La ONU
alerta de que la mitad de las agresiones sexuales que se producen en el mundo
las sufren menores de 16 años. El trabajo con adolescentes, fundamental para
erradicar la lacra
SUSANA
HIDALGO MADRID 05/10/2010
Cruces polas mulleres asasinadas en Ciudad Juárez |
El dato es contundente:
tres de cada cuatro mujeres en el mundo ha sufrido alguna vez en su vida
violencia machista. Es decir, han sido golpeadas o insultadas de manera
reiterada y abusiva por su pareja o ex pareja o han sufrido una agresión
sexual por un conocido o desconocido. La cifra la ofrecieron este martes en
Madrid representantes de Naciones Unidas en temas de Género y presentes en la
jornada Instrumentos eficaces para la igualdad en el desarrollo,
organizada por el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer
(Unifem), la Cooperación Española y la Red Gedea (Género en Desarrollo y
Eficacia de la Ayuda).
La cifra puede parecer, a
simple vista, excesiva, pero es real. Esas tres mujeres de cada cuatro víctimas
del machismo tienen rostro en los feminicidios de Ciudad Juárez (México), en
las violaciones de la República Democrática del Congo o de Haití o en las 52
mujeres que ya han muerto este año en España a manos de sus parejas o ex
parejas.
Además, unas 5.000 mujeres
mueren al año asesinadas por el honor de sus familias. Y también hay
otras víctimas que día a día sufren una violencia que no deja huella física,
pero sí psicológica: la de aquellas que aguantan las vejaciones y humillaciones
verbales por parte de sus parejas.
Y esa violencia hace
además que muchas de las víctimas queden contagiadas de sida o que ya no puedan
volver a trabajar, simplemente por vergüenza a acercarse de nuevo a un mercado
o a la cosecha. "Los gobiernos tienen que terminar con esta
impunidad", denunció María José Alcalá, asesora en Violencia de Género de
Unifem.
Alcalá estuvo acompañada
en Madrid por la colombiana Ana María Enríquez, directora del Fondo para la
Igualdad de Naciones Unidas, y de Inés Alberdi, directora Ejecutiva de Unifem
en España. Las tres coincidieron en denunciar que la violencia de género es
"una pandemia que puede atacar a todas las mujeres por igual, sin
fronteras". Insistieron en que aún queda mucho por hacer porque, como
señaló Alcalá, las políticas de Igualdad reciben "poco respaldo político y
financiero" y áreas de intervención, como la prevención, "están muy
desatendidas".
Además, esta lacra ha
quedado fuera de los llamados ocho Objetivos del Milenio, promovidos a nivel
mundial para terminar con la pobreza y las desigualdades. Uno de los objetivos
sí que habla de promover la igualdad entre los géneros, pero de una manera muy
genérica.
Las prioridades
De momento, Naciones
Unidas ha dado recientemente un golpe de efecto al crear la agencia ONU
Mujeres, que aglutina todo el trabajo realizado hasta ahora por distintas
entidades dentro de la organización y que está dirigida por la ex ministra
chilena Michelle Bachelet.
Dentro de esa ONU Mujeres
está Unifem, que en 2009 recibió 20 millones de euros en financiación. Y desde
esta agencia promueven, como prioridad, el trabajo con los y las adolescentes.
"La mitad de los asaltos sexuales se producen a chicas menores de 16
años", alertó Alcalá, que agregó otro dato que incide en la gravedad de
atajar el problema ya en la adolescencia o incluso antes: "La mayoría de
los agresones cometen su primer ataque cuando son varones muy jóvenes".
Las mujeres que trabajan
el terreno corroboran los datos. Ana Lorena, directora de la ONG Ayuda en
Acción en El Salvador, ve a diario las agresiones que sufren las mujeres y
alerta de que la importancia de trabajar la igualdad con los varones:
"Porque en cuanto ellas son sensibilizadas en temas de igualdad, hay
hombres que entonces las ven como conflictivas".
Lorena pone el énfasis
además en las niñas. "No tienen voz y muchas veces tienen que denunciar
las agresiones por medio de la intermediación de los adultos", explica
esta mujer en conversación telefónica desde El Salvador. Hay dos entornos,
además, donde las niñas son especialmente vulnerables: el colegio y el
hogar. "Las crías pueden sufrir abusos por parte de padres y maestros,
justo en los dos lugares donde deberían sentirse más seguras", señala esta
cooperante.
La vida en los barrios
marginales tampoco es fácil para las mujeres. Naciones Unidas concluye con un
dato, otro más, y recuerda que en Sao Paulo (Brasil) una mujer es atacada cada
15 segundos.
"La violencia se
puede desaprender"
María José Alcalá. Asesora
Violencia de Género ONU
¿Los
maltratadores pueden ser reeducados en su edad adulta?
Hay
que reconocer que la violencia de género se aprende desde la infancia, en el
entorno, y por tanto, con buenos métodos se puede desaprender. Ya hay programas
que funcionan, como en Brasil, en los que se está educando a los niños en
igualdad y se les provoca para que reflexionen sobre la violencia hacia las
niñas. Estos programas están dando resultados muy positivos entre los chicos.
¿Qué
parte de la población femenina está más en riesgo?
La violencia machista
toca a todas las edades y clases sociales, a ricas y pobres. Pero hay un sector
especialmente vulnerable, que es el de las niñas y adolescentes de 10 a 19 años
de edad, que pueden sufrir agresiones tanto en su entorno familiar como en la
propia escuela. Y es en esta edad donde los niños varones también tienen que
aprender que la violencia de género es del todo inaceptable. Tienen que ver a
las chicas como sus iguales y no como alguien inferior.
¿Qué puede hacer la
familia para prevenir agresiones?
La familia y el entorno tienen que
quitarse de la cabeza la idea de “a mi hija no le va a pasar”, porque le puede
ocurrir a cualquiera. Lo importante es que las propias niñas tengan suficiente
información y empoderamiento para denunciar el abuso por sí solas si sufren
violencia. Muchas veces los violadores son miembros de su familia o los vecinos
y eso silencia aún más la agresión sufrida.
¿Por qué hay tantas adolescentes
que aceptan la autoridad del varón durante el noviazgo?
Porque se las ha
educado en su familia y entorno para ser sumisas y buenas novias. Ellas piensan
que si el chico las pega, es porque las quiere. Y es la familia la que tiene
que decirlas que eso no está bien y que no pueden aceptar dicho comportamiento.
Este tema es muy importante porque los niveles de violencia machista entre los
adolescentes son espeluznantes.
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