MISHA VIGNANSKI (EFE) - Público - 14/10/2009
El Ejército Soviético estuvo a punto de intervenir para impedir la reunificación de Alemania, lo que hubiera podido desatar una nueva guerra mundial, confiesa 20 años después Eduard Shevardnadze, jefe entonces de la diplomacia soviética y uno de los artífices de aquel histórico proceso.
"Cuando nos enteramos de los ánimos reinantes entre los militares, llegamos con (el presidente soviético, Mijaíl) Gorbachov a la conclusión que había que impedir por todos los medios que las tropas intervinieran", dice Shevardnadze en una entrevista con Efe en vísperas del XX aniversario de la caída del muro de Berlín.
En la entonces República Democrática Alemana había medio millón de efectivos soviéticos y "una intervención de nuestras tropas podría haber provocado una nueva guerra mundial", explica.
Según Shevardnadze, los informes de la Embajada soviética en Berlín sobre la situación de nuestras tropas era "alarmante". "Por eso muy pronto fuimos allí y Gorbachov dio órdenes de no intervención. Si no hubiésemos viajado, el Ejército podría haber intervenido", enfatizó.
El ex canciller soviético y ex presidente de Georgia recibió a Efe en su residencia oficial de Krtsanisi, que domina el valle del río Kurá y ofrece una de las mejores vistas de la capital georgiana, Tiflis. Retratos, cuadros de Tiflis y de la Plaza Roja de Moscú adornan el despacho de Shevardnadze, donde en el lugar más destacado, junto a la Biblia, destaca un trozo de hormigón.
"¿Qué sentí cuando cayó el muro? No, no pensé que era el fin del comunismo", dice Shevardnadze, mientras sostiene ese fragmento del muro de Berlín, montado en un pequeño pedestal con la inscripción "Eduard, danke".
El ex jefe de la diplomacia de Gorbachov se pasa la mano por su cabellera plateada y recuerda los acontecimientos que cambiaron el mundo.
La decisión sobre la reunificación de Alemania, dice, surgió en febrero de 1990 en Canadá, tras la conferencia de los países de la OTAN y el Pacto de Varsovia en Ottawa.
"El secretario de Estado (de EEUU) James Baker me preguntó en privado si no me parecía que había llegado el momento de pensar en la unificación de Alemania. Le respondí que hace tiempo que lo estaba pensando, pero que en nuestro país aún no se había tomado una decisión al respecto", relató.
Según Shevardnadze, "estaban en contra países como Gran Bretaña y Francia, pero Baker prometió convencerles. Para él, lo principal era la posición del líder soviético, Mijaíl Gorbachov". "Telefoneé a Gorbachov. Antes no habíamos tratado con él la posibilidad de la unificación de Alemania y él nunca se había pronunciado sobre el tema". Aquella vez Gorbachov, según Shevardnadze, se quedó callado durante un par de minutos y luego dijo: "Tarde o temprano está cuestión habría que resolverla". "Ya que el tema se ha planteado, podemos dar nuestra conformidad", sentenció el presidente de la URSS.
El enfado de Honecker
Fue entonces, recuerda Shevardnadze, cuando se decidió crear la comisión "2+4", integrada por la República Federal de Alemania (RFA), la República Democrática de Alemania (RDA), la URSS, Francia, Gran Bretaña y los EEUU.
"Con quien lo tuvimos duro fue con Erich Honecker, el líder de la RDA, que se oponía a la perestroika, estaba enfadado con Gorbachov y rechazaba la unificación. Pero el pueblo de Alemania la quería y Honecker tuvo que dimitir", recordó el ex ministro soviético.
También en la cúpula soviética la reunificación alemana tenía enemigos. "En la dirección soviética muchos estaban en contra. Decían que no debíamos perder a Alemania, pues más de 20 millones de soviéticos habían caído en la guerra...", explicó.
En las negociaciones, entre tanto, las cuestiones más espinosas eran la posición de la nueva Alemania en la OTAN y sus futuras Fuerzas Armadas. Al final, "aceptamos que la Alemania unificada formase parte de la OTAN y los alemanes se comprometieron a que sus Fuerzas Armadas no superarán los 370.000 efectivos", dijo Shevardnadze.
A sus 81 años, bien llevados, confía que la salud le permitirá viajar en octubre del próximo año a Berlín para participar en los festejos de la reunificación. Y añade: "Para mi (la reunificación de Alemania), no fue una sorpresa. Estaba moralmente preparado para ello, pues en los tiempos que corrían era inevitable".
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