El escritor británico Philip Pullman reescribe la historia de Jesucristo en su última novela 'El Buen Jesús y Cristo El Malvado'
IÑIGO SÁENZ DE UGARTE Corresponsal en Londres 28/03/2011
2.000 años después, la historia de Jesucristo aún da lugar a múltiples interpretaciones. A diferencia del pasado, ya no son patrimonio de los cristianos.
La trilogía 'La materia oscura' concedió a su autor Philip Pullman el reconocimiento internacional y el rechazo hostil de muchos escritores cristianos que la consideran la versión agnóstica, y hostil a la Iglesia, de 'Las crónicas de Narnia', de C.S. Lewis.
Ahora Pullman publica en España 'El Buen Jesús y Cristo El Malvado' (Mondadori) y lleva hasta el final la naturaleza dual de Jesucristo (humano y divino, según la Iglesia). A partir de una atenta lectura de los evangelios, el escritor inglés, de 64 años, convierte a Jesucristo en dos personas, dos hermanos que darán lugar al cristianismo, cada uno con un papel muy diferente.
Una cosa es no huir de la polémica y otra zambullirse en ella. ¿Un valiente o un loco? Ninguna de las dos cosas, dice Pullman a Público en su casa de Oxford: “No tengo que ser valiente en el siglo XXI porque nadie me llevará a una plaza y me quemará en una hoguera. Pero soy consciente de que en España y en otros países de Europa, quemaron a mucha gente hace sólo unos pocos siglos por expresar opiniones diferentes a las de la Iglesia. Tengo que estar muy agradecido a esos valientes hombres y mujeres que sufrieron y murieron por su fe y por el derecho a expresarse libremente que ahora disfrutamos”.
Pullman se basa rigurosamente en los evangelios para trazar la figura de Jesús, el predicador que lanza un mensaje de amor y caridad que despierta tanta atracción como temor. A fin de cuentas, se trata de una figura subversiva en la sociedad de su época.
El otro es su hermano Cristo, que recibe de un extraño la misión de hacer de testigo oculto de las enseñanzas de Jesús.
No es un simple amanuense. La libertad creativa que concede a Cristo es máxima. El extraño le dice a Cristo que “Jesús es la historia y tú eres la verdad”. Debe mentir, exagerar, convertir las intervenciones de Jesús en milagros para crear una leyenda que será la que perviva en la conciencia del hombre durante siglos.
“Cristo acepta eso. La historia es lo que sucede, pero cuando escribes sobre ella tienes que cambiarla, alterarla, simplificarla para que se convierta en un buen mito. Pero la verdad es más sagrada, más importante que la historia. Los hechos son la historia y la verdad es lo que contamos de esos hechos”, explica el autor.
No hay milagro de la multiplicación de los panes y peces, ni agua convertida en vino en las bodas de Canaan. Jesús se molesta cuando le llaman el Mesías.
Esa tarea de crear el mito le corresponde a Cristo, que tendrá que interpretar su papel literalmente hasta el final, porque Jesús debe ser sacrificado. Los hechos se perderán en el tiempo y lo que queda es una leyenda sólida como una roca, y esa piedra de la que surge todo no es precisamente San Pedro.
Quien controla el pasado está en condiciones de controlar el futuro. “Y durante siglos la Iglesia controló el pasado porque sólo ella contaba sus historias. Era la dueña de la historia”. Cristo y ese misterioso “extraño” –no se dan más datos de él– son a fin de cuentas los creadores de la Iglesia. No hay religión que perdure si no tiene detrás una institución que la sostenga.
“La Iglesia es la que puede organizar la vida humana, le dice el extraño a Cristo”, cuenta Pullman. “La gente se guiará por la Iglesia cuando tenga problemas. Les educará, cuidará de ellos. Pero para que esto ocurra la Iglesia debe inspirarse en algo que tú (por Cristo) les darás. Lo que cuentes sobre lo que ha sucedido, no lo que realmente ha sucedido”.
Pullman acepta que la religión ha dado sentido a la vida de un número incontable de personas a lo largo de la historia de la humanidad, pero al final de todo cree que lo que hay es una fantasía: “El escritor C.S. Lewis dijo que el cristianismo era un mito que resultaba ser cierto, verdadero, a diferencia de los demás mitos, que no lo son. Es una forma interesante de verlo. Yo no digo que el cristianismo sea verdadero, digo que es un mito como otros. La de Jesús es una historia poderosa, atrayente y emotiva, pero no creo que sea cierta”.
Con la organización, viene el poder, y con él el dinero. Pullman tiene claro que el destino final sólo puede ser la corrupción.
“Cuando tienes una organización en la que el poder está concentrado en las manos de alguien que no rinde cuentas ante nadie”, dice al referirse a la Iglesia, “el resultado final es la corrupción. Es un peligro permanente. Una de las cosas por las que se inventó la democracia es para defendernos de esa clase de poder”.
La historia es una lucha constante entre democracia y poder absoluto, y Pullman se sitúa en el primer bando. Está claro que no hubiera sobrevivido en otro siglo ni en otras zonas del planeta hoy en día: “Tengo la suerte de vivir en una sociedad que no acepta matar a gente por razones religiosas. Pero nadie tiene derecho a decir ‘este libro me ofende, hay que prohibirlo, hay que quemarlo’. En nuestra sociedad, debemos aceptar que nos ofendan de vez en cuando”.
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