Una investigación desvela nuevos apuntes sobre la conexión de la artista con Galicia
MAR MATO - Faro de Vigo- 11/10/09
Parecía un día cualquiera. Las beatas castellanas de Arévalo estaban congregadas, como de costumbre, en misa. En unos segundos, un revuelo y Maruja Mallo sobre una bicicleta dentro del templo. Anticlerical, inteligente y provocadora no se le ocurrió mejor manera de decir adiós a Castilla y a su trabajo como profesora-funcionaria.
La anécdota es una de las más jugosas de la visita guiada a su retrospectiva en Vigo (ofrecida por la Fundación Caixa Galicia de lunes a sábado a las siete y ocho de la tarde). El investigador Carlos Nuevo Cal, autor junto a Emilio Insua de la biografía Maruja Mallo, de prometedora pioneira a artista universal, pendiente de publicación, asevera que el apunte es cierto. No obstante, Cal reconoce que las biografías publicadas hasta ahora sobre Maruja Mallo introducen elementos que no coinciden con la historia real de la pintora dando pie a "mitificaciones" que incluso rozan el "realismo mágico".
La investigación con Insua –Premio Anxel Fole 2009– ha servido para que Nuevo Cal afirme que "ella fue muy gallega al contrario de lo que se pensaba hasta ahora". En primer lugar, su madre, María Pilar González Lorenzo, era de Vigo donde conoció al padre de Maruja, trabajador de Aduanas. Como segundo apunte, la pintora habitó en Galicia más de lo que se pensaba hasta ahora ya que moró desde su nacimiento en Viveiro (Lugo) hasta los once años.
En tierras lucenses, sólo vivió los dos primeros años de su vida, lo que explica que no tuviese recuerdos de la zona. "Lo máximo que recordaba de su infancia gallega eran el Monte Pindo, el Ézaro... Cuando obviaba ser de Lugo no lo hacía con maldad", ya que su niñez la vivió en Corcubión con unos tíos hasta que sus padres, radicados en Asturias, la reclamaron.
(...)
Ningún comentario:
Publicar un comentario