domingo, 16 de outubro de 2011

"Los afganos creen que las actrices somos prostitutas"


La actriz afgana Leena Alam está amenazada de muerte por los fundamentalistas por aparecer en televisión sin el velo
ANTONIO PAMPLIEGA 12/10/2011 
"Si dependiese de los mulá y de todos esos fundamentalistas retrógrados que aún tienen mucho poder en Afganistán, ninguna mujer podría salir en la televisión o en el cine. Eso es algo que les encantaría que ocurriese; pero la democracia ha ayudado a que esas voces contrarias a nuestra presencia en los medios de comunicación no sean escuchadas", explicó a Público la actriz y activista Leena Alam.
Es posible que la caída del régimen del mulá Omar y la llegada de las tropas internacionales hayan ayudado a que los afganos abran un poco sus mentes después de estar emponzoñadas con el ideario talibán durante un lustro, pero aún queda un largo camino por recorrer. "Hemos avanzado en estos años pero aún tenemos que hacer más progresos. No podemos estar preocupados porque una mujer salga en televisión sin velo o enseñando su brazo y pedir su cabeza por insultar al islam. ¿Es qué no hay problemas más graves en este país?", se pregunta una indignada Alam.
La defensa de los derechos de la mujer afgana le ha granjeado un sin fin de enemigos. Tantos como para impedirle salir de casa sin llevar escolta y reducir su presencia en eventos públicos al mínimo; pero aun así, esta actriz se ha convertido en un icono para muchos afganos. "Cuando regresé en 2007 a Afganistán después de huir del país en la época talibán el banco más importante del país me ofreció ser la imagen en uno de sus anuncios de televisión y acepté sin pensar en las consecuencias. Iba montada en un caballo blanco y lucía un vestido rojo. Los fundamentalistas pidieron mi cabeza. Pero cuatro años después la gente me quiere y me apoya. Eso me ayudó a no quedarme quieta y a luchar por los derechos de las mujeres afganas", afirma.
Vivir sin miedo
Esa lucha la llevó a producir películas en Afganistán para que sus compatriotas pudieran desafiar una cultura retrógrada y arcaica donde la mujer es sometida. "Los afganos piensan que las actrices somos cortesanas y prostitutas por enseñar nuestros cuerpos en televisión y en 2007 había poquísimas chicas que quisiesen ser actrices porque tenían miedo a las amenazas o porque sus propias familias se lo impedían. Aposté por ellas y juntas demostramos que no íbamos a seguir viviendo con miedo", señala. Desde entonces, las afganas se han convertido en algo habitual en la televisión y el cine y sus rostros salpican las fachadas en Kabul en anuncios.
Los talibanes (1996-2001) se encargaron de erradicar todo lo que tuviese un ligero tufillo a cultura. Cerraron y quemaron los cines. Destruyeron las películas y las cintas de música. Incluso prohibieron la televisión. Y todo ese cambió tras la caída del gobierno islámico. "La creación de televisiones independientes donde han apostado por videoclips de música europea o de Estados Unidos donde salían mujeres sin velo ha ayudado a que los fundamentalistas no pudiesen ganar la batalla al progreso y a una nueva generación ansiosa de descubrir un mundo lleno de posibilidades", argumenta la actriz.
Con la caída del régimen, un mundo nuevo surgió para los afganos. "Nunca antes habían visto a una mujer en televisión y mucho menos con ropa occidental, cantando y bailando. Los mulá protestaron y arengaron a los fieles a parar aquella ofensa para el islam. Al principio, los afganos se opusieron a toda esa evolución que les llevaba a través de la televisión pero poco a poco acabaron por aceptar ese nuevo estilo de vida".

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