El galardón proclama que sólo con la igualdad se garantiza la democracia
MANUEL RUIZ 08/10/2011 06:00
La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, y las activistas por los derechos humanos Leymah Gbowee, también liberiana, y Tawakkul Karman, yemení, fueron galardonadas ayer con el Premio Nobel de la Paz 2011. El comité que otorga esta distinción reconoce "su lucha no violenta para garantizar la seguridad de las mujeres y su participación en los procesos de paz".
"No podemos conseguir una democracia y una paz duradera en el mundo a menos que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres para influir en el desarrollo a todos los niveles de la sociedad", dijo el jurado.
El Nobel a las liberianas se produce apenas 12 días más tarde de que África llorara la muerte de la activista política y ecologista keniana Wangari Muta Maathai, la primera mujer africana en recibir este galardón en 2004. Las lágrimas ayer fueron de alegría.
"Este reconocimiento motiva a las mujeres de toda África y del mundo para que puedan alzarse y tomar un papel de liderazgo, para tener el coraje de defender sus convicciones y levantarse por sus principios", declaró Sirleaf.
El comité ha destacado que Sirleaf, quien el próximo 11 de octubre se enfrenta a la reelección, "ha contribuido a asegurar la paz en Liberia, promover el desarrollo económico y social y reforzar la posición de la mujer" desde que en 2005 se convirtiera "en la primera mujer africana que ha sido elegida presidenta de su país democráticamente".
Gbowee ha sido galardonada por "movilizar y organizar a las mujeres pese a las diferencias étnicas y religiosas para conseguir el final de una larga guerra en Liberia y asegurar la participación de las mujeres en las elecciones". Gbowee, de 39 años, es la fundadora y directora ejecutiva de Women, Peace and Security Network Africa.
"Estamos muy orgullosos del premio recibido. Gbowee lo considera un privilegio. Sentimos que nuestra labor está siendo recompensada", declaró a Público Berta Amano, portavoz de esa organización feminista por la paz y la seguridad, y ayudante personal de Gbowee.
La Primavera Árabe no ha recibido el Nobel, según apuntaban algunas apuestas, sin embargo, el galardón a Karman, activista yemení y opositora al régimen dictatorial de Alí Abdulá Saleh, es su premio indirecto. De hecho, el jurado resaltó que "en las circunstancias más complicadas, antes y durante la Primavera Árabe, ha jugado un papel de liderazgo en la lucha por los derechos de las mujeres y de la democracia en Yemen".
Karman, que a sus 32 años se convierte en la primera mujer árabe en obtener el Premio Nobel de la Paz, dijo compartir el galadón "con toda la juventud de la revolución en Yemen", según aseguró a AP desde su tienda de campaña en la Plaza del Cambio de Saná, la capital del país, donde lleva meses viviendo con su marido y desde donde impulsa las protestas que le han costado la cárcel en repetidas ocasiones. "El Premio Nobel es un reconocimiento de la comunidad internacional a la revolución yemení y a su inevitable victoria", dijo Karman.
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