La 'East Side Gallery' fue pintada en 1990 en el lado este del muro de la capital alemana
LAURA LUCCHINI - Berlín - 05/05/2011
A principios de 1990, Bodo Sperling fue contactado por un grupo de artistas de la antigua República Democrática Alemana (RDA) para participar en la realización de una obra de arte colectiva que cubriría la superficie gris del muro que dividió la ciudad de Berlín, y el mundo entero, en dos bloques. Eligió los colores azul, amarillo, negro y blanco. Pintó líneas geométricas y las estrellas de la Unión Europea, y tituló su obra La transformación del pentagrama en una estrella de paz en una Europa sin muros. Él y otros 117 artistas de todo el mundo realizaron juntos la que se conoce como la "mayor galería de arte al aire libre del mundo", la East Side Gallery. Hoy, sin embargo, en lugar de los colores de Sperling se ha quedado un espacio vacío pintado de blanco.
Sperling, que figura entre los fundadores de este gigantesco mural, es uno de los artistas que presentaron hoy frente al tribunal regional de Berlín una demanda por violación de los derechos de autor y reproducción no autorizada, en la que se pide a la ciudad una indemnización por daños y perjuicios. En el centro de la controversia está una restauración del monumento que el Senado de la ciudad encargó en 2009, con motivo de las celebraciones por el veinte aniversario de la caída del muro. En el curso de esta intervención parte de las obras fueron borradas, algunas repintadas iguales por otros artistas, otras simplemente cubiertas y otras -como la de Sperling- dejadas en blanco.
3.000 euros por volver a pintar sus obras
"En 2009 la empresa encargada de la restauración contactó con los artistas, diciéndoles que ellos mismos deberían, tras la restauración del muro, volver a pintar sus obras, iguales a las de antes", explicó hoy Sperling. El problema era que cuando se pintó la East Side Gallery se hizo con técnicas que no resistirían al paso del tiempo, y después de veinte años tanto las obras como la pared estaban visiblemente dañadas. La restauración era necesaria, para asegurar la permanencia de este "monumento de la memoria" de 1,3 kiómetros que atrae cientos de miles de turistas a Berlín cada año.
"Ofrecieron 3.000 euros a cada artista por este trabajo. Las obras de quienes rechazaban esta oferta habrían sido copiadas por otros pintores", relata Sperling. Sin embargo los artistas -alguno de los cuales sigue viviendo de su arte en varios lugares del mundo- consideraron la oferta un insulto, por exigua. "Intenté contactar con el Ayuntamiento para conseguir que los artistas restaurasen sus obras o encargasen la restauración a personal experto. Sin embargo, mi propuesta fue rechazada". El Ayuntamiento procedió a borrar todos los dibujos con arena, restauró el muro y luego, quienes aceptaron, aunque con mucho escepticismo, volvieron a pintar sus obras.
Es el caso del artista ruso Dimitry Vurbel. Cuando llegó a Berlín y vio que su famosa obra Beso entre Hermanos, que representa a Breznev y Hoenecker sumidos en un beso apasionado, había sido borrada, reconoció que se quedó "helado". "Estaba totalmente acojonado" por si no lograba pintar la pared de la misma manera, confesó.
Reivindicar los derechos de autor
Muchos se opusieron. "Se trata de obras que estaban protegidas como monumento de la memoria desde 1991, y sin embargo fueron devastadas. Por eso presentamos ahora esta demanda", insistió Sperling. En este primer juicio, que quiere ser un Munsterprozess, es decir un proceso de ejemplo que abra el camino jurídico a cuantos quieran reivindicar sus derechos, los acusadores son tres, y han fundado un grupo al que se han unido ahora decenas de otros que quieren seguir el mismo camino. "Queremos aclarar", explicó Hannes Hartung, el abogado que representa los artistas, "si la ciudad de Berlín, en cuanto dueña del muro, tenía autorización para borrar las pinturas de la East Side Gallery". Los artistas pedirán una indemnización de 25.000 euros, aunque aseguran que el tema de la indemnización no es central en su causa.
Tanto Carmen Leidner Heidrich, autora de Tierra de Nadie, como Hans Jürgen Große, quien pintó El Nacimiento de Kachinas, presentan ahora su demanda junto a Sperling. Los tres vieron cómo sus obras eran destruidas y cubiertas con otras que no tenían nada que ver. "Las nuevas obras no reflejan el espíritu de la época", criticó Sperling. "Ni siquiera son actuales, porque toman en préstamo temas de la actualidad de 1989. Entonces quisimos representar el desarrollo de dos ciudades y dos mundos que volvían a ser uno, también a través de las aportaciones de los visitantes. Hoy esto se ha perdido". El proceso podría servir "de impulso al debate acerca de los derechos de autor de las obras que se encuentran en espacios públicos", aseguró Hartung.
Por su parte los representantes del Gobierno de la ciudad, como Franz Schulz, de los Verdes, explicaron a la prensa local que las posibles lesiones de los derechos de autor fueron verificadas antes de proceder a la restauración, y que no hay razones para estar preocupados. Mientras, algunos de los artistas que estuvieron de acuerdo con la propuesta del Ayuntamiento, como Kavi Alavi, creen que la causa "no tiene ninguna posibilidad de ser ganada".
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