La publicación de cuadernos escolares con el retrato del dictador provoca
la indignación de políticos e historiadores rusos, que exigen al Gobierno su
retirada
IGNACIO ORTEGA (EFE) Moscú 05/04/2012
La
publicación de cuadernos escolares con el retrato de Iósif Stalin ha provocado
la indignación de políticos e historiadores rusos, que exigen que el Gobierno
los retire de las librerías, donde han alcanzado un récord de ventas. "¿Stalin
en los cuadernos escolares? Absurdo, torpe e inepto. Que el que tuvo esa
idea se los compre a sus hijos", aseguró el veterano cantante y actor
Mijaíl Boyarski, quien nació en 1949, cuando el dictador aún dirigía con mano
de hierro la Unión Soviética
Los
cuadernos, que llegaron a las estanterías el mes pasado, pertenecen a una serie
dedicada a personajes ilustres de la historia de Rusia como Catalina la Grande,
el compositor Serguéi Rajmáninov o el padre del programa espacial soviético,
Serguéi Koroliov. "¿Cómo podemos excluir a Stalin de una lista de
personajes históricos? Guste o no, tuvo un papel muy significativo en el
siglo XX", aseguró a Efe Artiom Bilán, director artístico de la
editorial "Alt" que publicó los cuadernos. No obstante, lo que más ha
indignado a sus detractores es que en la portada se presente al tirano
comunista en un marco dorado como el "Generalísimo", con una
casaca militar repleta de condecoraciones como la de Héroe de la URSS o la
Orden de Lenin.
"Cuando
los niños ven esa imagen, con él tan apuesto, con el bigote, las
medallas, todo rodeado de oro, lo ven como un héroe. Esto es un claro ejemplo
de amoralidad", denunció el periodista e historiador Nikolái Svanidze.
A decir
verdad, el cuaderno de 48 páginas dedicado a Iósif Dzhugashvili (Stalin)
incluye en la contraportada una pequeña biografía y varias fotos de su etapa de
revolucionario clandestino y de mandatario comunista. "Los niños e
incluso los universitarios rusos no saben quién es Stalin. Por eso, nosotros no
sólo tratamos de vender el mayor número de ejemplares, sino también de
contribuir al conocimiento de la historia", adujo Bilán.
El texto
reconoce que Stalin "es una de las figuras más controvertidas de la
historia rusa y mundial": "Para unos es casi el mismo Demonio y para
otros es el mayor líder de todos los tiempos". "En total, durante los
años de mandato de Stalin fueron fusiladas (...) más de 640.000 personas, 2,4
millones fueron enviados al GULAG y 760.000 deportados", reza.
Las fotos también
exponen las dos caras del personaje: una foto de Stalin con su hija, imágenes
de las penurias sufridas por el pueblo durante la industrialización estalinista
y de los tristemente célebres campos de trabajo. "No es una apología o
un panegírico. Los métodos de Stalin fueron demenciales, pero no se le
puede comparar con Hitler. Esperábamos alguna crítica, pero no una polémica tan
grande. Los cuadernos no son para primaria, sino para secundaria", apuntó
Bilán.
El ministro
de Educación ruso, Andréi Fursenko, describió los cuadernos como "un
fenómeno negativo", pero agregó que carece de facultades para ordenar su
requisación de las librerías. "¿Qué puedo hacer? ¿Quién puede hacer algo?
Los cuadernos no son ni siquiera un manual. Si no contradice la ley, cualquiera
puede publicar lo que le venga en gana. La legislación prohíbe la
pornografía y la simbología nazi", dijo.
En cambio,
algunos políticos y escritores creen que el ministerio sí puede adoptar una
norma que impida la publicación en un contexto positivo y heroico de retratos
de un personaje histórico que sea considerado "un verdugo" de
millones de inocentes. Entre los que más han criticado los cuadernos se
encuentran varios miembros de la Cámara Pública, órgano consultivo del Kremlin,
y organizaciones de derechos humanos como Memorial, que defiende la
rehabilitación de los represaliados soviéticos.
"Esto
es, por supuesto, propaganda estalinista. Stalin jugó un papel terrible en
nuestra historia. Un estudiante hace un problema de matemáticas o estudia
geografía, mientras delante tiene a Stalin. Esto tiene una enorme influencia en
su subconsciente", advirtió Arseni Roguinski, historiador de Memorial. Al
respecto, Bilán asegura que la editorial no tiene intención de suspender la
comercialización de los cuadernos, cuanto más que la polémica ha multiplicado
las ventas.
"Ni la
Cámara Pública ni Memorial son órganos legislativos para exigirnos que
retiremos nuestro producto del mercado. Si lo decidiera la Duma (Cámara de
diputados), sería el fin de la libertad de expresión en Rusia", dijo. La
venta de los cuadernos se ha disparado desde el estallido de la controversia,
por lo que las librerías moscovitas se han visto obligadas a aumentar el
número de pedidos.
"Cuando
vi el reportaje en televisión me indigné, pero al ver el ritmo de ventas, se me
pasó el enfado", dijo a Efe una de las empleadas de la cadena de librerías
"Moskovskiy Dom Knigui", donde el célebre cuaderno se ha convertido
en "líder ventas" gracias al interés despertado en los adultos, que
no en los niños.
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