Por: EL PAÍS | 27 de marzo de 2012
Por Georgina Higueras
Al menos 943 mujeres han sido asesinadas en 2011 en Pakistán
en los mal llamados crímenes de honor, en los que se mata a una mujer
para lavar la “vergüenza” de sus hombres. En general, la del marido, la de los
hermanos o la del padre. Según la Comisión de
Derechos Humanos de Pakistán (HRCP, en sus siglas en inglés), 93 de
las asesinadas eran menores de edad.
¡Lástima que los hombres no se laven la vergüenza a tortazos contra sí
mismos en lugar de buscar al eslabón más débil de la sociedad!
Por supuesto, la mujer no tiene derecho a defenderse ni a explicar los
motivos o las causas que pudieran haberla llevado a faltar a sus deberes
conyugales o familiares. El informe de la HRCP indica que en 180 casos el
asesino fue el hermano y en 226 casos, el marido. Del total de mujeres muertas,
557 estaban casadas. Las razones que llevaron a sus parientes a ajusticiarlas
fueron “relaciones ilícitas” en 595 casos y en 219, el haberse atrevido a
“pedir casarse con quien ellas querían”.
El 95% de los 190 millones de paquistaníes profesa la fe de Mahoma, pero
más que el integrismo religioso, sobre estas
aberraciones pesa la penetración en la sociedad de oscuras
tradiciones tribales. Entres las víctimas de estos crímenes machistas se
cuentan siete cristianas y dos hindúes.
HRCP señala que antes de matarlas con armas de fuego o con armas blancas,
al menos 19 de las mujeres fueron violadas por su verdugo y otras 12 fueron
violadas por un grupo de hombres.
El informe también recoge que 701 mujeres se suicidaron en 2011 y que en
los seis primeros meses de ese año se presentaron 4.448 denuncias por violencia
doméstica, una cifra muy inferior a la realidad que sufren cada día millones de
paquistaníes, lo que revela el grado de sometimiento que padecen. Pero para las
cada día más numerosas ONG paquistaníes que tratan de ayudar a la mujer, este
aumento considerable de denuncias en relación a 2010 supone un importante
espaldarazo a su trabajo.
Activistas sociales señalan que el informe de HRCP apenas
recoge la punta del iceberg sobre la situación de la mujer en Pakistán.
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