sábado, 3 de abril de 2010

Un polvorín en el Cáucaso



P. BONET - Moscú
EL PAÍS - Internacional - 30-03-2010

La situación en el Cáucaso del Norte es el problema "más serio" de la política interior de Rusia. Así lo dijo el presidente, Dmitri Medvédev, en su último discurso sobre el estado de la nación y así lo indica la violencia de la que han sido víctimas miles de personas. Pese a todas las medidas militares, policiales, administrativas y económicas adoptadas por Moscú, el Cáucaso sigue siendo un foco desestabilizador que ha extendido su influencia a otras zonas del Estado. Desde la guerra de Chechenia, que fue su germen inicial, la semilla se ha ramificado en diversos conflictos superpuestos y mezclados, que se manifiestan en cada estallido de terror.

La vida cotidiana de los habitantes de Ingushetia, Daguestán, Chechenia y Kabardino-Balkaria, por citar cuatro territorios de cultura musulmana del Cáucaso, está marcada por el miedo a verse atrapados en alguna de las redes de la violencia que se superponen y se mezclan: policías contra extremistas y viceversa, policías contra inocentes confundidos con extremistas; representantes de las estructuras federales de seguridad contra sospechosos locales; ajustes de cuentas entre clanes locales y luchas de los extremistas islámicos o representantes del "islam limpio" contra los defensores del islam tradicional. En este último apartado, más de 60 dignatarios religiosos y familiares suyos han muerto víctimas de los extremistas, según escribía Román Silántev en enero en el suplemento religioso de Nezavísimaia Gazeta. En 2009, cinco imanes fueron asesinados y otros cinco fueron heridos, señalaba el experto, según el cual la guerra de los radicales contra los tradicionales ha afectado también a sofisticados miembros del islam tradicional practicado en el norte del Cáucaso y amenazado por el radicalismo. Éste se ha visto alimentado por ideas de justicia social y también por el desempleo. En el Cáucaso, los jóvenes siguen echándose al monte y nadie sabe exactamente cuántos son. Las cifras barajadas van desde varias decenas a varios centenares, pero el número de muertos es más elocuente y concreto.


Rusia-Chechenia, una historia de terror

- Deportación en 1944. La historia de las relaciones entre rusos y chechenos está plagada de violencia. El 22 y 23 de febrero de 1944, unos 400.000 chechenos e ingushetios son deportados por orden de Josef Stalin hacia Asia central y Siberia. Más de la mitad muere durante el viaje. En 1957, el presidente de la URSS, Nikita Jruschov, permite el regreso de los expulsados a sus hogares.

- La rebelión contra Moscú. Tras la desintegración de la Unión Soviética, el 9 de noviembre de 1991, la república de Chechenia-Ingushetia se levanta contra Rusia. El líder independentista, el general Dzhojar Dudáiev, había sido elegido presidente el 27 de octubre con el 85% de los votos. La revuelta provoca la separación entre Chechenia e Ingushetia.

- La primera guerra de Chechenia. Las tropas rusas entran en diciembre de 1994 en Chechenia para acabar con el movimiento independentista. Los combates se generalizan a toda la república. La resistencia de los independentistas fue feroz, sobre todo en Grozni.

- Ataques contra Rusia. El conflicto se extiende al territorio ruso. En junio de 1995, guerrilleros chechenos asaltan un hospital en la ciudad de Budiónnovsk, en el sur del país, y toman centenares de rehenes. El asalto rebelde y la posterior respuesta militar rusa causan más de 100 muertos.

- Un armisticio débil. Después de que Moscú matara a Dudáiev, el general ruso Alexander Lebed y el jefe checheno Aslán Masjádov firman un armisticio. La guerra ha causado 100.000 muertos.

- Segunda guerra. En septiembre de 1999, una oleada de atentados destruye varios edificios en Moscú, Buynask, Volgodonsk y San Petersburgo. Vladímir Putin culpa a los chechenos y logra el permiso del Parlamento para atacar con 30.000 soldados.

- Asalto al teatro Dubrovka. El 23 de octubre de 2002, en respuesta a la intervención del Ejército ruso en Chechenia, criticada por las organizaciones de derechos humanos, un grupo de radicales islamistas, muchos de ellos mujeres, toma el teatro Dubrovka, en Moscú, con 700 espectadores dentro. El rescate termina en desastre: las fuerzas de seguridad rusas asaltan el teatro y matan a todos los secuestradores, pero también perecen 150 de los rehenes.

- El régimen de los Kadírov. En 2003, en unas elecciones tachadas de fraudulentas, Ajmad Kadírov, hombre del Kremlin, es elegido presidente de Chechenia. Morirá un año después, en un atentado en Grozni. Moscú nombra para sucederle a su hijo Ramzán. Ambos están acusados de imponer la normalización en la república

a base de asesinatos y violaciones de los derechos humanos.

- Matanza en Beslán. El 1 de septiembre de 2004, un grupo de terroristas chechenos toma una escuela en Beslán, en Osetia del Norte, y la llena de explosivos. Dos días después, las fuerzas de seguridad rusas asaltan el colegio. La operación termina con la muerte de 331 rehenes, la mitad de ellos niños.

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