
CELIA AMORÓS
BABELIA - 10-07-2010
Egipto es un palimpsesto. Y de ese palimpsesto desearíamos resaltar una capa particularmente sofocada por la inclemente presión del fundamentalismo y del autoritarismo que todo lo desfiguran y lo distorsionan. Nos referimos al llamado "renacimiento árabe" de finales del siglo XIX y comienzos del XX, proceso reflexivo reactivo frente a la constatación del progreso de Occidente, la potencia colonizadora, y la conciencia de decadencia por parte de los teóricos y teóricas de los países árabes. El remedio a la decadencia, dado que la reacción ante los colonizadores occidentales es ambivalente, oscila desde la propuesta de una vuelta a los orígenes del islam genuino, congruente con el diagnóstico de que los males se deben al deterioro de sus esencias con el paso de los siglos, a la de una "apropiación selectiva" de aquellos aspectos de la Ilustración occidental que resultan funcionales "en la lucha contra sus Antiguos Regímenes" (Deniz Kandiyoti), en este caso la aristocracia otomana.
Ningún comentario:
Publicar un comentario