Cien años
después de su viaje a la Alhambra, una exposición recupera las obras que el
pintor francés hizo en el monumento
AMINA NASSER
GRANADA 15/10/2010
El libro de honor de la
Alhambra es una joya. Basta con adentrarse en sus páginas para constatar que
contiene tantos secretos como el propio monumento. Eso fue lo que hizo la
directora del patronato que dirige el recinto nazarí, María del Mar
Villafranca. Hace unos años, descubrió una firma entre las de los ilustres que
han dejado allí su huella. Era la del pintor francés Henry Matisse. "Fue
casi una revelación, la firma apareció como sus arabescos", cuenta
Villafranca.
El 9 de diciembre se
cumplirán 100 años de la visita del artista al monumento. Fue un viaje breve
pero intenso, del que apenas se había tenido noticias y que despertó el interés
del artista por el mundo oriental. El descubrimiento de su firma dio lugar a
una investigación sobre la estancia de Matisse en España y la influencia que
tuvo en su obra. Ese viaje por España, que incluye Granada y la Alhambra, se ha
reconstruido ahora en una exposición que es todo un acontecimiento. La muestra Matisse
y la Alhambra (1910-2010), que se inaugura hoy en el Palacio de Carlos V,
en el recinto de la Alhambra, es mucho más que la conmemoración del centenario
de la visita del artista. Es un manual imprescindible para comprender una
parte importante de su obra.
Nadie como Matisse, como
buen fauvista, supo impregnar de tanto color el arte. Y puede que su influencia
oriental, que partió de su visita a la Alhambra, contribuyera a ello. La
exposición Matisse y la Alhambra da fe de que el viaje al monumento fue
una fuente de inspiración para el pintor. El maestro del colorido llegó a
Granada el 9 de diciembre de 1910, cuando ya era una figura, y permaneció en la
ciudad durante tres días. Allí, en una habitación de la pensión Villa Carmona,
situada entonces en la calle Real de la Alhambra, escribió a su mujer: "Estoy
del todo contento de haber visto Granada. La Alhambra es una maravilla. Ahí
he sentido mi más grande emoción. Pero el tiempo es tan malo que no voy a
seguir más aquí. Volveré a Sevilla, donde la temperatura es mucho más
suave".
Atraído por lo oriental
"La visita a la
Alhambra tuvo un gran impacto en su obra", dicen los comisarios de la
exposición, María del Mar Villafranca y Francisco Jarauta, catedrático de
Filosofía de la Universidad de Murcia. "Matisse se sintió profundamente
atraído por el arte oriental, en especial por el arte islámico, que le abrió
nuevas posibilidades" y que reflejaría en sus cuadros. El propio artista
lo confesaría años más tarde en una entrevista en 1947: "La revelación
me vino de oriente".
Algunas de esas obras
forman parte de la exposición organizada por el Patronato de la Alhambra y la
Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, en colaboración con la Fundación
la Caixa, para conmemorar el centenario de la visita del pintor francés al
monumento.
La muestra incluye más de
un centenar de piezas, entre las que se encuentran 35 obras del artista que
abarcan óleos, dibujos, litografías y una escultura; 60 piezas de arte islámico
de extraordinario valor artístico como cerámica, cristal, bronce, tapices,
miniaturas, celosías y objetos de madera; cartas, postales y fotografías
personales del pintor francés procedentes de los archivos Matisse en
Issy-Les-Moulineaux, y otros objetos de contexto, como tejidos que coleccionó a
lo largo de su vida. Entre ellos, se encuentran telas hispanomusulmanas,
tapices alpujarreños similares al que compró el pintor en Madrid por 300
pesetas. De ese tapiz, con granadas entrelazadas que plasmaría en una de las
tres obras que pintó en España, habla Matisse en una carta dirigida a su mujer.
Cuadros pintados en
Sevilla
Por primera vez en una
exposición, se pueden ver juntos los tres cuadros que el maestro del color
pintó en Sevilla, donde compartió estudio con su amigo y pintor Francisco
Iturrino. Se trata de dos bodegones y un retrato: Bodegón Sevilla I y Bodegón
Sevilla II, en el que plasmaría el tapiz alpujarreño que compró en Madrid,
y Joaquina, el retrato de una bailaora que su amigo, el también artista,
Auguste Bréal, le buscó de modelo. La muestra, además, incluye obras de
Iturrino, quien le aconsejó el viaje a Andalucía.
Matisse y la Alhambra está
dividida en cinco secciones que pretenden aportar un mayor grado de
conocimiento de la vida y obra del pintor. La primera de ellas, titulada La
lección de Oriente, incluye sus últimas obras antes de su visita a España y
está representada por el dibujo a carboncillo de La danza, por la
escultura Estudio de pie y por La Argelina, una obra "que
revela lo que en la tradición francesa del siglo XIX se identificaba como
español".
La segunda parte de la
muestra reconstruye el viaje de Matisse a España, una visita que se documenta
por primera vez en la exposición. De Marruecos a Niza y Odaliscas y
Luz y armonía completan la exposición, en la que participan 30
instituciones de prestigio: Hermitage, MOMA, Metropolitan o Louvre. También
participan coleccionistas privados, como la Baronesa Thyssen y Claude y Bárbara
Duthuit, herederos del pintor francés, que han apoyado el proyecto.
Odaliscas, rincones
secretos y orientalismo
El origen
El descubrimiento de la
firma de Henri Matisse en el libro de visitas de la Alhambra ha permitido
reconstruir los propósitos del viaje del pintor a España.
La exposición
La muestra se inaugura hoy
en el Museo de Bellas Artes de Granada, en la planta superior del Palacio de
Carlos V, donde permanecerá hasta el 28 de febrero de 2011.
Las odaliscas
La exposición incluye una
selección de odaliscas pintadas en Niza durante los años veinte y piezas
decorativas originales de la Alhambra.
Las granadas
Naturaleza muerta con
granadas es una de las obras seleccionadas para ilustrar la obra de Matisse a
partir de los años cuarenta, en que sus cuadros se llenan de luz con el uso
deliberado del color.
Recién restaurado
Quizás
el cuadro más importante de la exposición sea ‘Rincón de estudio', de 1912. La
obra ha llegado desde el Museo Pushkin de Moscú recién restaurada.
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