ENTREVISTA: ALEJANDRO AMENÁBAR Director de cine
Es la gran superproducción española del año. El realizador se lo juega todo a una carta. 'Ágora', que se estrena el viernes, es una ambiciosa historia de la Antigüedad. Pero se lee como una fábula sobre el fanatismo de nuestros días.
GREGORIO BELINCHÓN - El País - 03/10/2009
Con los años, Alejandro Amenábar (Santiago de Chile, 1972) se ha refinado en el físico. Aparece más cuidado, fibroso, y mantiene su amabilidad y su educación. Otro cambio: por fin vive solo. "Estoy en tratamiento de choque, aunque tengo la casa llena de gente". Ríe bastante, afronta la entrevista tranquilo -es sereno por naturaleza- y sólo le altera el reparto de entradas para el preestreno en Madrid el próximo martes de su quinto filme, Ágora. Su móvil echa humo. En otro salto mortal -"sí, se me están acabando los géneros", confiesa a mitad de la charla-, Amenábar ha recreado en Malta la Alejandría del siglo IV después de Cristo, de los últimos años de existencia de su famosa Biblioteca, donde se guardaba todo el saber de la época. Allí daba clase la astrónoma Hipatia, y su vida y los rollos del mítico edificio quedaron arrasados ante la llegada del cristianismo.
Del chaval que usó la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense -la suya- para ambientar Tesis (1996) al cineasta que presentó en el último Cannes Ágora han pasado tres películas (Abre los ojos, Los otros y Mar adentro). También ha transitado del catolicismo infantil al agnosticismo y de ahí a su ateísmo actual. Mar adentro y Ágora tienen mucho que ver. Permanece su amor por Steven Spielberg y por el compositor John Williams.
Pregunta. No son buenos tiempos para poner de malos a los cristianos. Sobre todo, para la venta de la película en Estados Unidos.
Respuesta. Ya [sonríe resignado; la productora aún está negociando la distribución del filme en EE UU]. He insistido mucho en que la película no va contra los cristianos sino contra los que ayer y hoy usan la fuerza para defender sus ideas. En Cannes me sorprendió que destacaran sobre todo el mensaje antifanatismo, cuando en realidad nace de mi amor a la astronomía. Los proyectos te van llevando y al final he acabado contando la historia de Hipatia, una mártir asesinada por los fanáticos. Descubrí que cuando ves la violencia como testigo, todo es muy feo.
(...)
Del chaval que usó la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense -la suya- para ambientar Tesis (1996) al cineasta que presentó en el último Cannes Ágora han pasado tres películas (Abre los ojos, Los otros y Mar adentro). También ha transitado del catolicismo infantil al agnosticismo y de ahí a su ateísmo actual. Mar adentro y Ágora tienen mucho que ver. Permanece su amor por Steven Spielberg y por el compositor John Williams.
Pregunta. No son buenos tiempos para poner de malos a los cristianos. Sobre todo, para la venta de la película en Estados Unidos.
Respuesta. Ya [sonríe resignado; la productora aún está negociando la distribución del filme en EE UU]. He insistido mucho en que la película no va contra los cristianos sino contra los que ayer y hoy usan la fuerza para defender sus ideas. En Cannes me sorprendió que destacaran sobre todo el mensaje antifanatismo, cuando en realidad nace de mi amor a la astronomía. Los proyectos te van llevando y al final he acabado contando la historia de Hipatia, una mártir asesinada por los fanáticos. Descubrí que cuando ves la violencia como testigo, todo es muy feo.
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