Fundó un diario para su comunidad durante la segregación
DAVID ALANDETE 08/04/2011
Almena Lomax era una periodista con causa, de aquellas cuya personalidad era más fuerte que las historias que contaba. Fallecida a los 95 años el pasado 25 de marzo en Pasadena, California, durante los años de la segregación fue la fundadora de un diario que, con orgullo, se definía como negro. Lomax ocupaba una tribuna incómoda para una sociedad que aun vivía con elementos racistas, sobre todo en el sur. Con los años, la reportera dejó paso a la activista libertaria que siguió enfrentándose a la represión contra su raza.
En la mancheta del Los Angeles Tribune, el diario que fundó en 1941, con solo 100 dólares de entonces, proclamaba: "La mejor protección que pueden ofrecer los periódicos contra la distorsión, la exageración y el rumor es la publicación franca y desapasionada de los hechos. La Verdad siempre dignifica; el rumor nunca lo hace". Esa verdad, según ella la entendía en aquella época, era la explotación racista de los negros por parte de la América blanca.
El periódico llegó a tener una circulación de 25.000 ejemplares. Ella escribía, normalmente, todo el contenido de sus 24 páginas, excepto los deportes. Maestra en la ironía, en 1946 ganó el premio de periodismo afroamericano Wendell L. Willkie por una columna en la que ridiculizaba el mito de la potencia sexual de los amantes afroamericanos. Diez años después viajó a Alabama para cubrir el boicot contra los autobuses segregados de Montgomery. Allí entrevistó al líder de los derechos civiles Martin Luther King.
En 1960 Los Angeles Times cerró. En una carta al editor explicó que no podía seguir pagando los impuestos a los que le sometía el Gobierno. Hizo las maletas y se mudó con sus seis hijos al sur, a Alabama. El año anterior se había divorciado de su marido. En muchos Estados del sur todavía existía la segregación en escuelas y lugares públicos. Faltaban cuatro años para que Lyndon B. Johnson aprobara las leyes de protección de los derechos civiles.
Lomax quería educar a sus niños de modo que supieran cómo se trataba a los de su raza. Pronto tuvieron un ejemplo práctico. En una parada de autobús en la localidad de Big Spring, Tejas, se negó a entrar en el comedor para negros y llevó a sus niños al de blancos. No les dieron comida, pero se fue cuando quiso y por su propia voluntad. Así era Lomax, más que periodista, protagonista de noticias, por su activismo. Cuando en 1971 regresó a Los Ángeles y pidió un trabajo para el que fue rechazada en el Times local, demandó al diario por discriminación racial.
Recordando aquel duro viaje al sur de la segregación, la periodista escribió: "Los negros que son o pueden ser líderes, que tienen una motivación para mejorar el mundo a favor de la humanidad, necesitan ir a la boca del lobo de Jim Crow [un personaje ficticio que representaba el segregacionismo en EE UU] y conocerle por su realidad brutal e inhumana".
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