Un libro recoge 500 cartas que los fusilados entre 1941 y 1944 enviaron a sus familiares antes de morir por defender una Francia libre de la ocupación nazi
PEIO H. RIAÑO - Público- 16/10/2009
Félix Cadras no fue autorizado a escribir su última carta antes de ser fusilado el 30 de mayo de 1942, para despedirse de sus seres queridos. Sin embargo, garabateó unas notas y mensajes en un pañuelo que se encontró en el dobladillo del abrigo que cubría su cadáver en el monte de Valèrien, junto a los cuerpos de otros tres rehenes. Félix Cadras fue torturado por turnos por la Policía francesa y por la Gestapo, sin conseguir una sola palabra de más. El final de sus notas dice: "Nos han cogido hasta vuestras cartas, vuestras fotos. Nunca olvidéis", y subraya esto último.
Félix Cadras se afilió a la Juventud Comunista en 1924 y al Partido Comunista en 1932. Fue movilizado en septiembre de 1939 como suboficial de artillería y, después de la debacle frente al Ejército nazi y el repliegue de su unidad, pasa a la clandestinidad. Una vez regresa a París en 1941 juega un papel fundamental en todos los frentes contra el régimen de Vichy: puesta en marcha de un equipo técnico de impresión y difusión, organización desde la base del movimiento social y el nacimiento del Frente Nacional de Lucha por la Libertad y la Independencia de Francia. Sobre el pañuelo deja escrito a su familia "podéis estar orgullosos de mí. No he faltado a mis ideales, a nuestra causa. Decídselo a nuestros amigos tan queridos. Os quiero con todo mi corazón". El pañuelo fue enviado en 1950 a Maurice Thorez, su compañera, por su 50 cumpleaños.
La historia de Félix Cadras es una de las 500 que se reúnen en el libro Vivir a muerte. Últimas cartas de fusilados. Francia 1941-1944, que publicará la editorial Barril & Barral en una semana, bajo la traducción de Dánae Barral. Escritas por 350 condenados, la mayoría desconocidos, han sido recopiladas de cerca de 13 museos y centros de archivo, así como algunos particulares. Son las últimas palabras de la Resistencia y de los resistentes al sometimiento durante la ocupación nazi de París. Guy Krivopissko, profesor de Historia, conservador del Museo de la Resistencia Nacional, apunta en la presentación del libro que estas cartas "exaltan hasta el infinito el canto al amor, a la amistad y a la fraternidad".
Contra el olvido
Pero es la necesidad de recordar lo que mueve a las familias de estos fusilados a saltarse la prohibición de divulgar las cartas por parte de las autoridades militares alemanas y las autoridades civiles francesas, lo que hace tan valioso este libro de memorias. Lejos de obedecer, la mayor parte de las familias de los asesinados encuentran canales para difundir el último mensaje recibido. "Las cartas se leen dentro del círculo familiar y de amistades", como indica Krivo-pissko. Se copian y se pasan de unos a otros. (...)
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