El franquismo fusiló al president de la Generalitat tras una farsa de juicio
Lluís Companys fue fusilado la madrugada del 15 de octubre de
1940, hace hoy exactamente 70 años, por ser el president de Catalunya.
Fue el único presidente europeo elegido democráticamente fusilado por el
fascismo. Franco quiso dar un escarmiento a la Catalunya derrotada, a
los supervivientes de la República. No habría piedad ni para el máximo
representante del país.
Acaba de hacerse público un manuscrito de
Carme Ballester, segunda esposa de Lluís Companys, en el que relata la
detención de su marido en Francia por las tropas alemanas, a pesar de
que el cerebro de la operación fue el policía franquista Pedro Urraca Rendueles, quien lo condujo hasta la frontera de Irún.
Franco pretendía lanzar un aviso a los derrotados con el fusilamiento
Desde
el 29 de agosto hasta el 3 de octubre de 1940, Companys fue torturado
en la Dirección General de Seguridad, en la madrileña Puerta del Sol.
Después fue trasladado al Castillo de Montjuïc, en Barcelona, convertido
en prisión, para ser sometido a un consejo de guerra sumarísimo. Las
indicaciones de Franco eran claras: condenarlo a muerte y fusilarlo lo
antes posible sin dar noticia a la prensa.
El 14 de octubre
comienza un consejo de guerra que no es más que un simulacro, como el
resto de los 110.000 que el franquismo puso en marcha en Catalunya.
Pocas horas después, el caso quedaba visto para sentencia: pena capital. Esa misma tarde, Franco, sin ver el sumario ni el acta del consejo de guerra, dio el Enterado. La condena se debía cumplir al día siguiente, al alba.
En su testamento hológrafo, Companys escribió: "A todos los que me han ofendido perdono; a todos los que haya podido ofender pido perdón. Si he de morir, moriré serenamente (...). Por Catalunya y lo que representa de Paz, Justicia y Amor".
El president proclamó el fallido Estat catalá en 1934
Lluís
Companys i Jover había nacido en El Tarròs (Lleida) en 1882 en el seno
de una familia acomodada de propietarios agrícolas. En la facultad de
Derecho conoció al abogado Francesc Layret, que fue quien le transmitió
el discurso político republicano, reformista y autonomista. Dedicó sus
primeros años en política a su republicanismo catalán y español. El
catedrático de Historia Contemporánea Àngel Duarte considera que
"Companys resuelve en clave republicana y española las contradicciones
de su tiempo, desde un doble patriotismo que participa de la identificación entre república e izquierdismo".
Republicano y catalanista
La
evolución del político hacia el catalanismo ya era evidente a finales
de 1933, cuando fue elegido president de la Generalitat: "Companys
evolucionó en clave nacionalista. Sencillamente, el sujeto de soberanía
pasó a ser el pueblo de Catalunya. Por supuesto, la condición
republicana no se anula. Sólo empalidece ante la fuerza arrasadora de su
catalanismo", en palabras de Duarte.
Companys fue el líder de la
minoría catalana en las Cortes en 1931. En aquella época, su segunda
esposa, militante de Estat Català, lo acabó de atraer hacia posiciones
cada vez más catalanistas. Esta tendencia creció todavía más después de ser elegido president del Parlament, en 1932, y de sustituir a Francesc Macià en la Presidencia de la Generalitat el día de Navidad de 1933.
En
1934, cuando Europa estaba polarizada por el combate entre el fascismo y
el antifascismo, la entrada de la derechista CEDA de Gil Robles en el
Gobierno Lerroux, el 3 de octubre, fue declarada casus belli
por la izquierda. Tras convocarse una huelga general en todo el país,
Companys proclamó el Estat català el 6 de octubre. La proclama fracasó y
Companys fue encarcelado junto a su Gobierno. Es el episodio más
polémico de su biografía.
Atraer al anarquismo
Lluís
Companys, como president de la Generalitat, se vio desbordado por el
caos que se generó en Catalunya después de la sublevación militar. El
golpe fracasó, pero desató las acciones de grupos incontrolados,
especialmente de la FAI. Companys intentó controlar a los anarquistas a
la vez que facilitaba la huida de miles de catalanes que se encontraban
amenazados de muerte. El historiador Hilari Raguer afirma que Companys logró frenar los crímenes de los incontrolados.
El
propio general sublevado Queipo de Llano reconocía en una de sus
arengas en Radio Sevilla que "Companys ha dejado salir de Barcelona a
más de 5.000 hombre de derechas, lo cual ha aminorado sin duda la
responsabilidad que pesa sobre él. ¡Dios se lo tenga en cuenta!". Cuatro
años después, el tribunal militar no tuvo en cuenta ningún testimonio
en su favor. La sentencia estaba dictada de antemano. Era un juicio a la
Catalunya derrotada.
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