sábado, 10 de setembro de 2011

La primera guerra icónica


Un libro reúne imágenes míticas de 12 fotógrafos de la Guerra Civil española
TEREIXA CONSTENLA - Madrid - 05/09/2011
Hasta 1936 las guerras eran un asunto que daba poco realismo en los desayunos. Los lectores de periódicos rara vez se topaban con imágenes de muertos. Los combatientes posaban para el fotógrafo como si se tratase de un grupo de amigos dispuesto a irse de fiesta. Por supuesto no había imágenes de acción y apenas de civiles heridos o atemorizados. Ocurrió que para 1936 se había perfeccionado la técnica con cámaras ligeras que facilitaban el movimiento, la rapidez y la espontaneidad. Además, proliferaban las revistas ilustradas hambrientas de impacto. Ya solo faltaba la guerra y un grupo de profesionales dispuesto a llegar muy lejos.
España puso el campo de batalla ideal para que el fotoperiodismo se bautizase a lo grande. Los profesionales dispuestos a ir lejos, es decir, situarse lo bastante cerca como para conseguir una buena foto, llegaron de todas partes. Y algunos (Alfonso, Santos Yubero, Centelles, Brangulí...) estaban aquí.
Paco Elvira, fotógrafo y profesor de fotoperiodismo en la Universidad Autònoma de Barcelona, ha seleccionado imágenes de 12 conocidos fotógrafos y otras de autores anónimos para el catálogo La Guerra Civil española, que publicará Lunwerg en unas semanas. El conflicto español, explica, produjo "la mayor cantidad de fotografías icónicas y significativas de un conflicto hasta la guerra de Vietnam, que estalló casi 30 años después". "Que las guerras son fotogénicas es algo indiscutible", sostiene el escritor Ignacio Martínez de Pisón, en el prólogo del libro.
El gran maestro, sin duda, fue Robert Capa. Y su gran escuela, sin duda también, fue la guerra española. Gracias a los reportajes que publicó sobre ella fue consagrado como el "mejor fotógrafo de guerra del mundo". De él es la instantánea más famosa, la del miliciano abatido en Cerro Muriano (que no figura en este catálogo), y otras tomadas durante la ofensiva republicana en el río Segre en 1938 que evidencian la cercanía del reportero a los instantes de peligro. Sus últimas imágenes fueron tomadas durante la gran retirada de españoles a través de los Pirineos. Fue fiel a su honestidad profesional hasta su último día: murió al explotarle una mina en Indochina en 1954.
Capa pasó a la historia. Menos reconocimiento ha tenido Gerda Taro, una reportera que compartía con Capa, su pareja, el compromiso y el arrojo. Taro es la única fotógrafa que falleció en la Guerra Civil española: fue aplastada por un carro de combate en Brunete en 1937. Algunos de sus negativos aparecieron en 2007 en la llamada maleta mexicana, junto a material de Robert Capa y David Seymour, también fallecido en acción, en 1956 en Egipto.
El catálogo recoge algunas de estas desconocidas instantáneas. Paco Elvira desvela que una de ella es la fotografía tomada en el frente de Aragón en 1937 por Robert Capa en la que aparece en un margen Agustí Centelles, el fotógrafo español que legó un valioso material sobre la contienda en Cataluña y Aragón. El propio Centelles, en su Diario escrito en el campo de concentración de Bram en 1939, destaca la utilidad de su trabajo: "Por mi archivo fotográfico tendrás ocasión de ver el desarrollo de la guerra, los bombardeos, las escenas del 19 de julio en Barcelona. Fui el único fotógrafo que estuvo todo el día dando vueltas por la ciudad".

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