venres, 2 de outubro de 2009

Obama contra la historia


JULIÁN CASANOVA 02/10/2009, El País

Los ingleses lo llamaron Welfare State, un Estado que se preocupara por el bienestar de los ciudadanos y no sólo por el mantenimiento del orden interno y la seguridad exterior. Aunque sus orígenes y primer desarrollo fueron una respuesta al crecimiento del capitalismo y a las desigualdades sociales generadas por la industrialización, el impulso definitivo llegó con el final de la Segunda Guerra Mundial, asociado a los beneficios sociales y derechos civiles que las democracias ofrecieron a la ciudadanía tras varios años de crisis y sacrificios. Inglaterra estableció en 1946 un amplio sistema de seguridad social, de pensiones y de subsidio de desempleo, y un servicio nacional de sanidad, gratuito, financiado básicamente a través de impuestos.
Esas medidas fueron copiadas por la mayoría de los Estados europeos occidentales y nórdicos, símbolo de la universalización de los derechos políticos y sociales. En Estados Unidos, sin embargo, la sanidad para todos se convirtió desde los años treinta en fuente de conflicto, en caballo de batalla, a veces sangriento, que acompañó a los principales periodos de cambio y reformas del siglo XX.
El primer intento de completar la construcción de ese Estado benefactor y social en Estados Unidos lo llevó a cabo Franklin D. Roosevelt, quien lanzó un programa de acción federal que prometió pensiones, vivienda y sanidad para millones, para "el tercio de la nación" más desprotegido. El plan chocó con la resistencia de los hombres de negocios, mientras que a partir de 1938, en el segundo mandato de Roosevelt, una coalición de demócratas conservadores del sur y de republicanos anti-New Deal vetaron en el Congreso las iniciativas más reformistas, antes de que la guerra mundial cambiara decisivamente el rumbo de la política y de la economía.
Tampoco cosechó frutos el segundo intento, ya en la posguerra, justo en el momento en que el Estado de bienestar se afianzaba en las democracias más avanzadas. Después de su victoria en las elecciones de 1948, Harry S. Truman llevó al Congreso un nuevo programa de reformas, el Fair Deal lo llamó, que incluía un servicio nacional de sanidad. No encontró los votos suficientes y los poderosos intereses de la American Medical Association lo bloquearon. El republicano Dwight D. Eisenhower, que ganó las elecciones en 1952 y 1956, nombró a varios millonarios en su primer gobierno. Uno de ellos, Sinclair Weeks, ministro de Comercio, le dijo en 1953 a la Asociación Nacional de Fabricantes que "el clima favorable a los negocios", a las empresas, había sustituido claramente "al socialismo de los últimos años".
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