Las familias de Castor Cordal y Ramón Barreiro cerraron, al fin, un círculo trágico que comenzó en septiembre de 1936 con la detención y asesinato de los dos jóvenes a manos de los falangistas. Solo ahora, cuando han pasado casi 74 años, pueden enterrarlos gracias a la exhumación de sus cadáveres llevada a cabo por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
El colectivo, a través de una delegación encabezada por su vicepresidente, el escritor berciano Santiago Macías, les entregó ayer sus restos mortales en un acto civil celebrado en el Auditorio Municipal de Cambados ante más de un centenar de personas, entre las que se encontraban representantes de todas las fuerzas políticas de la corporación local (PP, en el gobierno y PSOE y BNG, en la oposición).
En su intervención, Rivas añadió que "personas como Castor y Ramón son los héroes de nuestra libertad, por lo que la sociedad tiene una gran deuda con ellos y con sus familias". Con "alivio y un gran equilibrio interno" describió sus sensaciones el sobrino de Castor, Antonio Cordal. "Hoy me acuerdo mucho de mi padre, que nunca olvidó a su hermano", dijo.
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