JOSEBA ELOLA
Era la primera vez que se ponía un niqab. Porque si por algo se ha distinguido ella es por su desafío a las normas establecidas. Lubna se ríe al recordar lo que le dijo al hombre de la barba negra y su cara se ilumina. Qué paradoja, acabar huyendo bajo la prenda que te ofrece el enemigo. Sentada en la cafetería del Instituto del Mundo Árabe de París, a sus 36 años, presenta un aspecto totalmente distinto del de los días en que su velo, sus gafas y sus pantalones tomaron los informativos de medio planeta. Lleva el pelo suelto, pantalones de terciopelo color crema, viste a la occidental, parece otra. Un velo morado adorna su cuello.
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