuaron "de manera equivocada" en aquella jornada. El 30 de enero de 1972, soldados británicos del Primer Regimiento de Paracaidistas dispararon contra una manifestación a favor de los derechos civiles en el barrio católico del Bogside en Derry.
Los incidentes se saldaron con 13 manifestantes muertos a tiros por soldados británicos. El anuncio surge después de que los abogados que representan a esos familiares hicieran una petición al primer ministro británico, David Cameron. Defensa, que no ha dado detalles sobre quiénes serán exactamente los que reciban las compensaciones y qué cantidad, confirmó que tiene la intención de resolver el asunto "con la mayor rapidez posible". En la carta enviada al primer ministro por el bufete de abogados Madden and Finucane, que representan legalmente a muchas de las familias afectadas, se preguntó al Gobierno por los pasos que iba a adoptar para "compensar totalmente" a los familiares por "las pérdidas de sus seres queridos, las lesiones de otros y las acusaciones vergonzosas que mancillaron su buen nombre durante muchos años".
Un portavoz de Defensa indicó en el mencionado comunicado que el Ejecutivo "sentía profundamente" lo ocurrido y confirmó que se compensaría económicamente "donde hubiera responsabilidad legal". En junio del pasado año, el primer ministro presentó un informe dirigido por el exjuez del Tribunal Supremo lord Saville de Newdigate sobre lo sucedido al Parlamento.
En aquella intervención, Cameron reconoció que los fallecidos a tiros por los soldados británicos eran civiles inocentes. "Estuvo mal. Lo que ocurrió nunca debería haber ocurrido. El Gobierno es el responsable último de la conducta de las fuerzas armadas y por eso, en nombre del Gobierno, de hecho en nombre de nuestro país, lo lamento profundamente", manifestó.
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