La UE instó ayer a los países a que inviertan en la integración de esta etnia, que en España engloba a unas 700.000 personas
El mes pasado, un grupo de gitanas de un barrio marginal de Sevilla que representaba en Madrid La casa de Bernarda Alba terminó llamando al Ministerio de Igualdad para denunciar que se habían sentido discriminadas. Ningún taxista quiso llevarlas por la capital, las echaron de varias tiendas y les negaron el café en los bares. Ayer, el cantaor gitano Juan El Lebrijano apostilló, al recibir el Premio de música del Instituto de Cultura Gitana: "Sé cuando me miran raro, está en mi sangre".
Sus casos son sólo dos ejemplos de una de las asignaturas pendientes que aún tiene España y el resto de la Unión Europea: la integración de la población gitana. En España, viven unos 700.000 gitanos, la mayoría en Andalucía. Es el cálculo que manejan asociaciones como la Fundación del Secretariado Gitano. "No hay datos oficiales porque en el censo español no consta la etnia", señala un portavoz de dicha organización.
Tres ministras españolas asistirán hoy al encuentro en Córdoba
En toda Europa, el número de personas de etnia gitana asciende hasta los 12 millones. Las últimas ampliaciones de la UE (diez países en el año 2004 y dos en 2007, la mayoría localizados en la Europa del Este) han hecho aumentar el porcentaje de zona rural en la UE y también el de población romaní, vinculada a la pobreza y la exclusión social, según reconoce la propia Comisión Europea.
Con motivo de la celebración hoy y mañana de la II Cumbre de Población Gitana en Córdoba (la primera se celebró en Bruselas en el año 2008), las asociaciones han aprovechado para denunciar la discriminación que sufre el colectivo y las autoridades han presentado sus propios informes sobre el asunto.
Uno de los estudios, del Consejo de Europa, es demoledor: "Los gitanos se enfrentan a prejuicios profundamente asentados en muchos países europeos, donde son utilizados como chivos expiatorios por los extremistas capitalizando la incertidumbre de la crisis y los miedos de que estén ligados a la delincuencia", señala el responsable del informe, Josef Berényi .
Las asociaciones no quieren que la cumbre quede en un acto folclórico
Jardín de infancia
En otro estudio, la Comisión Europea ha exhortado a los países miembros de la UE a que utilicen fondos de esta institución "para la integración social de los gitanos. Los esfuerzos por integrarlos tienen que abarcar desde el jardín de infancia hasta la educación para los niños, los empleos para los adultos y la asistencia para los mayores", señaló ayer László Andor, Comisario de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la UE.
Racismo, pobreza y discriminación (en educación, vivienda, trabajo y sanidad). Estas son las claves por las que pelearán durante la cumbre de Córdoba las asociaciones.
Para el Consejo de Europa, son usados de «chivo expiatorio de la crisis»
La población gitana sigue viviendo en la marginalidad. Un informe de la Fundación del Secretariado Gitano señala que el 31% de los gitanos cree que no encuentra empleo por pertenecer a esta etnia; el 27, 3%, porque faltan puestos de trabajo, y el 18%, porque les falta formación, informa Lorena Seijó.
Sólo palabras
Al encuentro de Córdoba asistirán tres ministras españolas (Sanidad y Política Social, Cultura e Igualdad). Habrá muchos actos culturales, pero las organizaciones de gitanos no quieren que la cumbre se quede en folclore y palabrería.
Hay problemas serios que abarcar. El Parlamento Europeo ha constatado recientemente que "el año pasado se observó un importante aumento del antigitanismo en el discurso político en varios Estados, así como un mayor índice de actos de violencia cometidos contra los gitanos". Ayer, el director de la oficina de Amnistía Internacional ante la Unión Europea, Nicolas Berger, afirmó en Madrid respecto al encuentro de Córdoba que es hora "de dejar de hablar y de empezar a hacer cosas".
Desde la Fundación del Secretariado Gitano, la Asociación Secretariado de Desarrollo Gitano de Córdoba y la Asociación de Mujeres Panyaby, instan al Gobierno a que promueva unas conclusiones para ser adoptadas en el Consejo Europeo de junio de 2010 y que supongan "un claro progreso en la definición de una estrategia europea para la inclusión".
En la misma línea pretende actuar la asociación Unión Romaní. "Esta es una oportunidad que el Gobierno español no debería dejar pasar. Como se suele decir, esta es una oportunidad histórica. Dejarla pasar sería, lamentablemente, desaprovechar una ocasión única sobre la cual, más tarde o más temprano, los gitanos europeos pasarían factura", concluye Juan de Dios Ramírez-Heredia, presidente de dicha organización.
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