luns, 22 de marzo de 2010

El conflicto de Oriente Próximo 43 años de hechos consumados



JUAN MIGUEL MUÑOZ - Jerusalén
EL PAÍS - Internacional - 17-03-2010

El muro de hormigón; las alambradas; las torretas de cemento gris; las carreteras segregadas; los controles militares y los caminos cortados por bloques de granito, barreras metálicas o montículos de arena dibujan el paisaje ondulado de la Cisjordania ocupada, coronado todo ello por las coquetas colonias judías y sus casas de tejado de ladrillo rojo. Casi 43 años después de la conquista del territorio, más de medio millón de colonos lo habitan -unos 200.000 en Jerusalén Oriental- insertados entre 2,5 millones de palestinos.

Son cuatro décadas de hechos consumados y violación de la resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Nunca se perdió el tiempo. Simón Peres redactaba, allá por septiembre de 1967, las líneas maestras de la política del Rafi, el partido que había creado junto a su mentor, Ben Gurión. Peres abogaba por la construcción de barrios en el norte, sur y este de Jerusalén, y añadía: "Los lugares abandonados en 1948 serán renovados". Así se hizo. En Hebrón, Kfar Etzion, Kedumín o Elon Moreh los líderes fanáticos que aún hoy encabezan la colonización no escondían sus deseos. Durante cuatro décadas, los religiosos-sionistas encabezaron un plan que siempre contó con el impulso del derechista Likud, bajo la batuta de Ariel Sharon. Pero también del laborismo, que compitió para erigirse en abanderado de la expansión colonial.

Esa maraña de colonias, los espacios de seguridad a su alrededor y las zonas militares cerradas se comen hasta el 60% del territorio de Cisjordania, de extensión similar a La Rioja. Los Acuerdos de Oslo la bautizaron como zona C. Áreas bajo completo dominio israelí donde los palestinos no pueden construir. El territorio en el que la Autoridad Palestina ejerce el poder se limita al 20%. Nada de soberanía. Redadas casi a diario del Ejército israelí, enormes dificultades para desplazarse a estudiar o a los hospitales, problemas a menudo insalvables para viajar al extranjero, destrucción de cultivos y asaltos de colonos a pueblos han dejado de ser novedad. La actividad económica, siempre al compás de los acontecimientos políticos y los altercados violentos, tropieza con el laberinto burocrático y la arbitrariedad de los mandos militares y de cualquier soldado de guardia en un puesto aislado. Un tormento para la población palestina.

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