O Galo fue el primer grupo defensor de la cultura gallega tras la Guerra Civil
SARA VILA - Santiago - 18/03/2011
Representación de 'A Revolta', 1965. Gañadora do II Premio Castelao |
Desde que en el piso de Salvador García Bodaño y Aurichu Pereira, en la calle compostelana de O Preguntoiro, se incubase el xermolo de O Galo hasta hoy, ha pasado ya medio siglo. Era el año 1961 y Galicia y su cultura pasaban otra vez por una época escura. La sensibilidad con el idioma y la cultura propia unió a un grupo de jóvenes desvinculados del grupo Galaxia en torno a la figura de un gallo, "símbolo de una tarea y de una esperanza". Decidieron pasar a la acción pública disfrazados de organización que, tal y como expresaba en sus estatutos, fortalecería "el acervo de los valores patrios" de la España de Franco y que respetaría la ley de asociaciones por la cual debía ser "compatible con la moralidad" que seguía imponiéndose aquellos años. Ahora, la asociación expone en su local de la Praza de San Miguel do Agro los documentos que resumen 50 años de historia. Se trata de una iniciativa de la Fundación 10 de Marzo que surge del estudio del asociacionismo juvenil en los últimos años del Régimen.
A pesar de verse obligados a sortear todos estos obstáculos, el primer año de actividad fue muy productivo. El evento que consolidó la idea de aquellos jóvenes consistió en una muestra de pintura de artistas gallegos que se celebró en el Hostal dos Reis Católicos. Allí se estrenó el logotipo de la sociedad, un gallo diseñado por Ventura Cores. La exposición 20 pintores gallegos reunió 45 obras de artistas como Quesada, Virxilio, María Antonia Dans o Lugrís. Vicente Risco fue el encargado de inaugurar el programa de actividades. "Probablemente escogieron a Risco porque, aunque era galleguista, ya había pasado por todos los purgatorios habidos y por haber durante la dictadura y no les acarrearía problemas", explica el organizador de la exposición, Ricardo Gurriarán. Aquel día, Risco comió merluza, así aparece en la factura del restaurante que todavía se conserva y que está expuesta en el local de O Galo junto a otros documentos.
Ese mismo año tuvo lugar la polémica representación de la obra teatral Las sillas, de Ionesco. "La gente no entendía el argumento y hubo quien se fue en la mitad de la representación", comenta Guarriarán. El teatro fue una de las armas que más usó O Galo en su particular lucha. Pronto pusieron en marcha la Escola Galega de Teatro, por la que pasó Rodolfo López Veiga, que había dirigido la primera representación en Galicia de Os vellos non deben de namorarse, de Castelao. Además, en el 1963 se convocó el Premio Castelao de teatro. Este galardón surgió tras las protestas por la discriminación del gallego en un certamen que organizaba el Sindicato Español Universitario (SEU) y que admitía obras en euskera y en catalán. Las protestas consistieron en organizar una colecta para crear un certamen teatral propio. Esta iniciativa fue después conocida como la Campaña do peso.
Pronto pusieron en marcha clases de gallego, que impartían los miembros de la asociación. Y no era fácil. La gramática se explicaba de forma intuitiva, porque poco se sabía de aquel idioma que se hablaba en casa, pero que ni se escribía ni se aprendía. Las actividades se completaban con clases de canto y gaita, con la colaboración de Cantigas e Agarimos. Ya en el año 1963 se empezaron a celebrar conferencias de temas relacionados no solo con la cultura, sino también con la economía de Galicia.
El primer ciclo de charlas giró en torno a la figura de Aquilino Iglesias Avariño, que en 1947 había publicado el primer poemario en gallego tras el golpe de Franco, Cómaros verdes. Los encargados de conferenciar en torno a la figura del autor fueron José María Castroviejo, Cunqueiro y Fernández del Riego. Ramón Piñeiro, que había acudido a las jornadas, escribía deleitado a Basilio Losada una misiva en la que describía la intervención de Cunqueiro: "Fue, de principio a final, una fascinante creación artística en la que el humor y la poesía se entrelazaban deliciosamente. Habló en gallego".
A pesar de lo activa que se mantuvo la organización en sus primeros años, los atrancos fueron muchos. Los antecedentes políticos de los integrantes de la primera directiva fueron estudiados por la comisaría de Santiago para asegurarse de que la organización no era "peligrosa". Además, a cada reunión oficial de la directiva acudía personal de la Guardia Civil. Pero aún así, los integrantes de O Galo supieron colarse entre las leyes y sacar adelante un modelo de activismo cultural de oposición al Régimen que pronto imitarían en otros puntos de Galicia. La asociación cultural O Facho de A Coruña, que nació 1963, es el mejor ejemplo. Ya en el 1964, con una nueva Ley de Asociaciones más permisiva, surgieron agrupaciones por todo el territorio gallego que anunciaban el resurgir de una cultura y un idioma.
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