LUIS R. AIZPEOLEA
Sobre las 22.30 del 12 de abril de 1985, Cristina Salado estaba en la barra del restaurante El Descanso, cercano a la base norteamericana de Torrejón de Ardoz, acompañada de su marido, Arturo Rodríguez, de su amiga Mercedes Dresh y de la pareja de ésta. Era viernes y los tres salones del restaurante, con una capacidad de 200 personas, rebosaban. Súbitamente vio un destello y se encontró debajo de un montón de escombros. Pasaron dos horas antes de que la rescataran, pero no se desmayó. Escuchaba gritos, pero le pareció que el tiempo pasó rápido hasta que la extrajeron de entre los cascotes.
A Cristina la sacaron viva. No pasó lo mismo con su marido Arturo, agente de seguridad de la Presidencia del Gobierno, ni con su amiga Mercedes Dresh, empleada del City Bank. Fueron 2 de los 18 muertos en el atentado de El Descanso. Cristina, con lesiones graves, engrosó la lista de los 82 heridos. Sólo 11 de las 100 víctimas (entre muertos y heridos) eran norteamericanos. Hoy, domingo, la Asociación Afectados del 11-M celebra un acto de reconocimiento en el llamado Bosque de los Ausentes, en el parque del Retiro, con motivo de su 25º aniversario.
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