Defensa abrirá la colección militar el 20 de julio en el Alcázar de Toledo
DIEGO BARCALA TOLEDO 10/07/2010
La División azul a tres metros del exterminio nazi de españoles en Mauthausen. La máscara mortuoria de Franco al doblar la esquina donde luce un cartel militar del Frente Popular. Los nacionales "aceptaron" tropas nazis y fascistas, los republicanos "recibieron" armamento soviético. La Segunda República se caracterizó por su "extremismo ideológico" y una "radicalización" que provocó la "desilusión" y la Guerra Civil.
El nuevo Museo del Ejército en el Alcázar de Toledo que abrirá sus puertas el próximo 20 de julio es una auténtica obra maestra de la equidistancia. En la sala que repasa el siglo XX, el Ministerio de Defensa, asesorado por la Academia de Historia, dará a conocer a los turistas extranjeros que visitan la capital imperial una visión edulcorada de la dictadura franquista donde las 113.000 víctimas de sus crímenes no tienen recuerdo, honor, perdón ni espacio.
El esfuerzo evidente del Gobierno por integrar en el museo al Ejército Republicano, leal a la democracia, llega exclusivamente a la equiparación de trato con lo golpistas. "La radicalización política durante la II República afectó a la sociedad española y, en consecuencia, al seno del Ejército, provocando su división en dos bloques: los sublevados y los defensores de la legalidad vigente. Esta división provocó un conflicto...". Así es definida la Guerra Civil para los turistas que, gracias a la mediación de Defensa, no verán los textos más radicales que no pasaron el corte.
"Hemos querido cambiar el discurso del Museo del Ejército para acercarlo a la sociedad", reconoce el director del museo, el general Antonio Izquierdo, que tomó posesión del cargo hace un mes y medio, por la jubilación de su antecesor. Sin embargo, algunos detalles delatan que el asesoramiento histórico procede de una institución conservadora como la Academia de Historia.
En uno de los espacios de la sala del siglo XX se muestran los retratos de los militares relevantes en la sociedad. Entre estos personajes aparecen el historiador franquista Ramón Salas Larrázabal o el psiquiatra Antonio Vallejo Nájera, conocido por sus teorías filonazis en las que aseguraba que el marxismo era una enfermedad con cura.
Fuentes de Defensa aseguran que son especialistas civiles los que han elaborado los contenidos del museo, pero es el Ejército de Tierra quien decide al mando de una comisión mixta con Cultura. La presión de la ultraderecha ha servido para que se mantenga el despacho del general Moscardó, que durante la dictadura fue expuesto como adalid de la resistencia ante el terror rojo del asedio al Alcázar sin mencionar los miles de rehenes a los que se hizo inmolar.
El mito de Moscardó seguirá presente en el edificio pese a que la historiografía ya ha desmontado la falsa leyenda franquista porque, según el general Izquierdo, "es historia".
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