domingo, 7 de novembro de 2010

Derrota de la primera mujer que quiso presidir a los Navajos


Ben Shelly se impone a Lynda Lovejoy por 52,7% de los votos frente al 47,3%.- Los Navajos son la mayor de las tribus indígenas que viven en EEUU y abarca partes de Arizona, Nuevo México y Utah

SUSANA IRLES (EFE)  -  Washington
ELPAIS.com  -  Internacional - 03-11-2010
Las elecciones han dejado a las puertas de la victoria a la primera mujer que quiso ser presidenta de los Navajos, la nación indígena más grande de EEUU, quien finalmente, y tras un reñido voto, perdió frente a su rival masculino. Dentro de la gran batalla política que se libró en el país, donde se celebraron elecciones legislativas, se produjo un voto para decidir el futuro de un territorio semi-autónomo del suroeste americano que se encuentra sumido en peleas de poder, corrupción y graves problemas sociales.
En los comicios, se enfrentaban Ben Shelly y Lynda Lovejoy. Según ha publicado el periódico Navajo Times, el primero se ha impuesto a la segunda por 52,7% de los votos frente al 47,3%. Shelly ha ganado a pesar de las acusaciones que lo involucraban en los asuntos de corrupción que acabaron con el Gobierno de su predecesor, Joe Shirley. Los resultados han contradicho las encuestas que colocaban a Lovejoy como favorita en una campaña que resucitó viejas críticas respecto al papel de la mujer en la sociedad indígena.

La derrotada ha pedido el recuento del voto y ha asegurado que no se presentó a las elecciones "como una mujer", sino para servir a su pueblo. Los Navajos son la mayor de las tribus indígenas que viven en EE UU y que mantienen su soberanía mediante una relación especial de "gobierno a gobierno" con el Estado federal, basada en tratados firmados entre 1778 y 1871.

Su sistema político se ha sostenido, a pesar de una historia de desplazamientos forzados por la llegada de colonos europeos a su territorio, el alcoholismo, el fracaso escolar y el desempleo, que supera el 50%. En este ambiente, y en un espacio político dominado por hombres, la candidatura de Lovejoy se fraguó con mucho esfuerzo. Este fue su segundo intento de gobernar a su pueblo, ya que fracasó en las primarias de 2006.

Su campaña política para la presidencia navaja se encontró con un fuerte sector conservador que, tirando de la mitología de esta tribu india, llegaba a asegurar que iban a nacer "monstruos" de las madres navajas si una mujer era la líder. "Ellos, niños de mal carácter, serán los que crezcan y destruyan a nuestra gente", afirmaba Eunice Manson, una curandera navaja en declaracones a la radio pública NPR.

La política, un coto masculino
Esa desconfianza hacia el liderazgo de una mujer chocó con la campaña de Lovejoy, que recalcaba el papel que tienen ellas en una sociedad matriarcal como la navaja. En la comunidad, las mujeres son reverenciadas como madres y consultadas como iguales en decisiones del día a día, pero la política institucional ha sido un coto privado masculino. Lovejoy apeló con pasión a su condición de mujer y madre. "Como madre, espero que [en el Gobierno] pueda manejar mis responsabildades como una madre que cría a sus hijos", declaraba en un vídeo de su campaña (consulta la presentación de su candidatura en dos vídeos -I y II- de YouTube).

En las mismas imágenes, mujeres pedían el voto para Lovejoy por sus cualidades femeninas, como la "habilidad natural de amar y cuidar" de las madres navajas, o su capacidad de gobernar que demostraba "la fortaleza mental de la mujer para gestionar su hogar". Sin embargo, el mensaje no convenció al electorado. Tampoco lo hicieron sus orígenes humildes. Lovejoy nació en una aldea en las planicies remotas del sudoeste de EEUU y creció compartiendo con doce miembros de su clan dos habitaciones dde un "hogan", la cabaña típica india.

Como todavía algunos pueblos indígenas en EEUU, su supervivencia dependía de transportar agua y de cortar madera para hacer fuego, una forma de vida en armonía con la naturaleza que se conserva en una reserva de más de 64.800 kilómetros cuadrados. Ese territorio abarca partes de los estados de Arizona, Nuevo México y Utah, y cuenta con una población de unos 300.000 habitantes. Para las elecciones de ayer, solo un tercio de ellos se registraron para votar.

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