Cada cinco de agosto se recuerda la tragedia de las jóvenes que fueron fusiladas a las tapias del cementerio de la Almudena, en Madrid, acusadas de militar en la JSU
PATRICIA CAMPELO Madrid 05/08/2010
Un cinco de agosto de 1939 trece jóvenes, algunas de ellas menores de edad, fueron fusiladas de madrugada en las tapias del cementerio de la Almudena (cementerio del Este hasta finalizar la guerra civil). En un juicio sumarísimo con una defensa de "apariencia" fueron condenadas junto con otros 43 jóvenes.
Sin tiempo ni para despedirse de sus familiares (algunos no se enteraron de su fusilamiento hasta que fueron a visitarlas a la cárcel al día siguiente) tan sólo les permitieron escribir cartas solicitando el indulto (las cuales no llegaron a salir de la prisión de Ventas porque la directora se negó a remitirlas a quien correspondía) y unas cartas de despedida a sus familias, que aún hoy se conservan y dan cuenta de la entereza con la que vivieron los momentos anteriores a su tragedia.
Algunas de ellas eran militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), otras había sido "enlaces" de comunicación entre los pocos dirigentes del partido que quedaban en Madrid tras finalizar la guerra y muchas ni siquiera tenían relación alguna con partidos políticos de izquierdas. La premura de Franco por eliminar "las hordas marxistas" fue de tal calibre que poco importaba que el reo no tuviera culpa de nada más que creer en unas ideas políticas o simplemente en ser señalado con el dedo por enemigos improvisados de diversa índole (vecinos, compañeros o incluso amigos se convertían en habituales "delatores" para salvar sus propias vidas).
71 Aniversario
Esta mañana representantes de la izquierda madrileña se citaron en el Cementerio de La Almudena para recordar el asesinato de 'Las 13 Rosas' y de sus 43 compañeros militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU).
Acudieron al encuentro el secretario general del PCM, Daniel Morcillo, una de las veteranas de las JSU, Concha Carretero y representantes de la Fundación Trece Rosas del PSM y de la Memoria del PCM.
Desde el Partido Comunista de Madrid han explicado, a través de un comunicado, que su intención es unir este acto reivindicativo con la exigencia de justicia y reparación para todas las víctimas del franquismo.
A eso han añadido que seguirán trabajando "para que se anulen todas las sentencias de aquellos tribunales ilegales que juzgaron a los españoles hasta bien entrada la Transición y para que el sistema judicial español entre de oficio en la investigación sobre los crímenes cometidos por el franquismo y que aún siguen impunes, como desapariciones, muerte, exilio, inhabilitaciones o secuestro de niños".
En esta ocasión, un grupo de japoneses, pertenecientes al Sindicato Obrero de Profesores de Japón, ha acudido al acto de homenaje mostrando una pancarta con el mensaje "El Viaje de la Paz" sumándose así al acto en memoria de las 13 jóvenes fusiladas.
Polémica placa
En 1988 se colocó la primera placa conmemorativa en la tapia del cementerio de la Almudena, cerca de donde fueron fusiladas y en nombre el pueblo de Madrid. Años después, en 2009, se conmemoró el 70 aniversario de su fusilamiento con otra placa en la que aparecía el nombre y apellido de 'Las Trece Rosas' y que incluía el inciso "la Fundación 13 Rosas" junto a la inscripción "El pueblo de Madrid".
Desde las asociaciones de víctimas se criticó con dureza que una asociación política como es la Fundación Trece Rosas (perteneciente al Partido Socialista de Madrid) se desmarcara del resto del "pueblo" para figurar aparte en la placa en reconocimiento de su memoria y por añadidura, politizara el acto del 70 aniversario.
La de 1988 se rescató y figura debajo de la nueva, que preside el paredón cerca del cual fueron fusiladas las jóvenes.
Polémicas aparte, la memoria de 'Las Trece rosas' se homenajea cada año, con las compañeras de las JSU que aún viven, con el objetivo de llevar a cabo la petición que hizo una de ellas, Julia Conesa, en la última carta que envió a su familia, "que mi nombre no se borre de la historia". Ni el suyo ni el de las más de 130.000 víctimas que aún siguen bajo tierra, en cunetas o en fosas comunes y sin ser localizados por sus familiares.
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