China es el segundo país que más trasplantes de órganos realiza al año, más de 10.000, según recalcó ayer el viceministro de Salud, Huang Jie-fu. Pero este éxito viene lastrado éticamente, como reconoció Huang en la Conferencia sobre Donación y Trasplante que se celebra en Madrid. El 90% de los órganos extraídos de un cadáver (aproximadamente 5.000, un 55% del total) son de ejecutados, hay compraventa de vísceras, todavía existe el turismo de trasplantes y falta una organización nacional, señaló.
Huang fue especialmente duro con el tema de las ejecuciones. "No cumple con las prácticas estándar internacionales ni éticas", dijo. A raíz de este tema Huang consiguió la única ovación espontánea del congreso, cuando dijo que se estaban preparando para "una posible prohibición de la pena de muerte" que les dejaría sin órganos. Luego, en conversación con EL PAÍS, insistió en que "las extracciones se hacen después de conseguir el consentimiento de los reos o de sus familiares". "El hambre de beneficios y la pobreza de algunas personas" hacen que éstas "vendan un riñón", dijo. "La compra es contraria a la justicia", afirmó. Pero la persistencia de esta práctica explicaría, en parte, que la proporción de donantes vivos (un 45%) hace que sea de los más altos del mundo, muy lejos de España (el 10%).
Inevitablemente, Huang se refirió al caso de Óscar Garay, el español que en 2009 se trasplantó un hígado en Tianjin después de pagar unos 130.000 euros, según declaró a este periódico. Sin negar ni afirmar lo ocurrido -le preocupaba más que se dijera que muchos de los ejecutados eran del movimiento Falung Gong-, el viceministro se limitó a indicar que "el hospital es un centro de referencia". Su director, Zhong Yang Shen, en un comunicado, afirma que el hospital está siendo "acusado falsamente" de traficar con órganos. Huang, sin embargo, admite que ese comercio "todavía existe, pero está reduciéndose". "Va contra la justicia y la armonía de la sociedad china", dijo.
Huang resaltó el efecto del cambio legal de mayo de 2007 en el sistema, que tiene como objetivo que China sea, también en trasplantes, "un gigante en quien confiar". "Hace dos años había más de 600 centros que hacían trasplantes; ahora sólo hay 163 que hayan conseguido la acreditación correspondiente", indicó.
Huang no fue el único que se refirió a Garay. El representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Luc Noël, lo citó como algo que va contra un sistema de trasplantes justo. También por la mañana, la ministra de Sanidad española, Trinidad Jiménez, se refirió al asunto. Jiménez aclaró que en la reforma del Código Penal que se está tramitando la actuación de Garay sólo sería perseguible si éste hubiera conseguido el hígado de manera ilícita.
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