ERC insta
al Gobierno a informar de la desaparición, en 1970, de Bassiri
DIEGO BARCALA MADRID 22/11/2010 08:20
Toque de queda en El Aaiún, en octubre de 1975.efe |
La responsabilidad de
España en el Sáhara Occidental va más allá de su pasado como potencia
colonizadora. El pasado español en El Aaiún todavía mantiene víctimas por
reparar. No son ciudadanos anónimos los que murieron a manos de la policía
franquista. El fundador del movimiento independentista saharaui, Mohamed Sidi
Brahim Basir Bassiri, desapareció en una cárcel de Franco en julio de 1970 tras
ser detenido por la Legión. ERC ha pedido al Gobierno que elabore un informe
que aclare a sus descendientes el paradero del considerado primer mártir de la
causa saharaui.
Bassiri es un tótem del
pueblo saharaui. Su imagen preside el Museo de la Guerra en los campamentos de
Tinduf junto con los retratos de El Uali Mustafa Sayed, fundador del Frente
Polisario, y Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui
Democrática. La desaparición de Ba-ssiri se produjo el 17 de junio de 1970. Fue
detenido tras convocar una protesta en el barrio de Zemla (en El Aaiún) contra
una manifestación de adhesión a España organizada por Luis Carrero Blanco.
La policía disparó. Murieron entre cuatro y 11 saharauis, una veintena
resultaron heridos y decenas fueron detenidos.
El diario ABC
describió el suceso dos días después al más puro estilo de la dictadura:
"Se celebró una manifestación de adhesión a España que se desarrolló
dentro del mayor orden y entusiasmo. El mismo día, un grupo de jóvenes provocó
disturbios que hubieron de ser reprimidos por las fuerzas de orden público que
ocasionaron dos muertos de raza negra, que no han sido identificados como
saharauis".
"Aquellos sucesos
recuerdan mucho a lo que está haciendo Marruecos en El Aaiún. Hicieron una
represión selectiva para acabar con los cabecillas", analiza el catedrático
de Historia del Islam Contemporáneo en la Universidad Autónoma de Madrid,
Bernabé López García. La última pista sobre el paradero de Bassiri es del 16
de julio de 1970, un mes después de su detención. Ese día firmó su
declaración ante la policía. El consenso historiográfico dice que fue torturado
hasta la muerte y enterrado en algún lugar desconocido.
Bassiri tenía 28 años
cuando desapareció. Su biografía es la historia del Sáhara Occidental.
Perseguido por Marruecos por sus artículos prosaharauis, buscó ayuda en Argelia
y el franquismo lo trató de liquidar de la memoria saharaui. En 1969 fundó la
Organización de Vanguardia para la Liberación de Saguia El Ham-ra y Río de Oro,
considerada parte del génesis del Frente Polisario, que se creó cuatro años
más tarde, en 1973.
"España debe
entender que su responsabilidad alcanza otra dimensión más allá de la histórica.
El Gobierno dejó muertos guardados en el armario", denuncia el diputado
republicano Joan Tardà. ERC destaca que la Ley de la Memoria Histórica ampara
su petición al tratarse de un desaparecido más de la dictadura.
López García asegura que
los archivos militares y los testimonios de algunos miembros del ejército
destinados en 1970 a la ex colonia guardan las claves de su desaparición. "Un
militar retirado me aseguró hace un año que conocía el lugar donde fue
enterrado. Para salir de dudas habría que consultar el archivo del gobernador
del Sáhara en el momento, Luis Rodríguez de Viguri", apunta el profesor.
"La documentación
de la colonia salió con el Gobierno español, en papel y microfilmada. La
familia ha peleado para saber dónde está y qué pasó", destaca la autora de
Hijos de la nube: El Sáhara español desde 1958 hasta la debacle
(Cuadernos de Langre), Claudia Barona. Esta investigadora publicó la declaración
de detención de Bassiri en la que explica que habían grabado en un magnetofón
"un memorándum de lo que tenían que exponer al Gobierno". Entre sus
objetivos estaba "la independencia del Estado Saharaui, pero conservando
los vínculos y las relaciones con España", explica la petición en el Congreso
de ERC. "Es muy gordo que España lance ahora pelotas fuera, porque los
saharauis confiaban en que una futura potencia democrática apoyara su
causa", analiza el diputado Joan Tardà.
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