
DOMINGO - 04-07-2010
Cosas del destino. La sublevación militar del 18 de julio de 1936 le pilló a Niceto Alcalá-Zamora camino del Polo Norte. El hombre que hasta abril de ese año ocupara la presidencia de la Segunda República, se había decidido a realizar un viejo sueño: ir al Ártico con su familia. No llegó a cumplirlo. Se quedó en París, donde le concedieron asilo político. Regresar a España le hubiera costado, probablemente, la vida, porque Alcalá-Zamora (Priego de Córdoba 1877-Buenos Aires 1949) había conseguido ser casi tan odiado por las fuerzas del Frente Popular, cuyo Gobierno le depuso nada más tomar el poder, como por los sublevados. Pero si el ex presidente y prestigioso jurista salvó la vida, no consiguió salvar los documentos que había ido acumulando para preparar sus memorias. Guardados en el banco Crédit Lyonnais de Madrid, sus papeles volaron junto al dinero y las alhajas de la familia, nada más estallar el conflicto. "Las cajas fueron saqueadas, se supone que por orden de la junta de orden público de Madrid, aunque hay una cierta nebulosa sobre ese punto", dice Julio Gil Pecharromán, profesor de Historia de la UNED y autor del libro Niceto Alcalá-Zamora. Un liberal en la encrucijada.
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