Oliver Hirschbiegel analiza la violencia en Irlanda del Norte en su nueva película
A los 14 años se unió a un grupo paramilitar protestante (el Ulster Volunteer Force). Y a los 17 asesinó a un joven católico llamado James Griffin. Alistair Little pasó 13 años en la cárcel por este crimen. Cuando salió era una persona bien diferente. Se dedicó en cuerpo y alma a trabajar para lograr la reconciliación entre las dos comunidades enfrentadas en Irlanda del Norte. Y procedió a exportar su experiencia: Little comenzó a dar charlas en países que habían sufrido conflictos civiles parecidos, como Suráfrica, Bosnia o Serbia.
Una vida de película, sí, pero no un cuento de hadas, a juzgar por las imágenes de Cinco minutos de gloria, que se estrena el viernes en nuestras pantallas. El nuevo filme del alemán Oliver Hirschbiegel (Hamburgo, 1957), director deEl hundimiento (2004), imagina qué pasaría si Alistair Little y Joe Griffin, hermano de la víctima del paramilitar, se encontraran 30 años después del asesinato para reconciliarse (o al menos intentarlo) delante de las cámaras de televisión. Y ya les avisamos de que durante su encuentro van a saltar más que chispas.
Cinco minutos de gloria explora los límites de la paz en las calles de Belfast
Perdonar y olvidar
"No creo en la idea de la reconciliación", explica Hirschbiegel a Público vía telefónica desde Londres. "Me explico: digamos que es una idea muy atractiva, muy bonita, pero demasiado ingenua. El motivo de que no funcione es queofrece una respuesta sencilla a un problema muy complicado. Yo nunca perdonaría a un hipotético asesino de mi hija, nunca. Eso sí, tampoco me lo cargaría, primero porque no ganaría nada haciéndolo y segundo porque el respeto a las vidas de los demás es uno de los pilares que sostiene la convivencia entre las personas en nuestras sociedades", cuenta.
Pero no se vayan a creer que el cineasta alemán es uno de los que piensa que los procesos de paz no sirven para nada. Simplemente es un hombre de matices. "De lo que estoy es a favor del espíritu de la reconciliación, de mirar hacia adelante. Pero no creo que sea tanto una cuestión de pedir perdón como de dejar atrás el pasado", asegura.
"Quería evitar implicarme emocionalmente a toda costa"
Podría decirse que Cinco minutos de gloria, que se llevó los premios al mejor director y al mejor guión en el Festival de Sundance 2009, es una película muy personal y muy irlandesa. Sus dos protagonistas, Liam Neeson (Alistair Little)y James Nesbill (Joe Griffin) nacieron en Irlanda del Norte ("Liam estaba nervioso al principio del rodaje, pero no por el tema del filme, sino porque llevaba 20 años sin trabajar en su país", cuenta Hirschbiegel). Y el coguionista del filme, Guy Hibbert, es ya un especialista en estos asuntos: escribió junto a Paul Greengrass la escalofriante Omagh (Pete Travis, 2004), otro acercamiento a la violencia y a la fragilidad del proceso de paz en Irlanda del Norte.
Pero algo falla en esta ecuación local: ¿Qué pinta aquí entonces un cineasta alemán? "Claro que era el forastero, pero la paradoja es que esto fue más una ventaja que un inconveniente. Es bueno que esta película la haya dirigido un alemán porque la mirada del extranjero siempre es más neutral", dice el director.
Es más, Oliver Hirschbiegel estaba tan convencido de que tenía que mantener cierta distancia sobre el controvertido asunto que, pese a que tuvo oportunidad de conocer a Alistair Little antes de rodar el filme, decidió esperar a terminarlo para hacerlo. "No quería tomar partido. Y cuando uno empieza a conocer a las personas tiende a implicarse emocionalmente, algo que quería evitar a toda costa", zanja.
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