Una gran exposición recorre 100 años del movimiento en España

"Los asesinos se entregaban con la pistola humeante, pensando que habían realizado un gran servicio a la humanidad", cuenta Casanova, Catedrático de Historia Contemporánea en Zaragoza, capital, junto a Barcelona, del anarquismo español. "Han pasado a la historia como terroristas, pero no eran solo violentos. Solo con la violencia no habrían sido un fenómeno de masas. El anarquismo es mucho más: cultura, sindicalismo, sueños igualitarios...".
La exposición está repleta de piezas nunca vistas, objetos guardados como tesoros por coleccionistas que hoy seguían declarándose anarquistas y comprados o cedidos para la ocasión. Entre ellos, una bandera de la CNT recogida por los italianos como botín durante la Guerra Civil y comprada décadas después en un mercadillo en Roma; una bomba idéntica a la que mató a 22 personas en el teatro del Liceo barcelonés en 1893, o el uniforme de Durruti, convertido en leyenda tras morir abandonado por el Gobierno republicano en Madrid en 1936.
El Gobierno de Aragón, la Diputación de Huesca, la de Zaragoza y el Ayuntamiento de esta última ciudad han invertido cerca de medio millón de euros y dos años en preparar la exposición, parte de un proyecto que incluye un congreso de historiadores y un disco-libro coordinado por Casanova. El libro, con el mismo título de la muestra, repasa la historia del anarquismo desde la llegada a España de Giuseppe Fanelli, enviado por Bakunin en 1868, hasta que, derrotado el nazismo contra el que muchos habían luchado, los anarquistas comprendieron que habían equivocado su pronóstico y nadie en Europa iba a ayudarles a derribar a Franco.
La muestra, que Casanova quiere llevar a Barcelona y Tolouse, incluye un capítulo para la Guerra Civil, etapa de oro del movimiento, que logró en 1936 colocar en el Gobierno a cuatro ministros anarquistas por primera vez en el mundo. Entre ellos, la primera mujer: Federica Montseny.
Presiden las paredes estruendosas frases del ideario anarquista: "¿Qué es la propiedad? Es el robo", y carteles en rojo y negro que llamaban a combatir "a los tornillos fascistas incrustados en nuestra retaguardia, a los cuervos que engordan con la guerra".
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