mércores, 18 de novembro de 2009

¿Ya acabó la revolución mexicana?


99 años después de su inicio, ¿qué queda de la primera gesta del siglo XX?

SABINO BASTIDAS COLINAS, El País17/11/2009

Permítanme hablar de la revolución mexicana y escribirla sólo por esta vez con minúsculas.

No es falta de respeto, no. Quiero simplemente tratarla con confianza, con cotidianeidad, con cercanía, con informalidad, sí con cierta irreverencia, quizá con normalidad.

Escribirla con minúsculas para cuestionarla, revisarla y ponerla en duda. Acaso para guardarla para siempre en mi corazón, como parte de la historia de mi país y para evitar que siga siendo materia del discurso de políticos, objeto de pugna entre candidatos y material inagotado de debates parlamentarios. Escribirla con minúsculas para guardarla de una buena vez, para sanarla, para dejarla a salvo. Para cerrarla por fin. Para concluirla.

Hablar de ella sin pasiones nacionalistas y tratarla con naturalidad, como un hecho histórico más: importante, relevante, humano, con aciertos y con errores, pero tan solo un hecho histórico más.

Una revolución que quizá les dice poco a los chicos de hoy, a los mexicanos de la transición y de la alternancia, que tal vez quieran el mismo México justo y de oportunidades que prometió la revolución, pero al que tal vez quieran acceder por el camino de la democracia.

Es claro que el uso de esta licencia no será fácil. Lloverá el juicio de los ortodoxos. Las críticas de los sumos sacerdotes de la revolución que verán que al escribirla con minúsculas se comete una especie de sacrilegio. Como para algunos escribir dios con minúscula.

Y es que ahí están los que siguen escribiendo la revolución mexicana con mayúsculas, para usarla y para usufructuarla. Para seguir en ella. Para medrar con ella. Muy probablemente los que más la citan son los que menos la conocen. Los que más daño le hicieron. Los que de tanto repetirla la han gastado, la han borrado y le han quitado sentido y contenido.

No será fácil pedir esta concesión cuando circulo todos los días por una gran avenida de la ciudad de México que se llama revolución, cuando la ciudad está llena de calles con nombres de héroes y plagada de monumentos revolucionarios, y cuando pago un café, con un nuevo billete de plástico de 100 pesos, con alguna errata, pero que conmemora, una vez más con mayúsculas, el centenario de la revolución mexicana.

Y es que el próximo 20 de noviembre, la revolución mexicana cumple 99 años. Inician, de la mano del bicentenario de la independencia, los festejos del centenario de la revolución. Se inflaman el patriotismo y el revisionismo. Se inicia sin duda una temporada alta para conferenciantes e historiadores.

En espera de la gran gesta historiográfica que nos aguarda el año próximo, y ya con el 99% del centenario de la revolución cumplido, solo quiero hacerme algunas preguntas y compartirlas con usted: ¿Ya acabó la revolución mexicana? ¿Qué fue de ella? ¿Cuánto duró? ¿Cuándo acabó? ¿Y si ya acabó, por qué sigue siendo meta, bandera y discurso de partidos y grupos políticos? ¿Por qué subsisten los partidos revolucionarios? ¿Por qué aparecen Ejércitos zapatistas? ¿Por qué existen movimientos revolucionarios? ¿Acabó bien la revolución? ¿Logró su cometido? ¿Lo tenía? ¿Cuál es el saldo? ¿Fue una revolución exitosa? ¿Se agotó la revolución? ¿Se cansó? ¿Se gastó? ¿Por qué hay tanto nostálgico de la revolución? ¿Quedó algo pendiente? ¿Qué hacemos hoy con la revolución mexicana? (...)

Ler máis

Ningún comentario:

Publicar un comentario