17 esculturas gigantes del artista Manolo Valdés invaden la calle
ANAÍS BERDIÉ - Madrid - 22/10/2009
Una detrás de otra, con su porte cortesano, cinco meninas de bronce vigilan el paseo del Prado desde ayer. Como si mirasen de reojo a la estatua del maestro Velázquez, apostado frente a la entrada del museo en el que se exhibe su obra cumbre, de la que parecen haberse escapado por unos días la infanta Margarita y la reina Mariana.
¿Qué hacen las meninas a pie de calle? "Es como si hubieran estado ahí siempre". A Manolo Valdés (Valencia, 1942), el padre de esta "relectura" de los personajes del pintor clásico, se le ve radiante. Cuando aceptó la propuesta de la Obra Social de La Caixa de organizar una exposición de calle itinerante con 17 de sus piezas puso una condición: que la última parada fuese en Madrid. Después de recorrer España -Sevilla, Bilbao, Barcelona, Salamanca, entre otras-, sus monumentales esculturas han recalado en el paseo del Prado, donde se quedarán hasta el 22 de noviembre. Recreaciones en tres dimensiones de obras propias y ajenas, como las mencionadas Las meninas, La gran odalisca, de Ingres, o la Dama de Elche. "Son comentarios de obras maestras", las define el artista, "desde la subjetividad de la escultura".
Tras la fila de meninas a las puertas del CaixaForum se alzan dos enormes bustos de mujer, de facciones lisas y tocados imposibles. Son Regina I y Regina II. A lo lejos, casi oculta bajo el techo del edificio, emerge el rostro ladeado de la odalisca. El resto de la exposición se reparte por la zona central del paseo, custodiada por tres grandes colosos, al modo en que lo hicieron, hace milenios, las esculturas gigantes del mismo nombre en la isla de Rodas. (...)
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