
NATALIA JUNQUERA - Valladolid
EL PAÍS - 23-07-2010
Un beso de guerra, es decir, apasionado, en medio de un montón de gente y de ruido, y sabiendo que quizá sea la última vez. Dos cadáveres, los primeros en Barcelona, tirados en una plaza desierta que unas horas antes estaba abarrotada de gente. Una hilera de hombres agachados sobre unos cubos en los que hacen sus necesidades, que el director del campo de concentración en el que está vende luego como abono a un granjero.
Son algunas de las 100 fotos de la Colección particular de Agustí Centelles que se exponen desde hoy en Valladolid. Copias de los negativos originales que el fotoperiodista guardó en la buhardilla de una casa en Carcassonnne (Francia) hasta que murió Franco y supo que nadie impediría que salieran a la luz. Las preferidas de su autor. La parte del tesoro Centelles del que sus hijos no han podido desprenderse. "Cuando las toco, siento que me relaciono otra vez con mi padre. Es como si no lo hubiera perdido del todo", explicaba ayer Sergi, su hijo mayor. El Ministerio de Cultura ha comprado los originales, estos y 8.000 más, por 700.000 euros para el centro de la Memoria Histórica de Salamanca.
Ningún comentario:
Publicar un comentario